La luz de la luna iluminaba tenuemente la playa. Las olas competían entre sí por ser las primeras en acariciar la orilla, mientras las gaviotas se perdían en la línea del horizonte, seguramente buscando un lugar más cálido donde pasar el otoño, que ya se dejaba sentir en la temperatura de aquella noche.
El envolvente sonido de una guitarra, acompañada de la voz dulce y a la vez desgarrada de una mujer, resonaba en las esquinas de los acantilados que bordeaban la playa.
Hacía dos días que había vuelto a aquel pequeño pueblo costero que la había visto crecer. Nada más llegar había retomado sin pensarlo demasiado las viejas costumbres, como la de de refugiarse en aquella pequeña cala, con la única compañía de su guitarra y sus pensamientos. La luz del faro que parpadeaba en la lejanía, la brisa y el sonido de las olas la ayudaban a relajarse y dejar de pensar.
No pudo evitar recordar con nostalgia tiempos pasados. Varios años atrás, aquellos atardeceres los compartía con alguien. En esa época los acordes de su guitarra no se perdían en el aire, sino que ella los escuchaba, tendida en la arena, a su lado.
Ella, siempre ella. Una y otra vez.
Una nueva melodía se escapó de sus manos. Una melodía que pretendía sacar a la luz todos los sentimientos que la joven llevaba guardando durante los últimos cinco años. Soledad, impotencia, dolor, rabia, incomprensión... Pero sobre todas esas cosas, y a pesar de todo, también transmitía amor.
But I'm a creep
I'm a weirdo
What the hell am I doing here?
I don't belong here...
Las lágrimas acudieron a sus ojos sin que pudiera evitarlo. La música cesó y todo quedó inmóvil hasta que varias horas después, el frio entumeció los huesos de la joven, que decidió que ya era hora de volver a casa.
Para su sorpresa, la luz del salón estaba encendida. Entró con cuidado de no hacer ruido, y se encontró a su hermana dormida en el sofá.
- Jasmine, despierta- murmuró zarandeándola suavemente- Vamos a la cama, venga.
La luz de la lámpara de la mesilla impactó en los ojos de la chica, que tardó unos segundos en acostumbrarse a la claridad y despertarse del todo.
- ¿Dónde te has metido, Chiara? Llevo horas esperándote.
- He estado en la playa.
- ¿Otra vez allí?
- Mira, no quiero hablar de eso a estas horas. Me voy a la cama, y tú deberías hacer lo mismo si no quieres destrozarte la espalda en ese sillón.
Se perdió escaleras arriba, hasta llegar al que fue su cuarto en la adolescencia. La casa familiar se había convertido en un lugar algo ajeno, en los últimos cinco años eran contados los días que había pasado allí. Sus padres, que pasaban el año entre Menorca y Reino Unido, y su hermana Jasmine completaban el decorado de aquel escenario al que tanto le estaba costando volver.
Tras ponerse una camiseta de tirantes y un pantalón corto, se tumbó en la cama. Miró a su alrededor, dejando vagar la mirada por los objetos que decoraban las paredes y que le hablaban de otra época de su vida, de otra Chiara, de otra realidad. Sabía que esa noche, como las dos anteriores que había pasado allí desde que regresó, no podría dormir.
Volvió a levantarse y abrió el cajón de su mesilla de noche. Una sudadera descolorida de Adidas, que en su día fue negra, la esperaba en un rincón. Se tumbó de nuevo, y se abrazó a ella, impregnándose de su olor. Un aroma ya casi imperceptible en la tela, pero que sin embargo seguía intacto en su memoria.
Era todo lo que le quedaba de ella. Eso... y sus recuerdos.
CINCO AÑOS ANTES:
- ¡Chiara, te llaman por teléfono!
La voz de su madre la devolvió a la realidad. Llevaba horas intentando terminar una de sus últimas canciones, pero el último verso se le estaba resistiendo. No estaba concentrada, y llevaba un rato necesitando un descanso. Bajó corriendo las escaleras, sabiendo de antemano a quien se encontraría al otro lado de la línea.
- Hola Violenta- dijo sonriendo.
- ¿Cómo sabías que era yo?
- Porque te conozco, y siempre llamas a la misma hora.
- No si ahora resultara que también tienes poderes o algo.
- ¿Acaso lo dudabas?
- Mira que eres tonta... Bueno a lo que iba... ¡Ves! Ya has conseguido que me olvide para que te llamaba con tanta tontería.
- ¿Quedamos esta tarde? Lo mismo hasta has conseguido recordarlo para entonces- añadió, sabiendo la facilidad de su amiga para picarse por nada.
- Me parto contigo Kiki, en serio.
- Anda, si yo se que en el fondo te gusta que me meta contigo...
- Si, me encanta- dijo con una acentuada ironía.
- Bueno ¿quedamos o no?
- Por mi sí. Además, tienes que enseñarme tu nueva canción.
- Me parece que vas a tener que esperar, porque no está acabada.
- Que pena, con las ganas que tenía de escucharla...
- ¿Te paso a buscar luego entonces?
- Vale, te espero a la hora de siempre.
- Esta bien. Hasta luego Violenta.
- Odio que me llames así.
- Lo sé. Por eso lo hago – y colgó el teléfono sin llegar a escuchar la respuesta al otro lado.
Subía de nuevo las escaleras dispuesta a acabar la dichosa canción cuando la voz de su madre, Emma, la retuvo.
- ¿Era Violeta?
- Si, he quedado con ella luego.
- Hija, yo no quiero agobiarte, pero tienes que decírselo.
- Ya lo sé mama, ya lo sé- contestó sin detenerse, con el gesto torcido debido a la angustia que comenzaba a sentir. Su madre tenía razón. Solo quedaban tres semanas. Tenía que decírselo esa misma tarde
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Volvernos a encontrar.
FanfictionChiara regresa a su hogar tras cinco años sin tener noticias de Violeta, pero sin haber conseguido olvidarla. ¿Podrán volverse a encontrar?