🌺𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 28🌺

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¡𝐓𝐞𝐧𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐢𝐫 𝐚 𝐛𝐮𝐬𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬!

-¿Se puede pasar?-dijiste en el medio de las escaleras.
-¡Sí pasa!- hablo Leo.
Subiste, les diste las tazas -Les traje para que duerman calentitos...-
-Gracias ______-
-Gracias-
-¿No les molesta si me quedo un rato?-
-No, no nos molesta-
Te sentaste al lado de Nando y tomaste un poco -¿Todo esta bien? Los veo... Raros-

-¡Sabes lo que pasa! Es que Leo no le cree a Diego. Después de todo él y tú me veían cosas-
-Ya te dije que eso ya está, no puedo ver nada después de lo qué sucedió- le contestó enojado su hermano -Aparte no lo podemos ayudar porque mañana tengo que irme al barco-
Cuando recordaste eso, te sentiste mal, a pesar de que estaban separados o incluso no podían hablarse... La idea de que se va a ir, te dolía, Leo te miró y miró a otro lado.
-¿Y tú ____? Por qué no le crees-

-Yo solo dije que no sé. En estos 5 años, sí he visto, escuché, sentí cosas... Pero mi tía dijo que no lo apoye con esas ideas... Puede ser que sí pero no sabemos-
-¿Y... A ellos... Los viste?- pregúnto Leo.
-No... Intenté varias cosas, pero ninguna funcionó. En el único lugar que sí los podía ver, eran en mis sueños, pero ellos nunca me vieron. Y mi tía, me dijo que no me arriesgue mucho en esas cosas... ¿Y tú Leo?-

-No...-
-No lo entiendo, pueden ayudarlo, puede ser que Diego realmente sí haya visto algo- Suspiraste, terminaste tu chocolate y te levantaste.
-Yo no Nando, Leo no pude ver nada, y yo no quiero volver a esas cosas- dijiste rascándote despacio el brazo -Buenas noches chicos, descansen-
Te estabas dirigiendo a las escaleras -Si necesitan algo, mi pieza es la que está al fondo a la derecha- y bajaste.

Era verdad lo que decías, tu tía dijo que ya no te metieras más en esas cosas, después de todo lo que le contaste, realmente se asustó por tu vida.

Te quedaste dormida, estabas durmiendo bien, pero sentiste como alguien te estaba moviendo. -_____... _____- pudiste ver a Leo.
Abriste los ojos grandes y te corriste por un costado nerviosa por el acercamiento del chico. -¡Ay!- dijiste en el suelo.
-¿T-te encuentras bien?-
-S-sí, ¿qué sucedió?-
-¡Nando y Diego se fueron!-dijo susurrando -Se fueron a tal laguna de niebla-
Te levantaste asustada.
-¿Qué? ¡¿Cómo que se fueron?!-dijiste hablando en el mismo modo -Son unos idiotas- dijiste poniendo de los zapatos.
-¡Vamos!-dijiste saliendo de tu pieza, salimos de la casa y miramos.
-Es por allá- empezaste a correr, Leo te siguió.

Corrieron hasta encontrarse un árbol gigante, lo miraron y escucharon ruidos, se giraron dónde se escuchó y fueron para un costado del árbol.

-¡Nando!- grito Leo empezando a caminar ¡Nando!-
-¡Diego!-hablaste tú, Leo te agarró la parte de atrás de la camisa, te detuviste y lo miraste, este estaba mirando una figura, era Nando.
Nos acercamos, pero nos dimos cuenta que era una rama, escuchamos ruidos atrás de nosotros, giramos para ver y otra vez atrás de nosotros.

Miramos por todos lados, pero justo escuché algo atrás mío. Grité chocándome con el, retrocedido y nos caímos, nos levantamos rápido y salimos corriendo, siendo perseguido por unas criaturas que eran oscuras y con la cara tenían algo.
Varias cosas intentaron agarrarnos pero los esquivamos, cuando íbamos a seguir, Leo se detuvo porque había un acantilado, algo nos agarró y nos tiró.

Leo se agarró de una rama y te tomó de la mano. Miraste para abajo asustada, luego vi a Leo, la rama que él estaba agarrando se movió y le sacó la mano, cayéndonos.
Leo cayó un poquito a la izquierda y yo caí cerca de un árbol, mi cabeza chocó con la madera, cuando abrí los ojos, mi brazo izquierdo fue atado por rihandas que salieron del suelo, asustada empecé a intentar soltarme pero no pude.

