🕷𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 18🕷

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𝐄𝐥 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐫𝐨 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐨

-¿Me estás diciendo que estabas solo con esta chica, escapando de 8 momias?-le preguntó Nando a Leo, estábamos caminando para volver a Puebla, realmente le querías mandar una carta a tu padre, pero no tenías nada, aparte escuchabas la conversación de los dos chicos.
-Sí, y conforme avanzábamos por la mina, se hacía más y más oscuro. ¿Y sabes que hice?-
-¿Darle un besito?-dijo pegando la roca.
-¡Claro! Darle un besito...¡No!- este lo miró mal, en realidad, no estabas celosa, sabías que entre Leo y Valentina no hubo nada -¿Cómo le voy a dar un besito?¿No te digo que ahí estaban las momias? Y aparte a mí me gustaba _______-
-Uuuu, ______, me imagino a ti celosa por mi hermano-
-En realidad...-dijo Leo.
-Fue todo lo contrario- dijo la chica mirando adelante.
-¿Cómo que lo contrario?-
-Sí... La chica... Gustaba de _____-
-¡En serioooo!¡Jódemeeee!-este se reía, tú lo viste raro.
-¿Por qué... Por qué te ríes?-dijiste dudosa.
-¡No puedo creerlo! ¿Leo San Juan celoso de una chica que quiere robar a su novia?¡En tus sueños!-
Leo y yo nos miramos y no dijimos nada, Nando nos miró gracioso y se borró esa sonrisa.
-¿E-En serio?-
-Sí...-dijimos caminando de vuelta.
-Lo único que quiero es regresar a Puebla, con la abuela-
-¡Uy! ¡Yo con mi papá!-dijiste feliz -¡Y con Lucas!-
-Dígamelo a mí que estuve en el ejército realista, viviendo el peligro día con día-
-¿Peligro? Eras el encargado de la de pelar papas-dijo Leo.
-¡Sí! Me llamaban "El azote de las papas"-
Paraste de caminar -¿Y ahora?-mencionaste mirando a tu alrededor.
-Mmm... - contestó Nando- No, pues, no sé- nos encontrábamos con dos caminos.
-¿Cómo que no sabes? Si viniste desde Puebla-
-Pues, sí, pero pues estoy confundido-
-Mmm,valiente hermano mayor- dijo señalándolo con la mano, pero Nando le pegó -¡Ay!-
-No seas chillón- hablo caminando.
-¡Oye, me dolió!- lo siguió.
-Daaa, no se peleen- dijiste cansada.
Estuvimos toda la tarde hablando, y caminando, hasta que se hizo de noche, cuando seguimos vimos una luz atrás de una montaña rocosa, era una mujer intentando poner la rueda a su carroza.
-Una gitana- hablo Nando susurrando -Mira chiquete, cuña. ¡Ya tenemos aventón!- este se acercó -Buenas noches, señora gitana. Mal día para arreglar una rueda a mitad de ningún lado. Con los coyotes... Y las serpientes...-
-Y los metiches- hablo la chica.
Nando se río nervioso -Le propongo algo. ¿Qué tal si nosotros le ayudamos a cambiar su rueda y a cambio usted no lleva a Puebla?-
-¿Qué tal que me dejes en paz y se van por donde vinieron, eh?-
-¡Ay, está bien!¡Ya nos vamos!-
-No nos lleve a ningun lado, señora- habló Leo -Pero déjeme que le ayudemos-
-Bueno gracias-
Llamaste a Nando -¡Ayuda a levantar la carreta!-le dijiste acercándote, estos levantaron y pusiste la rueda, sin querer te apretaste el dedo.
-Ya quedó. Bueno vamos-dijo Nando llevándose. -Como se esforzaron tanto, me gustaría darles unas monedas en agradecimiento-esta buscó, sentiste como Nando volvió enseguida y extendió su mano -Lamentablemente, no tengo ni una. Pero les puedo leer la mano-
-¡Ay! ¡Ahora sí, ya vámonos!-dijo enojado.
Leo agarró su mano -¿Qué tienes?¿Que te pasa?-
-No nada-dijo nervioso, tú lo viste atenta.
-¿A ver? Déjame ver-le tomó la mano, pero a los dos segundos se puso nerviosa y señaló a unas líneas de la mano -¡Tú... Hay algo turbio en ti niño!-
-¡Qué!¿Qué tiene?-dijiste nerviosa acercándote. -Una energía negra y... Malévola, tienes dos líneas de la vida-
-¿Y eso... Es malo?-hablo Leo.
-¿Y tú qué crees?¡Claro que es malo! Mira, una línea es larga y llena de luz... Pero la otra es oscura, profunda y... Corta- Leo cuando escuchó eso sacó su mano enseguida -¿Acaso has visitado los mundos de las tinieblas?-
Leo te miro y tú también.
-Eh... ¿No?-
-¡Estás enfermo! Tanto contacto con la oscuridad ha terminado por contagiarte. La maldad corre por tus venas. Si vuelves a cruzar el Inframundo será tu fin-
Miraste asustada, no querías perder a otra persona más, la chica aún nerviosa te miró y agarró tu mano. Hizo lo mismo con Leo, pero en un momento cerro los ojos.
-Tú... Tú-
-¿Yo?-
-Tienes que dejar de entrar a lugares con auras oscuras... Si lo sigues haciendo, no terminabas bien-
Sentiste como tu piel se puso gallina, si estabas nerviosa con lo que le dijo a Leo, ahora estabas más.
-¿Cómo que voy a terminar mal?-
-Sí... Un día te agarra la fiebre y morirás, es más. Te aconsejo lo mismo lo que le dije al niño, no se les ocurra entrar de vuelta al Inframundo. Los dos tienen destinos horribles si hacen eso. ¡Ahora váyanse con los suyos y no paren hasta que regresen a su casa!- dijo empujandonos.
Te pusiste nerviosa, Leo miraba su mano y tú al frente traumada.
-¿T- Tú crees que es verdad?-
-No lo sé... Espero que no lo tenga-
-¿Y la gitana?-dijo Nando mirándonos, pero no le dimos importancia -¿Les hablo de las... Grandes cosas de que te depara el destino?-dijo burlándose.
-No ya... Ya ni me leyó nada-
-No, no hizo nada- dijeron nerviosos.
-Por qué traía prisa y no sé qué tanta cosa- hablan mirando su mano.
-¿Ves? Eso le pasa por andar de ofrecidos-
-¿Nosotros? Pero si lo de ayudar a la gitana fue tu idea- dijiste.
-Sí pero era ayudarla a cambio de llevarnos a Puebla y no por hacerme los niños buenos como ustedes-
-Al menos, nosotros nunca fuimos egoístas que jamás ha hecho nada por los demás- Leo lo empujó y caminó más rápido.
-¡Los egoístas son otros que se fueron sin avisar le a la abuela y la otra no le dijo nada al padre!- este se levantó y nos empujó a los dos.
-Nosotros no queríamos irnos- hablaste.
-Pues, igual te fuiste, ¿Y sabes quién cuidó de ella -dijo Mirando a Leo -Y ayudarlo a él?- habló mirándote -Mientras ustedes jugaban a hacer los héroes? ¡Yo!- y empujó a Leo, este se levantó y se tiró arriba de su hermano peleando.
Al ver que la pelea se fue de extremo, intentaste separarlos, acercándote a la espalda de Nando y empujándolo para atrás.
-¡Nando basta!-dijiste tirando para atrás, este con sus manos se soltó de ti y te empujó al suelo.
Debido al movimiento repentino, caíste al suelo llamando la atención de los dos, te sentaste despacio y te tocaste la cabeza.
-_____...- hablo Nando.
Leo lo empujó y se acercó a ti corriendo, te tomó de los cachetes, viendo si te golpeaste la cabeza.
-Nosotros realmente no nos queríamos ir- dijiste irando al suelo, sin ver a los dos Pero tuvimos que hacerlo, porque la vida de varias personas dependían de nosotros...- ahora lo miraste a Nando -¿Sabes las ganas de volver que teníamos cuando terminábamos cada misión que teníamos?-
Leo puso sus manos en tus hombros, no te iba a interrumpir, tenías razón.
