🌺𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 33🌺

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𝐄𝐥 𝐚𝐠𝐮𝐚 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐮𝐜𝐢𝐨́𝐧

-¡Rápido por aquí!- dijo Leo tomando tu brazo. _____ agarro la mano de Diego y cayeron por donde Leo dijo, entramos a un agujero y caíamos.
Mientras más caímos se acercaban más, un chaneque se te había acercado, intentaste sacártelo pero no podías, entonces pegaste un grito, Leo te vio y le pego una patada al chaneque.

Te agarró del brazo y hizo que te acerques más a él.
-Váyanse. Nosotros los detendremos- hablo Leo dándose cuenta que al frente había dos caminos separados.
-NO, Leo, ___-dijo Nando estirando su brazo.
Miraste al peque y lo empujaste -¡Salva a Diego! ¡Váyanse!-
-¡Chiquitete! ¡_____!-
Leo te miró y tú también, aceptaste con la cabeza, Leo te abrazo fuerte como protegiéndote y chocaron con la columna que separaba el camino...

Los dos chicos, o sea, _____ y Leo se encontraban en un lugar desmayados.
_____ se encontraba abriendo los ojos, cuando los abrió se encontró Leo a su lado, este se encontraba de espalda para arriba y su mano se encontraba en tu panza.
Te sentaste rápido.
-Leo... Leo...- lo sacudiste, viste como una luz de color celeste apareció, fue ahí cuando el morocho se despertó.
La botella que tenía el, se había destapado, y el agua cayó al suelo.

Leo se levantó alterado al ver esto, toqué el suelo para ver si no era otra cosa, y mientras se iluminaba todo lugar se mostró un chaneque, este se despertó y no rugió.
Asustados retrocedimos, la bestia tomó un poco de agua y se empezó a achicar y se transformó en otra cosa, esta vez era una criatura tierna.
Se dio vuelta y salió corriendo, Leo y yo nos miramos, luego vimos un dibujo que se encontraba en la pared.

Me acerco un poco para ver, Leo se puso a mi lado y tocó la pared.
Entonces el agua se absorbió y el dibujo desapareció, luego una luz roja apareció.
-Lea quitamos su agua, su laguna- mencionó Leo.
Algo atrás de nosotros rugió, era un chaneque, miraste a tu izquierda y encontraste un agujero. -¡Vamos!- tomaste la mano de Leo y se metieron.
Caímos por el agujero, hasta que un momento vi una luz blanca y por fin salimos de ahí.

Nos quedamos un rato quietos, pero al ver que algo se acercaba nos paramos para irnos, pero el pie de Leo se atoró, me acerque y me agaché para sacar lo más rápido posible.
Entonces su pie salí salió y nos caímos al suelo, esa cosa se acercó, dándonos cuenta que era el caballo de Leo y Nando.
-Ah, eres tú- dijo Leo para levantarse y abrazarlo, yo me levanté y me limpié la pollera. -Vamos- dijo subiéndose y extendiendo su brazo para ayudarte, te acercaste y tomaste su brazo, subiendo.

Cuando arrancó abrazaste a Leo para que no te caigas, Leo te miró y su mirada se dirigió adelante.
-______, tengo una cosa que decirte- dijo mirándote de costado.
-¿Qué cosa?- corriste tu cabeza un poco al costado.
-Yo sé que hace un rato, nos dimos cuenta que ninguno de los dos podemos superar. Y es verdad. Mi amor hacia ti nunca desapareció, y yo sé que que terminértete en una carta estuvo mal, pero yo te sigo amando-

Abriste los ojos grandes, tus cachetes se tornaron a rojizos.
-Y espero que acepte mis sentimientos... De nuevo- esta vez se dio vuelta para mirarte, te mostró que su cachetes estaban en el mismo estado que los tuyos, y su mirada brillaba. Sonreíste, pusiste una mano en su cachete y te acercaste a él, dándole un beso a los labios, el morocho también puso su mano en tu cachete.
Cuando se separaron, tu mirada brillaba.

-Yo siempre te ame. Y nunca cambiará- le sonreíste, Leo sonrió más grande, se dio vuelta mirando para adelante.
-¡Agárrate bien de mí!- le hiciste caso -Arre- dijo para ir más rápido.
Estabas feliz, desde que ellos llegaron, la situación estaba tensa, pero al pasar el tiempo, esa atención desapareció.
Igual, ya te había dado cuenta que por el collar que Leo te seguía amando.

Seguimos por un rato arriba del caballo pero, vimos a personas y luego estaban Diego, Nando y mi tía.
Nando se encontraba desmayado.
-¡Despierta, Nando!- le dijo Diego para pegarle un cachetazo -Mira, aquí está Leo ____-
Y paramos al frente de ellos.
-¡Chisguete, _____! ¡Están vivos!- dijo acercándose a nosotros corriendo, estiraste tu brazo y ayudaste a Nando subir.
-Jajaja. Lo sabía- dijo abrazándonos -Les perdono por ser unos tontitos y romper su reliquia-
-Lo rompiste tú, bobazo- le dijiste.

Diego se acercó -_____, ¿estás bien?-
-Sí, estoy muy bien-
-Pero no es eso lo que quieren- hablo Leo mirando a Nando -Sacaron su laguna, así que quieren su agua-
-La presa-
Escuchamos una explosión en el refugio de los chaneques, todos miramos, mi tía corrió hacia un bolso y no los tiró, esta estaba llena de dinamitas.
-¡Vayan! ¡Vuelen la presa!- Nando agarró el bolso y el caballo empezó a correr.
-¡Corre tu cabello, ____!- grito Nando agarrándolo y corriéndolo.
-¡Lo siento, es el viento!-

-Chisguete, _____- hablo Nando asustado.
-¿Qué?- dijimos los dos mirando para atrás y el caballo paro de correr.
Algo gigante se dirigía hacia nosotros, era muy, pero muy grande, era un chaneque gigantesco. -Ay, ¡Jesús de Veracruz!- grito Nando, Leo le dijo al caballo que empezara a correr.
-¡Esa cosa es enorme!- dijiste agarrando más fuerte a Leo, esa cosa se acercaba más rápido. -¡Nos alcanza chisguete!- le dijo a su
hermano -¡Pícale!- el mayor te abrazó más fuerte, tú lo miraste y luego a la criatura.

Por poco, casi nos aplasta, pero el caballo saltó y mira hasta atrás y no viste a Nando.
-¿Nando?-dijiste preocupada.
-¡Ay! ¡Santísima Concepción!- dijo adelante, agarrado del cuello del animal, y sin querer puso su pie en la cara de Leo.
Los 3 miramos a la bestia, levantó su brazo, nos asustamos al ver que seríamos aplastados, unos rayos amarillos impidieron que pusiera su mano.

Nos miramos dudosos y miramos en la dirección de donde vino el rayo.
El globo aerostático se dejó ver después de unas nubes, y en el mastil vimos a Teodora como sujetaba las calaveritas, todos sonreímos al verla.
Leo agachó su cabeza y me bajó mi cabeza al ver que la el ancla se acercaba, agarró eso y tomó mi mano, Nando extendió su brazo y lo tomaste.

-¡Órale, vente!-
-¡Vámonos!- le dijo Leo y el caballo se fue, nosotros subimos.
Leo intentó subirte y pudo, y se agarró de la soga, volaban en el aire.
-O sea, sí gracias por salvarnos. ¿Pero por qué los puedo ver? ¿Y por qué estamos volando en un barco?.
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𝑆𝐼𝐸𝑀𝑃𝑅𝐸 𝐴 𝑇𝑈 𝐿𝐴𝐷𝑂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora