Epílogo

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Era un día perfecto en la Ciudad de México, de esos en los que el sol acaricia la piel con suavidad y el viento susurra entre los árboles, llevándose con él las preocupaciones del día a día. Un joven, caminaba por las calles, inmerso en sus pensamientos. Su andar era pausado, como si el tiempo no tuviera prisa, y en su rostro se dibujaba una leve sonrisa, casi imperceptible, que solo aquellos que lo conocían bien podrían detectar.

Al pasar por una pequeña cafetería, algo en su interior lo hizo voltear, casi sin darse cuenta. El aroma a café recién hecho, las risas suaves provenientes del interior, o tal vez, un recuerdo enterrado en lo más profundo de su memoria, lo hicieron detenerse por un segundo. Inconscientemente, sonrió, pero decidió no entrar. Continuó su camino hasta llegar a un parque cercano, un lugar tranquilo donde las voces de la ciudad se desvanecían, dejando espacio para el canto de los pájaros y el crujir de las hojas bajo los pies.

El joven se sentó en una banca, sacó un libro de su mochila y comenzó a leer. La trama le resultaba familiar, llena de emociones y giros inesperados, pero con un tema central que siempre lo había intrigado: el amor a primera vista. A pesar de la belleza de las palabras que leía, él nunca había creído en ese tipo de amor. Para él, el amor verdadero era algo que se construía con el tiempo, con esfuerzo y dedicación.

Mientras pasaba las páginas, una mariposa monarca se posó suavemente en el libro. El joven la observó con fascinación, siguiendo el delicado aleteo de sus alas. Era una criatura frágil y hermosa, como un suspiro del viento. Se quedó mirándola hasta que decidió emprender vuelo, elevándose hacia el cielo azul. Al alzar la mirada, algo captó su atención.

Frente a él, una chica estaba de pie, observándolo con curiosidad. Lo primero que notó en ella fue un tatuaje de mariposa en su muñeca, tan delicado como la criatura que acababa de volar. Sus ojos se encontraron, y en ese instante, el mundo pareció detenerse. El joven sintió un vuelco en su corazón, como si algo dentro de él despertara de un largo sueño. Supo, en ese preciso momento, que el amor a primera vista sí existía, y estaba allí, frente a él, en forma de aquella chica que lo miraba con la misma intensidad.

La escena se corta abruptamente, y la voz de una niña resuena en el aire

—¿Entonces así se conocieron ustedes dos? —preguntó, con incredulidad en su tono.

—Sí, así fue como nos conocimos —respondió el padre de la niña, con una sonrisa nostálgica.

—Bueno, tu papá exagera un poco, la verdad yo estaba viendo a la mariposa, no a él

La niña frunció el ceño y negó con la cabeza, cruzando los brazos.

—Mmm, no creo —dijo  — Me mienten, se que no se conocieron así...es muy.... iu...muy romantico.

Mientras seguían hablando, el timbre de la puerta sonó, rompiendo la conversación. El papá se levantó para abrirla, y apenas lo hizo, una sonrisa iluminó su rostro.

—Adivinen quiénes llegaron —anunció.

La niña corrió hacia la puerta, su expresión cambiando de incredulidad a pura alegría. Al ver a los dos hombres que habían llegado, gritó emocionada.

—¡Tíos!

Uno de los hombres, con una sonrisa afectuosa, se inclinó hacia ella y le acarició el cabello.

—Hola, Emma —dijo, con ternura en su voz —Tenía tantas ganas de verte.

El hogar se llenó de risas y abrazos, y en ese momento, el amor que había comenzado en un parque, con un libro y una mariposa, o  tal vez desde una vida pasada, se extendía ahora a una familia llena de recuerdos, historias y nuevas aventuras por vivir.





























En mi próxima vida









escrito por aylaxqw













En mi próxima vida ; Fede Vigevani Donde viven las historias. Descúbrelo ahora