No hay cicatriz, por brutal que parezca,
que no encierre belleza.
Piedad Bonnett.
1
La llamada parece eterna. Bianca mueve sus dedos con nerviosismo mientras ligeras onomatopeyas escapan de su labios para intentar asegurar que comprende lo que oye. No puede gritar, no puede quejarse, no puede decir lo que piensa en realidad y por eso finge. De todos modos, es un estado habitual desde hace tres años, el de fingir.
FIngir que el accidente no le ha afectado, fingir que acepta su nuevo aspecto, fingir que puede ser feliz de todos modos.
-Lo entiendo, muchas gracias por estos años.- sentencia para, por fin, dar por finalizada la comunicación y lanzar su celular sobre el único sillón de su departamento.
No puede creer su suerte, al parecer el traductorado que tanto le había costado conseguir ya no era una profesión viable. La tecnología había desembarcado en forma de inteligencia artificial, para dejar a la suya de lado.
Sin poder contener su frustración se deja caer sobre el sillón y emite un grito para descargar la amargura que la invadía desde aquel espantoso día en el que su rostro, su alma y su vida habían cambiado sin vuelta atrás.
Las lágrimas comienzan a caer de sus enormes ojos negros y cuando su mano se decide a escapar del enorme buzo que solía usar para ocultarse, intenta limpiarlas para confirmar que su piel continuaba siendo tan áspera como la recordaba. Los surcos profundos en su mejilla derecha llegan hasta el nacimiento de su cabello y su párpado se ve engrosado causando una asimetría dolorosa a su mirada, una que había sido hermosa y ahora casi no puede enfrentar.
Sin poder contener su llanto, sus ojos empañados se dirigen al dorso de su mano, la cual ofrece una vista aùn peor a la de su rostro.
Una noche en la que creía haber alcanzado la felicidad absoluta, el destino se lo había arrebatado todo. Entonces unos labios regresaron a su memoria para acrecentar su dolor. Unos labios delgados pero elocuentes, en aquel rostro pálido pero perfecto a sus ojos. Unos labios que le habían manifestado su amor con tanta sinceridad para luego desaparecer para siempre y junto con él sus esperanzas de ser feliz.
Sus oídos aun podían recordar aquella canción que acompañaba el final de un concierto para el olvido. Una que continuaba oyendo, no porque fuera masoquista, sino porque era hermosa y era lo único que quedaba de aquella banda que había sido el sueño hecho realidad de su amado hermano, Pato, y sólo por él no deseaba olvidar.
Un nuevo llamado la sacó de su propia tristeza y se obligó a modificar la voz para no delatar su llanto.
-Hola.- respondió sin reconocer el número.
-Buenos días, señorita Bianca, me comunico de la empresa Alpha communication. Hemos recibido su currículo y estamos interesados en hacerle una entrevista.- dijo una voz que sonó a salvación con un acento extranjero.
-Hola, si, soy yo, muchas gracias.- respondió sin terminar de comprender de dónde habían obtenido su número, cuando apenas había sido despedida unos minutos atrás.
-¿Le parece bien este martes a las 11?- le preguntó la misma voz profesional y ella intentó vencer la sorpresa.
-Disculpe, ¿es para un puesto de traductora, verdad?- preguntó sin querer perder la oportunidad.
-En realidad es para intérprete, deberá intermediar entre nuestros clientes de habla inglesa y nuestros empleados.- respondió y frente al silencio del otro lado agregó:
-¿Eso sería un problema?- le preguntó sin terminar de comprender.
-No, no, por supuesto que no. Una pregunta más ¿sería con modalidad virtual?- preguntó ella sin querer arruinarlo.
El silencio al otro lado de la línea comenzó a ponerla nerviosa.
-Disculpe, sabe usted que le llamo desde Barcelona ¿verdad?- le respondió la mujer y la que hizo la pausa fue Bianca.
¿Desde Barcelona? ¿Que iba a hacer ella allí? se preguntaba mientras miles de ideas venían a su mente. En definitiva su vida no tenía nada de extraordinario, no desde hacía un par de años, solo salía para visitar a su familia y lo hacía cada vez con menos frecuencia. El último tiempo había visitado a su hermano en el hospital, pero él ya había sido dado de alta, por lo que no encontraba nada que la atara a Buenos Aires. De hecho había una razón de mucho peso para alejarse.
En sus visitas al hospital había coincidido con él, con sus ojos claros detrás de sus gafas, con sus labios finos que ya no decían te amo, con su figura igual a como la recordaba y eso la había devastado. Si la idea de su hermano de volver a juntar la banda prosperaba, debía alejarse. No se creía capaz de vivir en el mismo lugar que él, no después de descubrir que lo seguía amando. A lo mejor esta propuesta era su escape perfecto, nadie podía reprocharle nada, en definitiva se iba por trabajo.
-Si, si, claro. ¿Podría contarme más de la propuesta, por favor?- le pidió buscando darle formalidad a su voz.
Entonces oyó lo que la mujer le contaba. Era un trabajo bien remunerado, que podía realizar desde su casa la mayoría de las veces y que solo requería asistir a las oficinas una vez al mes, la ayudarían a buscar un lugar para quedarse y si estaba de acuerdo podría comenzar en menos de un mes.
Bianca respiró profundo y decidió aceptar sin pensarlo más. Tenía dinero ahorrado y podía pagar el pasaje, en definitiva sería uno de ida solamente. Sentía que le haría bien alejarse. Que lo necesitaba e incluso, una ligera esperanza comenzó a crecer en su corazón, creía que una nueva ciudad con personas que no conocían su historia podrían darle el valor para intentar volver a vivir, ya que lo que estaba haciendo hasta ese momento no se le parecía en nada a hacerlo.
Y así fue como en el mismo día, lo que parecía ser el fin del mundo pasó a ser el inicio de una nueva oportunidad. Bianca se acercó a su baño y con movimientos lentos retiró el pañuelo que cubría el espejo. Por primera vez en mucho tiempo se animó a enfrentar su reflejo y si bien las lágrimas volvieron a salir ingobernables, sus dedos recorrieron la cicatriz con pausa.
Esta era ella ahora y le gustara o no, debía atreverse a lidiar con ella misma.
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¿Qué ves cuando me ves? (Libro 2 de la saga del Rock)
Roman d'amourBianca acaba de perder su empleo. Gracias a la flamante inteligencia artificial, sus servicios como traductora no serán más bienvenidos y con ellos su conveniente trabajo desde su casa. Viéndose forzada a enfrentar el mundo real luego de que un acci...