3-Newcastle

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CINCO AÑOS ANTES.

Las semanas pasaron rápidamente entre preparativos y despedidas. Violeta había conseguido la beca en la misma universidad en la que estudiaría ella, y ya lo tenían todo preparado.

En el cuarto de la inglesa, Chiara pasaba la tarde con una de sus mejores amigas del instituto, Ruslana, quien no estaba ayudando en nada a calmar los nervios de la inminente partida.

-    Es que Kiki tía, a quien se le ocurre ¿pretendes vivir con ella sin que se entere de nada? Te vas a quemar.

-    Lo hemos hablado un millón de veces, Rus. Violeta no me ve así, y yo no pienso perder lo que tenemos.

-    Nunca entenderé porque estas tan segura de eso.

-    Mira da igual – realmente era algo que tenía asumido, en su cabeza no cabía otra posibilidad- Además, quien te dice a ti que no me enamoro de otra guiri, ¿eh?

-    Si, y yo soy rubia no te jode – la carcajada de la pelirroja retumbo en las paredes. A quien pretendía engañar...

Tras otra hora dándole vueltas al mismo tema, Ruslana y Chiara se despedían con la promesa de pasar las primeras vacaciones universitarias juntas. Chiara recogió una pequeña manta y se encaminó hacia el puerto. Al día siguiente Violeta y ella se marcharían, y como no podía ser de otra manera habían decidido pasar la última noche en la pequeña gruta de la playa. Lo tenían todo preparado para a la mañana siguiente tener solo que salir hacia el aeropuerto de Menorca.

- ¿No estás nerviosa Kiki? ¿No tienes miedo? - tumbadas en la arena, contemplaban el cielo a través del agujero del techo, sintiendo la suave brisa del mar acariciarles la cara. Románticas del romanticismo si eran.

- Hombre, un poco nerviosa si estoy. Supongo que lo normal para tantos cambios. Pero no tengo miedo. - Apartó la vista del firmamento y la centró en su rostro. - Y tú, ¿lo tienes?

- Si, un poco si.

- Vio, si no estás segura no tienes porque venir. – No pudo evitar que esa última frase saliera impregnada de temor ante la posible respuesta.

- No es eso, si estoy deseando irme. Me encanta la idea de vivir en otro país y lo sabes, y más si es contigo. – Al decir esto se acercó y se aferró a ella, abrazándose a su cintura. - Es solo que hay tantas cosas que pueden salir mal...

- Yo estoy segura de que todo va a salir bien- la estrechó contra su cuerpo, acariciando su pelo rojizo- ¿Y sabes por qué?

- ¿Por qué?

- Porque voy a estar contigo tonta.

Y así permanecieron, abrazadas, despidiéndose en silencio de aquella playa que las había visto crecer juntas, hasta que el frio caló en sus huesos y la inglesa decidió que era hora de volver a casa.

- Vio venga, vamos a casa- al ir a incorporarse se dio cuenta de que su amiga se había quedado dormida sobre sus piernas.

- Cinco minutos más- murmuró en sueños.

Sonrió con ternura y se levantó con cuidado de no despertarla. Una vez en pie cargó con ella en brazos y echó a andar hacia el pueblo con cuidado de no tropezar con nada.

Una vez delante de la casa de su amiga, buscó las llaves en sus bolsillos, lo que provoco graciosos sonidos por su parte, y se introdujo en la casa sin necesidad de encender la luz. Subió con cuidado las escaleras y llegó hasta el dormitorio. Una vez allí depositó a Violeta sobre la cama, le quito las zapatillas y cubrió su cuerpo con una sábana. Se sentó a su lado, y se dedicó a observarla mientras dormía.

Volvernos a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora