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Abrí el estuche con cuidado y dentro encontré un hermoso collar de mariposa, delicadamente hecho con piedras azules que brillaban como el mar.

—Fede, es precioso - susurré, con los ojos brillantes de emoción.

Fede sonrió ampliamente y colocó el collar alrededor de mi cuello con ternura. En ese momento, sentí que el mundo entero se detenía a nuestro alrededor.

Solo éramos él y yo.

—Yasmin —dijo, mientras me veía a los ojos con una intensidad que me hizo sentir mariposas en el estómago— Quería darte esto como símbolo de lo que siento por ti. Eres tan especial para mí, más de lo que podrías imaginar. Cada momento contigo se vuelve único, y no quiero perder más tiempo sin decirte lo que realmente siento.

Sus palabras me llenaron de una calidez indescriptible. Mi corazón latía con fuerza, y por un momento, todo lo demás dejó de existir.

—Yasmin...¿Puedo ser tu novio?

—¿De verdad lo dices, Fede? —pregunté, mi voz temblando ligeramente por la emoción— ¿Es en serio?

Él asintió con seriedad, sin apartar la mirada de la mía.

—Es muy en serio, Yasmin. Quiero estar contigo, compartir mi vida contigo, si tú me lo permites. Quiero ser la persona que te haga sonreír todos los días.

Una lágrima de felicidad rodó por mi mejilla mientras sonreía, sintiendo cómo mis sentimientos se desbordaban.

—Sí, Fede —dije, tomando sus manos entre las mías— Quiero ser tu novia. Quiero estar contigo.

Nos abrazamos con fuerza, sintiendo la conexión profunda que había entre nosotros. Luego, Fede se inclinó y nuestros labios se encontraron en un beso tierno y lleno de promesas. Fue nuestro primer beso, y sentí que cada latido de mi corazón respondía al suyo. Nos besamos con suavidad, disfrutando de ese momento tan esperado.

Entonces, escuché una risa alegre y me di cuenta de que Ian había estado grabando todo el momento con su teléfono.

—SE VIENE EL SOBRIIII —exclamó Ian, mientras nos señalaba y  grababa con su teléfono

Fede y yo nos separamos riendo, sin poder creer la alegría del momento. Ian, con su habitual sentido del humor, corrió hacia nosotros y nos envolvió en un gran abrazo grupal.

—¡Felicidades, chicos! —dijo Ian, riendo y guardando su teléfono— Esto merece una celebración.

Nos miramos todos, llenos de felicidad y energía.

—¡Vamos de fiesta! —propuso Ian, saltando de emoción.

—Sí, pero primero tenemos que volver a CDMX para recibir a Parce —dijo Fede con una sonrisa— No quiero que llegue y no haya nadie para recibirlo.

Asentimos y nos preparamos para regresar. Empacamos rápidamente nuestras cosas y nos dirigimos al aeropuerto. El camino de regreso fue tranquilo, aunque mi corazón seguía latiendo con fuerza cada vez que miraba a Fede. El collar de mariposa colgaba suavemente alrededor de mi cuello, un recordatorio constante del amor que acabábamos de declarar.

Al llegar a CDMX, nos dirigimos al área de llegadas del aeropuerto y esperamos ansiosamente a Parce. Finalmente, lo vimos salir, arrastrando su maleta y con una sonrisa amplia en su rostro.

—¡Parce! —gritó Ian, corriendo hacia él para abrazarlo.

Parce respondió al abrazo con la misma energía, y luego miró a Fede y a mí.

—Hola, Parce —dijo Fede, sonriendo— Quiero que conozcas a Yasmin.

—Ah, la famosa Yasmin, ya vi la he visto en varias de tus historias —dijo Parce, riendo— ¿Y entonces? ¿Son novios o qué?

En mi próxima vida ; Fede Vigevani Donde viven las historias. Descúbrelo ahora