Si el éxito se hubiera medido en lágrimas, esa noche no habrían quedado dudas al respecto. No hubo persona que no hubiera asistido a aquel show que no hubiera sufrido las consecuencias de la emoción que tiñó la atmósfera durante las tres horas que duró.Habían tocado como nunca, con ganas de aferrarse al amor que sentían, con esperanza, con anhelos nuevos, con la convicción de poder hacer algo bueno. Había tocado sus mayores éxitos y algunas canciones nuevas que habían escrito durante su ausencia que al día siguiente habían dejado de ser nuevas para contar con miles de reproducciones.
Les había costado dejar el estadio, la alegría de haberlo logrado sumada a la felicidad de contar con Bianca aferrada a la mano de Willy los llevaba a no querer separarse.
Regalos, videos, notas, llamados, todo era una locura, una que parecía nunca haberse detenido. Algunos aùn llevaban el maquillaje en su rostro y parecía no importarles, estaban tan felices que todo lo demás perdía interés.
Pero cuando por fin se disponían a continuar la fiesta en casa de Pato, un charco de agua inesperado desató un nuevo torbellino de emoción. May había roto la bolsa y la llegada de su pequeña era inminente.
-¡Vamos al hospital!- dijo Albert, siempre con su sensatez a lahora de enfrentar crisis.
-No tengo mi auto.- señaló Pato, los cuatro habían ido junto al manager y la desesperación de no poder llevar a su mujer comenzaba a abrumarlo.
La primera contracción afectó a MAy quien emitió un ligero grito de dolor justo cuando él se acercaba a asistir.
-Yo dejé mi auto cerca y creo que Ana vino con mamá.- le contó a Pato.
Rápidamente se separaron mientras Albert llamaba al chofer que había contratado para sumar vehículos.
Pato y May se subieron al primero, ella, Willy, Fede y Roy a otro. Todo era caos y nerviosismo, la adrenalina del show apenas vivido no colaboraba.
Ni bien las ruedas comenzaron a rodar Roy giró para descubrir que había olvidado a Ingrid, no olvidado por supuesto, pero al no verla en el auto se sintió algo tono.
-Va con Albert y Ana.- le dijo Fede al ver sus ojos preocupados. Entonces el cantante volvió a sonreír mientras se apretaba las manos con nerviosismo.
Llegaron al hospital minutos más tarde, May fue ingresada rápidamente y Pato quedó temblando en la sala de espera.
-No me gusta estar de este lado.- le dijo a Bianca quien lo había abrazado con cariño.
-Esta vez es por algo muy bueno.- le recordó ella y él volvió a sonreír.
Willy la miraba sin poder contenerse. Estaba allí, era real, se movía como si no quisiera ocultar su rostro y eso lo alegraba mucho.
Cuando la enfermera salió a buscar a Pato él aprovechó para acercarse.
-No pude decirte lo hermosa que estas hoy todavía.- le dijo al oído mientras entrecruzaba sus dedos con los de ella.
-Me encantó lo que hicieron.- le respondió May mientras tomaba un pañuelo de su bolsillo y comenzaba limpiar la mejilla de Willy con cariño.
Él tomó su mano y la retiró con pausa.
-Puedo dejarla ahí si lo necesitas.- le dijo con esa sonrisa que ella tanto amaba, pero Bianca negó con su cabeza mientras volvía a limpiarla.
-No necesito que cambies nada por mi, me esperaste, me tuviste paciencia, soportando cada uno de mis rechazos, creo que es hora de que te demuestre lo importante que sos para mi.- le dijo buscando en su bolsillo una cajita que, deseaba, aún fuera su deseo.
-Si todavía queres intentarlo con esta terca, egoísta y dañada mujer locamente enamorada de vos... yo también quiero.- le dijo y él se abalanzó para besarla sin dejar de sonreír.
-Sería un honor ser tu esposo.- le dijo tomando la caja para abrirla y por fin colocar ese anillo que llevaba demasiados años guardado.
Roy los observaba feliz, intercambio una mirada con Fede quien mostró su aprobación. Estaba feliz por Bianca, la quería mucho y haberse alejado a rehacer su vida siempre le había generado una culpa adicional. Lo que había pasado en el show hace años, no le había arrebatado a nadie de su familia, mucho menos a un amor, pero no por eso era indiferente. Bianca había sido como su hermana menor siempre y ver su rostro solo le recordaba que debía sentirse afortunado por lo que hoy tenía.
Entonces pensó en Ingrid y decidió escribirle, se suponía que venía en el auto de atrás y aún no había llegado.
La pequeña Mariana llegó al mundo pocos minutos después, recibió los besos de su madre agotada pero inmensamente feliz y las caricias de su padre llorando como un niño. Fue una noticia hermosa, una vida comenzando, nacida del amor que logra sanar, del amor que logra acomodarlo todo en su lugar.
Ese amor que Willy sostenía entre sus dedos acunando aquel anillo como triunfo de su perseverancia, de su convicción de saber que era real, de su corazón puesto al servicio de la mujer más hermosa a sus ojos. Una que no necesitaba piel de porcelana sin pestañas maquilladas, una que con solo mirarlo lo hacía sonreír. Una que había luchado contra sí misma para alcanzar la libertad que ahora le permitía amarlo completamente.
Y aunque el futuro fuera incierto, aunque las giras, su aspecto, o miles de circunstancias los pusieran a prueba ahora los dos sabían que siempre valdría la pena. Porque sabían lo que veían al mirarse, ahora sabían que era amor.
Pero el destino es traicionero, impredecible e implacable. Por eso mientras la habitación rebosaba de nueva vida, de esperanza y deseos de continuar, un cantante atractivo, con ojos del color del cielo y sonrisa irresistible no podía celebrar.
Porque la vida es así, maravillosa en un segundo y destructiva al siguiente. Y mientras Bianca y Willy conseguían su final feliz, una nueva historia estaba por comenzar, una en la que un corazón se apagaba, para no volver a amar jamás.
Fin... por ahora
Muy pronto la tercera y ultima parte con la historia de Roy ¿Ya quieres leerla?
No te pierdas: Nunca más volveré a amar
La tercera y última parte de esta sagaDolores es una joven idealista que no quiere depender del dinero de su padre. Está a punto de terminar su carrera y toma un empleo como niñera para ganar algo más de dinero antes de graduarse. Lo que no sabe es que le tocará cuidar a la pequeña hija del atractivo y viudo cantante Roy, una personalidad fuerte del rock, tan irresistible como arrogante.
Decidida a mantener su plan, enfrenta sus actitudes forjando una relación especial con la pequeña, aunque en el día a día soportar a aquel cantante se vuelva tan molesto como irresistible.
Ella es obstinada y él aún más, ella es entusiasta y soñadora y él un escéptico del amor. Pero, a veces, la persona menos esperada es la única capaz de convertir un nunca jamás en un para siempre.
Te espero con tu comentario ❤️🥰🙏❤️
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¿Qué ves cuando me ves? (Libro 2 de la saga del Rock)
RomanceBianca acaba de perder su empleo. Gracias a la flamante inteligencia artificial, sus servicios como traductora no serán más bienvenidos y con ellos su conveniente trabajo desde su casa. Viéndose forzada a enfrentar el mundo real luego de que un acci...