-Ni siquiera sabes la mitad de todo lo que tuvimos que hacer, Leo casi muere, yo también, tuvimos que estar volando para llegar de un lugar a otro, arriesgarnos en un montón de ocasiones... ¿Tú crees que no gusta hacer eso?- hablaste con la voz cortada.
-Yo...-
Te levantaste y lo seguías mirando -Queríamos volver para estar con nuestras familias-
-La chica tiene razón... Lo más importante en esta vida, es la familia- hablo un viejito atrás de nosotros -Yo también fui joven alguna vez y también tuve una familia. Pero fui soberbio y creí que no los necesitaba. ¡Ahora míreme! Solo un viejo inútil que no puede valerse por sí mismo-
-¡No diga eso, señor!-habló Leo.
-Es la verdad. Vine a este pueblo buscando un estafador llamado Rupertino.
Que me engañó y me robó lo único que tenía, un ojo de venado. Han pasado muchos años, pero yo nunca olvido. El muy mequetrefe está engañando a la pobre gente de este pueblo-
-Pues, acúselo con la policía y déjese de cosas, anciano- Nando nos agarró las muñecas y nos obligó a caminar.
-¡Claro!¿Y quién le va a creer a un viejo como yo? Qué, a diferencia de su abuela no tengo nietos que me puedan defender- Leo se soltó y caminó hasta él anciano.
-¿Y dónde está ese ladrón?-
-¡Ay, no!¡Claro que no! ¿Estás loco?- habló bajito su hermano.
-¡Qué no oíste?¿No oíste todo lo que ha sufrido?-
-¿Y cómo sabes que es cierto?-
-Leo... Yo entiendo que eres una persona buena, lindo, respetuoso y todo eso. Pero no me da buena espina-
-¿Tú también?-
-Pues... Sí Leo... Yo siempre te voy a defender pero...:achicaste los ojos disgustada por la idea. -Lo más seguro es que ni existe el tal Rpertino-
-¿Y si, sí existe y le robó su única pertenencia? Si esto le pasara a la abuela, ¿A poco lo dejarías ir?- habló Leo mirando a su hermano.
El mayor bajo su cabeza rendido.
-____, tú quédate aquí, yo y Nando iremos-
-E-Está bien- dijiste viendo cómo se iban -Tonto Leo, no quiere escucharnos- dijiste susurrando y te acercaste al Señor con amabilidad.
-¿Viene... De muy lejos, señor?-hablaste.
-Sí... Desde muy lejos... Cuando escuché que Rupertino estaba aquí, vine lo más rápido que dan mis piernas-
Sonreíste debido al comentario ,seguías teniendo esa desconfianza.
-¿Se encuentra bien señorita?-
-¿Eh?, si, ¿Por?-
-La veo pálida... Y cansada-
-Es que... Hace unas horas se me fue la fiebre que tenía-
-¿Caminaste con fiebre?-
-Sí... ¿Por qué no?-
-Me sorprende, qué muchacha más fuerte-
No dijiste nada más, esperaste la llegada de tus amigos y lo viste correr hacia nosotros.
-¿Este es su ojo venado?-habló Leo adelante de nosotros y mostrándolo.
-Este mismo es- lo agarró con el palo que tenía. -¡Ese ojo de venado es mío!-se acercó un tipo -Y este hombre jamás lo había visto- y atrás de él llegó una niña.
El anciano se ríe -Ah, ¿No?¿Ya no te acuerdas de hace 12 años?- nosotros nos sorprendimos por la memoria que tenía, y la cantidad de años -Cuando viniste a mí... Suplicando mi ayuda- a este le cambió la voz a más seria.
-¡No!¡No puede ser!- este se lanzó intentando agarrar el ojo de venado, pero el anciano se corrió.
De su boca salió una risa muy malévola y muy diferente a su voz, Rupertino otra vez se lanzó y falló.
-Tonto-habló el viejo, este tiró mucho su brazo para adelante escuchando huesos crujir, después un tornado apareció alrededor de este y cuándo se desapareció... Se dejó ver a otra persona.
-¿En verdad creíste que podrías escaparte del Charro Negro para no pagarme?-

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𝑆𝐼𝐸𝑀𝑃𝑅𝐸 𝐴 𝑇𝑈 𝐿𝐴𝐷𝑂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora