CINCO AÑOS ATRÁS:
El sonido de unos pasos apresurados rebotaba entre las cuatro paredes del portal, en completo silencio salvo por el jadeo de sus pulmones fatigados. Incrementó el ritmo, llegando a subir los peldaños de dos en dos a pesar del ahogo incipiente que le oprimió el pecho. Giró al llegar a la última curva de la escalera y se contuvo de alzar el puño en señal de victoria al encontrarse a la morena de frente, apoyada con gesto burlón sobre la puerta de su piso.
- Y Chiara Oliver abre el marcador- eligió un tono insufriblemente orgulloso, mientras elevaba los brazos al aire saludando a un público imaginario, y ella no pudo evitar rodar los ojos con fastidio.
- Es imposible que hayas tardado menos que yo - pasó por su lado sin dirigirle ni una sola palabra más, decidida a abrir con su llave para alejarse de su cara victoriosa antes de que se le escapase la carcajada que luchaba por contener.
Cualquiera diría que habían terminado su cita no cita con una estúpida apuesta sobre que calle de las que rodeaban su apartamento les permitiría llegar más rápido, separando sus caminos en la intersección de ambas y echando a correr como dos locas para poder demostrar quien tenía razón. Pero si, así había sido. Nada de lo que había sucedido aquella noche había sido convencional, y no tenía ni la más mínima queja al respecto.
- ¿Me estás acusando de hacer trampas, Violeta? - el sonido de su voz, en la que ahora se distinguía un claro matíz de desafío, hizo que esta vez si se le escapara una mínima sonrisa. No conocía a nadie más fácil de provocar.
- ¿Yo? Jamás se me ocurriría semejante cosa- y se giró para devolverle una mirada cargada de ironía desde el punto medio del pasillo.
Sus ojos se detuvieron en el movimiento oscilante de las caderas de la más alta. Chiara caminaba lentamente hacia su posición, casi como un gato preparándose para dar caza a su presa en medio de la oscuridad. Sus pupilas dilatadas, oscuras como pozos en medio de un campo verde, le hicieron tragar saliva mientras retrocedía de espaldas, hasta encontrar con la piel de sus hombros la pared de su dormitorio.
- Más te vale, porque no pienso besar a alguien que pone en duda mi honor - alcanzó el cuerpo de la pelirroja mientras hablaba, enganchando ambas manos de las trabillas del pantalón vaquero que envolvía sus caderas.
- ¿Quién te ha dicho que quiera que lo hagas? - sacó su orgullo a pasear, aunque la verdad es que desde que se habían separado en el puente, unos veinte minutos atrás, no había deseado otra cosa.
- ¿No quieres? - y la sonrisa que lucía la morena dejaba entrever que no se creía ni una mínima parte de lo que estaba escuchando.
- Para nada - sus ojos, clavados en los labios finos que tenía delante, estaban decidiendo dejarla vendida y lo sabía perfectamente, pero quiso continuar un poco más con ese juego que solo servía para incrementar la potencia del deseo que llevaba un rato consumiéndolas.
- En ese caso, buenas noches Vivi, que duermas bien - la morena, sabiendo perfectamente las reglas que regulaban la tensión que flotaba entre las dos, apuró aún más los límites del cara a cara. Se moría por volver a besarla, pero aquel tira y afloja le despertaba un cosquilleo de excitación al que era difícil resistirse.
Violeta se mordió el labio al verla dar media vuelta y dirigirse hacia su propio cuarto. Tenía claro que ninguna de las dos quería que la noche acabara así, pero tampoco pretendía regalarle una victoria tan fácil.
Aprovechó esa pequeña tregua para hacer lo mismo, y abrió la puerta de su dormitorio con una sonrisa deslumbrante. La noche había ido mucho mejor de lo que se había atrevido a esperar, y ahora, mientras se lavaba los dientes y se cambiaba de ropa, se dio cuenta de que no había experimentado ni un solo segundo de incomodidad en las horas que habían pasado juntas. ¿Nervios? Si, sobretodo segundos antes de que sus labios se rozaran por primera vez. ¿Vergüenza? También, al ser consciente de la forma en la Chiara la miraba a veces, como si no existiera nada más importante en el mundo. ¿Incomodidad? Ni una pizca. ¿Y que esperaba? Kiki era su lugar seguro, y eso no iba a cambiar por mucho que lo hicieran los términos de su relación.
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Volvernos a encontrar.
FanfictionChiara regresa a su hogar tras cinco años sin tener noticias de Violeta, pero sin haber conseguido olvidarla. ¿Podrán volverse a encontrar?