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La alarma resonaba en la habitación, su sonido agudo rompiendo el silencio de la mañana. Un nuevo día se asomaba, cargado de la rutina del maldito trabajo. Con un suspiro resignado, me senté en el borde de la cama, mis ojos aún entrecerrados por el sueño. Con dedos hábiles, apagué rápidamente el molesto sonido.

¿Trabajo? Ah, si... acabo de recordar que me despidieron.

Me deje caer en la cama tapandome el rostro con las manos. Lo único bueno es que podré dormir unas horas más, o tal vez todo el día.

...

Narra Federico.

Me levanté con la esperanza de encontrarme nuevamente con Yasmin en el café. Había pasado la noche pensando en ella, preocupado por cómo había terminado su día después de todo lo que sucedio.

La vida puede ser tan linda pero al mismo tiempo tan mala.

Cuando terminé de cambiarme, salí de mi cuarto con la idea de que hoy iría al café para ver nuevamente a esa chica.

Fede, ¿a donde tan arreglado? - preguntó mi mejor amigo Ian, mientras me veía con una sonrisa burlona

—Solo pensaba ir al café, ¿te gustaría venir? —respondí, tratando de disimular mi preocupación por Yasmin.

Ian arqueó una ceja, claramente intrigado por mi repentino interés en el café.

—Hmm, ¿y qué te lleva tan repentinamente al café? —preguntó con una sonrisa socarrona, como si supiera algo que yo no.

—Oh, nada en especial, solo quiero tomar un café y tal vez disfrutar del ambiente —respondí vagamente, esperando que Ian no profundizara en el tema.

Afortunadamente, Ian pareció aceptar mi explicación y asintió con una sonrisa.

—Bueno, suena como un plan decente. Iré contigo. Tal vez conozca a una chica linda también —dijo con una risita juguetona

Salimos juntos de casa, con Ian hablando animadamente sobre sus planes para el día mientras caminábamos por las calles hacia el café.

El sol brillaba en el cielo, pero mi mente estaba ocupada con pensamientos sobre Yasmin. Me preguntaba cómo estaría después de lo que había sucedido ayer y si habría regresado al café.

Al llegar al café, mi corazón latía con anticipación mientras buscaba con la mirada a Yasmin entre los clientes y el personal que iba y venía. Sin embargo, no la vi en ningún lugar.

—¿La ves, Fede? —preguntó Ian, mirando a su alrededor con curiosidad.

Negué con la cabeza

—Disculpe, ¿De casualidad usted sabe si vino a trabajar hoy una chica llamada...? - dijo Ian a un mesero que iba pasando, pero al no saber su nombre me quedo viendo, en espera de mi respuesta

— Yasmin. Se llama Yasmin - le dije

El mesero frunció el ceño por un momento, pensativo, antes de responder.

—Lo siento, amigo, no he visto a Yasmin hoy. Tal vez deberías preguntarle al encargado —respondió el mesero con amabilidad antes de continuar su camino.

Ian me miró con curiosidad, esperando mi reacción. Al no ver ninguna, puso una mano en mi hombro en un gesto reconfortante.

—No te preocupes, Fede. Tal vez esté bien y solo decidió tomarse un día libre. Seguro que la verás pronto —dijo con optimismo, tratando de levantar mi ánimo.

Tal vez es cierto, y espero que realmente la vuelva a ver.

...

Al llegar a casa y terminar de grabar el video que subiríamos la próxima semana, me senté en el sofá, dejando que el cansancio y la preocupación se mezclaran en mi mente. Ian se sentó a mi lado, su presencia reconfortante en medio de la incertidumbre.

—Te gusta mucho esa chica, ¿no? - dijo Ian

—Boludo, recién la conocí ayer, no te puedo decir si me gusta -  respondí

Ian soltó una risita, sacudiendo la cabeza con complicidad.

—Ah, pero se te nota en la cara. Estás preocupado por ella desde que llegamos al café. ¿Qué pasó ayer entre ustedes dos? —preguntó, con una mirada de picardía.

Me pasé una mano por el cabello, sintiéndome un poco incómodo por la insistencia de Ian.

—No pasó nada, solo tuvimos una conversación - respondí

—Te re encanta amigo, nunca te había visto asi, ya dime que pasó - insistió Ian mientras me hacía burla

—Es extraño, Ian. No sé explicarlo bien, pero cuando la vi, sentí algo diferente. Como si la conociera de otra vida o algo así. Es difícil de explicar.

Ian me miró con una sonrisa traviesa, claramente disfrutando de mi confesión.

—¡Ah, el amor a primera vista! —exclamó con teatralidad, haciendo una pausa dramática antes de continuar—. ¿Quién lo diría? Nuestro querido Fede Vigevani, el conquistador de corazones, ¡enamorado a primera vista!

Rodé los ojos ante su exageración, pero no pude evitar sonreír ante su actitud divertida.

—No es amor, Ian. Solo... algo diferente. No sé cómo explicarlo —respondí, tratando de restar importancia al asunto.

Ian asintió, su sonrisa aún presente en su rostro.

—Entiendo, Fede. Bueno, sea lo que sea, espero que puedas volver a verla pronto y averiguar qué pasa. Mientras tanto, ¡vamos a pedir algo de comida! No podemos dejar que el amor o lo que sea te haga olvidar el hambre —dijo con una risa, cambiando de tema para aligerar el ambiente.

Asentí, agradecido por el apoyo y la distracción de Ian.

—Sí, tienes razón. Comamos algo. Gracias, Ian —respondí, dejando que un poco de ligereza llenara la habitación. Aunque no entendía del todo lo que estaba sintiendo, sabía que Ian estaría ahí para acompañarme en el camino.

En mi próxima vida ; Fede Vigevani Donde viven las historias. Descúbrelo ahora