-¡______!-gritó Leo también estaba atado, viendo cómo la criatura se acercaban a mí.
Luego a mis piernas también fueron atadas, intenté sacarme las riendas del pecho, pero dejé de hacerlo cuando vi a la criatura cómo se acercó.
Levantó su brazo y lo llevó a mi pecho, alrededor del brazo salió una luz blanca.
-¡AHHHHH!-

-¡_______!- gritó de nuevo Leo desesperado por soltarse.
Varias criaturas se acercaron a mí y más rihandas salieron y se pusieron en mi cabeza.
Una luz blanca se hizo presente arriba de una colina asustándolos a todos y desaparecieron, Leo desesperado corrió hacia ti, en cambio _____, se desmayó...

Cuando abrí los ojos,me encontré que estaba en una casa.
-_______, despertaste- dijo Leo mirándote.
Me encontraba durmiendo en las piernas del chico, me levanté asustada.
-¿Dónde estamos?-
-En la casa de un brujo-
-¿Cómo?-
-Calma niña- dijo un señor entrando a su
casa -Están a salvo aquí-
-¿Quién eres tú?-hablaste.
-¿Qué eran esas cosas?- preguntó Leo, se ve que en el tiempo que estuve durmienda, el señor se la pasó afuera.
-Chaneques... o al menos eso solían ser- dijo yéndose a sentar, te sorprendiste.

-Pues, tuvimos suerte de que estuviera usted ahí. Ahora que lo recuerdo, lo vi antes en el pueblo- habló Leo, tú nunca lo viste por ahí.
-He estado donde he tenido que estar. Su destino no es acabar en las garras de las criaturas de la selva-
-Nando, Diego. Tenemos que ayudar a mi amigo y a mi primo- hablaste para correr, pero el señor te interrumpió.
-¿Ustedes solos? No, no. El Jaguar es fuerte, pero si están solos, más puede hacer contra la manada de ocelotes-

-Entonces acompáñenos- dijiste -Tú pudiste encontrar ellos-
-No es a mí a quién necesitas. _____ López y Leo San Juan-
-¿Ah?- lo miraste dudosa, luego a Leo.
Este tiro algo en el caldero, y un polvo azul frotó al techo, haciendo aparecer a Xóchitl y las calaveritas de azúcar, atrás de ellos estaba el barco aerostático.

Sonreiste grande, a tu lado aparece Teodora y Don Andrés.
Al lado de Leo los alebrijes, los dos estaban felices por ver una vez más a su amigos, pero luego desaparecieron y sus sonrisas también. -Eso era antes- habló Leo, tú lo miraste -Yo ya no puedo estar con ellos- Leo te miro.
-Y yo... No puedo verlos-
-Si el sol regresa cada día, luego de que se lo traga la noche, entonces tus amigos también pueden regresar. Llamen a sus amigos- dijo acercándose a a la puerta.

-Hazlo para salvar a tu hermano- lo señalo a Leo -Y a tu primo- dijo señalándote, salió, Leo y tu se miraron.
-¿Tú crees que nos va a ayudar?-
-Puede ser que sí, vamos- dijo tomándote la mano y salir corriendo juntos. -¿Podríamos estar con ellos nuevamente?- habló Leo poniéndose adelante del Señor.
-Solo de manera temporal, desde que se perdió el balance en estas tierras. Es lo más que te puedo ofrecer por ahora- empezó a caminar, luego paró y se dio vuelta, te señaló con el palo.

-Casi lo olvido, tú tienes que tener cuidado, todavía sigues teniendo ese poder raro para ver a los Espíritus. Solo que tú no lo quieres usar, si no hubiera llegado los chaneques te hubieran sacado tu alma- está con la punta del palo te chocó con el pecho.
Leo te vio, y se dio cuenta que el collar que te había regalado lo seguías teniendo, el señor se dio vuelta y siguió caminando, asustada miraste a Leo, que este ya te estaba mirando sorprendido.

-¿Lo... lo sigues teniendo?- miraste a tu pecho y te pusiste nerviosa al ver que se te salió el collar de la camisa nerviosa, lo agarraste y te lo metiste dentro de la camisa y caminaste adelante con los cachetes sonrojados.

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𝑆𝐼𝐸𝑀𝑃𝑅𝐸 𝐴 𝑇𝑈 𝐿𝐴𝐷𝑂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora