4 años antes
Las luces pintaban un escenario pequeño pero demasiado vivo, las personas saltaban al ritmo de la música y sus gritos eufóricos se confundían con los acordes de aquella canción que ya sonaba en todas las radios. Pato, Roy, Willy y Fede disfrutaban de hacer lo que más les gustaba en la vida.
Bianca saltaba a un lado del escenario alentando a su hermano con pasión, aunque no podía dejar de mirar al nuevo bajista. Uno que ni siquiera le había escrito un mensaje al número que ella misma le había dado demasiados días atrás.
Lo había intentado provocar con sus miradas en varios ensayos, hasta que su hermano prácticamente la había echado, había elegido los atuendos más provocativos, el maquillaje más sentador y palabras que llamaran su atención y sin embargo él ni siquiera parecía querer mirarla.
No podía creerlo, había sido la chica más popular en la escuela, una con la que todos querían salir y ahora que comenzaba la universidad, era consciente de las miradas que despertaba al recorrer los pasillos con sus cortas faldas combinadas con las zapatillas de moda. Y sin embargo, con él, todo parecía inútil.
Ni siquiera terminaba de entender qué era lo que la atraía de él. Era un joven que podría pasar desapercibido si así lo deseaba. Su cabello no destacaba, su cuerpo era delgado y si bien sus ojos eran hermosos, estaban ocultos detrás de unas gruesas gafas que no le hacían honor. Parecía el último hombre que hubiera elegido en la vida, pero ahora que ni siquiera lograba una palabra de su parte, se habia convertido en el único que quería.
Sin perder un minuto Bianca comenzó a aplaudir para celebrar el final de aquel concierto, los músicos comenzaron a pasar por su lado de a uno, su hermano la abrazó fuerte alzándola en el aire para hacerla girar y ella gritó de felicidad, luego Roy chocó los cinco y Fede, el baterista, lo imitó. Entonces llegó el turno de Willy, llevaba su bajo en la espalda y su mirada en el suelo, iba a pasar de largo cuando ella tomó su brazo con ímpetu.
-¿Ni siquiera un día como hoy vas a mirarme?- le dijo aumentando la presión en su brazo para evitar que siguiera su camino.
-Hola.- le respondió él sin mirarla aún y ella lo soltó con fuerza.
Estaba enojada, enojadísima. No podía creer que la ignorara de ese modo. ¿Qué le pasaba? ¿Tanto desagrado le producía? Casi zapateó en el suelo con los puños cerrados y sus labios en forma de trompa, como si fuera una niña a la que no le dan su capricho, justo cuando él regresaba sobre sus pasos y se atrevía a mirarla a los ojos.
Era tan hermosa que casi le dolía. La conocía muy bien, la había visto durante años recorrer los pasillos de su propia escuela con ese brillo que parecía iluminar cada paso. Moría por su sonrisa que siempre regalaba alegría, por sus dedos delicados saludando a cuanta persona cruzaba, por sus labios gruesos pronunciando palabras que nunca eran para él.
Ahora la veía incluso más hermosa, parecía haber crecido, sus mejillas rozagantes con su pómulos marcados combinaban a la perfección con sus ojos oscuros desafiantes y la forma en la que lo había sostenido había hecho volar su imaginación a otro escenario en el que no la hubiera dejado ir.
Pero no terminaba de entenderla. ¿Que había cambiado ahora? ¿Por qué había sido invisible durante tantos años y ahora parecía querer provocarlo? ¿Qué buscaba en él?
Sin lograr vencer su timidez la había intentado ignorar, aunque aquella tarea entrara en la categoría de imposible. Podía describir cada ensayo que había presenciado, lo que llevaba puesto, las veces que había sonreído y las veces que lo había mirado, podía recordarlo todo, pero no se creía capaz de responder. ¿Qué iba a hacer alguien como él con alguien como ella?
El era timidez, vergüenza, introversión y ella era histrionismo, valentía y encanto. Eran tan opuestos que no lograba creerlo. El recuerdo de sus pasos sin sentido en su cuarto, mirando, observando y analizando el papel con aquellos números de un teléfono que no se había animado a teclear, lo estaban volviendo loco. ¿Que se suponía que debía escribirle? ¿Cómo iba a lograr sonar espontáneo, cuando llevaba una vida soñando con ella? ¿Qué era lo que esperaba de él?
Bianca notó que seguía a su lado y giró con algo parecido a la vergüenza. No estaba segura de que hubiera visto su berrinche, pero no le gustaba pensar que así había sido.
Willy descubrió un ligero rubor en las mejillas y sus labios se curvaron hacia arriba mientras sus ojos sonreían también.
Bianca llevó sus propias manos a su cara intentado, inútilmente, cubrir el rubor, justo cuando él alzaba las suyas para tomar las de ella.
Sin dejar de sonreír liberó su rostro y se acercó aún más. Los gritos del público y la música aún sonando parecieron apagarse para ellos, que ajenos a la euforia que inundaba el lugar, se sumergieron en una burbuja cristalina donde nada más que ellos importaba, sin necesidad de palabras la conexión se había establecido y al parecer ninguno de los dos quería cortarla.
-Siempre te veo, si sos más linda que la propia Afrodita.- le dijo Willy logrando que ella sonriera también.
Entonces los músicos volvieron al escenario arrastrando a Willy con ellos, el público demanda más temas y ellos querían complacerlos.
Pato tocó los primeros acordes y los allí presentes parecieron rugir. Roy comenzó a cantar mientras Fede percutía su batería con entusiasmo. La banda sonaba sincronizada, sabían que tocar incluso sin hablarlo previamente, tenían precisión, carisma y compromiso, tenían la convicción de darlo todo para lograr que su sueño de ser estrellas se volviera realidad.
Pero, esta vez, lejos de concentrarse en su instrumento, Willy solo podía mirar a una persona, una que lo miraba sonriendo mientras bailaba al ritmo de la música dedicándole cada una de las palabras de la letra de esa canción. Una joven que seguía siendo demasiado hermosa para él, pero que, de repente, luego de haber tocado sus suaves mejillas, parecía haberse vuelto real.
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¿Qué ves cuando me ves? (Libro 2 de la saga del Rock)
RomanceBianca acaba de perder su empleo. Gracias a la flamante inteligencia artificial, sus servicios como traductora no serán más bienvenidos y con ellos su conveniente trabajo desde su casa. Viéndose forzada a enfrentar el mundo real luego de que un acci...