10- Summer has come and passed...

4.4K 220 7
                                    

TIEMPO PRESENTE:

El final del verano había llegado, y por raro que pudiera sonar, lo agradecía. Faltaba una semana escasa para que comenzaran las clases del nuevo curso, y contaba los minutos que aún le quedaban para poder tener una rutina y distraer la mente durante al menos ocho horas al día. Necesitaba estímulos que le facilitaran el olvidar que el móvil de Violeta vivía en la memoria de su teléfono.

Durante todo el último mes había centrado sus esfuerzos en buscar un piso de alquiler que le permitiera salir de la casa familiar. Sentía que en el punto en el que estaba el cuerpo le pedía independencia para asentar las bases de su nueva vida. Si iba a quedarse en Menorca necesitaba un lugar propio. Siguiendo con las responsabilidades de su nueva condición de adulta, arregló los papeles en el colegio y se planteó retomar sus costumbres, como la de componer con regularidad. Incluso se entretenía buscando locales en los que pudiera actuar de vez en cuando, como había estado haciendo cada cierto tiempo en Newcastle. La ayuda de Bea había sido fundamental, las dos congeniaban, tenían gustos similares, y se encargaba de tranquilizarla al respecto de la adaptación a su puesto de profesora. Tenía el presentimiento de que le iría bien allí.

Aquel domingo había conseguido terminar por fin la mudanza al apartamento que había alquilado. Tras despedir a Jasmine y Ruslana, que le habían ayudado a mover sus pertenencias de un sitio a otro, cogió una cerveza de la nevera y salió a la terraza, su lugar favorito y principal motivo que le había llevado a decantarse por el lugar.

Todo en su vida parecía encaminarse. Septiembre siempre había sido un mes de comienzos, y recupero con nostalgia la sensación de tener todo un curso por delante, el olor a libros nuevos, la ilusión por encontrar caras conocidas en un aula después del verano. Iba a vivirlo desde el otro lado, pero le despertaba sentimientos parecidos. Su mente reprodujo escenas pasadas de otros septiembres lejanos en el tiempo. Ella cargando con una mochila amarilla más grande que su espalda, caminando por el patio de recreo al encuentro de una sonrisa gigante similar a la que lucía en su propia cara. La mini Violeta de su infancia le saludó con la manita, y no pudo evitar recordar su ultimo encuentro y los días que le siguieron.

Los días inmediatamente posteriores a la conversación en la cafetería se habían sucedido con rapidez, sin que pudiera precisar claramente en qué los había empleado. A pesar de haber aclarado en parte lo sucedido, el miedo a encontrársela de nuevo en un momento tan vulnerable para ella había provocado que huyera durante diez días a Bilbao, donde se había refugiado en casa de Martin y Juanjo.

La indefensión y el enfado se entremezclaban en su cuerpo a partes iguales, lo que le hizo pensar que en esos momentos le vendría mejor el punto de vista comprensivo del vasco antes que las pullas afiladas de Ruslana. No se equivocaba. Había pasado la mayor parte de los amaneceres sentada junto a el en la terraza del piso de la pareja, enrollados en la misma manta, y había aprovechado esos momentos de calma para desenrollar noche tras noche el ovillo de sus pensamientos.

-    No tenía ningún derecho a decidir cómo debía ser mi vida, Martin – esa mañana tocaba enfado.

-    No, no lo tenía. Pero era una situación muy complicada Kiks – él era mesura, empatía, capacidad de perdonar. Todo lo que ella no estaba pudiendo encontrar en su propio cuerpo.

-    Y después ¿Qué? ¿Eh? Cinco años tuvo para explicármelo, ¡cinco! Yo podría haberle ayudado joder... - se tapó los ojos con las manos, frustrada.

-    ¿Has pensado en como lo habrá pasado ella todo este tiempo?

No, no lo había querido pensar. Tenía derecho a estar enfadada y si intentaba ponerse en su lugar se le iban a desmontar los esquemas. Lo había pasado mal porque había querido, ella habría estado a su lado si la hubiera dejado. Quizá esto era lo que le molestaba en el fondo, el haberse perdido momentos tan complicados de la vida de la pelirroja, sin ni siquiera tener noticias de ellos... Se acordó de la frase que Violeta había dejado a medias y flaqueó. "Denna y yo hemos seguido en contacto este tiempo, sí. Me contaba como te iba...".

Volvernos a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora