15- Perro ladrador...

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CINCO AÑOS ATRÁS:

La puerta del baño se cerró con violencia a su espalda. Chiara, que intentaba refrescarse mojándose la nuca y las mejillas frente al espejo, alcanzó a ver la silueta de Violeta avanzando con decisión hasta situarse a su espalda, sin apartarle la mirada a través del reflejo del cristal.

- Gírate – fue todo lo que dijo, pero el ardor que iluminaba el castaño de sus ojos le dio una pista de sus intenciones. Apoyó las manos lentamente sobre la superficie del lavabo, apurando sus movimientos, y finalmente hizo lo que había pedido.

En cuanto su cuerpo se detuvo, de espaldas contra el lavamanos, la pelirroja desvió la mirada a su boca y se mordió sus propios labios. Contaron tres respiraciones en esa misma postura, hasta que, por fin, ambas acortaron la distancia a la vez y colisionaron con violencia.

Fue un beso feroz, desesperado, salvaje. Un beso que hizo estallar la tensión en mil pedazos en el mismo instante en que sus lenguas se entrecruzaron. La morena aprovechó el momento en que Violeta tomó aire para contraatacar y cambiar posiciones, acorralándola entre su cuerpo y la pared del fondo. Apartando el pelo que se interponía en su camino, alcanzó con la lengua el lóbulo de su oreja y susurró:

- Odio este vestido – mientras lo decía, paseaba las manos por las costuras de este, recorriendo su cadera, la curva de su pecho, la parte baja de su espalda.

- ¿Ah sí? A mi me parece que te encanta – la pelirroja no supo de donde sacó la voz, porque el calor que sentía emanar por cada poro de su piel la estaba asfixiando.

- Me encanta, pero ahora mismo me está estorbando– devolvió su boca al punto de inicio para morder suavemente el labio inferior de la más baja.

- Seguro que encuentras la forma de apañarte – la pelirroja casi jadeaba, desesperada por sentir el tacto de la inglesa en zonas aún desconocidas para ambas. Mientras lo decía, agarró los cabellos de la morena con firmeza, haciéndole saber que necesitaba más, mucho más.

Chiara sintió la impaciencia en sus movimientos, y le regaló una sonrisa descarada mientras se alejaba de ella un par de centímetros. Violeta hizo el amago de protestar por el movimiento, pero acalló sus palabras al ver como se agachaba lentamente, quedando a la altura de su cintura y alcanzando con las manos el extremo inferior del vestido, en un claro intento por subirlo para conseguir acceder a su anatomía.

- ¿Crees que voy bien así? - preguntó mientras ascendía las manos por la cara interna de sus muslos, respirando sobre su mismo centro, cuando...

El sonido estridente del tono de llamada de su móvil le devolvió a la realidad. Estiró el brazo de manera automática para silenciar el aparato, y se colocó boca arriba luchando por normalizar su agitada respiración. Estaba teniendo un sueño tan real que sentía su cuerpo acelerado y próximo al golpe de calor. Abrió los ojos para encontrarse de frente con Ruslana, que, por suerte para ella, aun dormía profundamente. No quería ni imaginar las mofas de su amiga si le hubiera escuchado gemir el nombre de Violeta en sueños, como estaba segura de haber hecho.

Suspiró recordando la salida del día anterior. Después del baile, las dos habían decidido alejarse de manera inconsciente como medida de contención, aunque eso no impidió que sus cuerpos siguieran buscándose por la sala en cuanto se descuidaban y bajaban la guardia. Ambas utilizaron a sus amigos como barrera de protección y evitaron quedarse a solas en ningún otro momento. Un par de horas después, visiblemente perjudicados e incapaces de conducir, dieron por finalizada la noche y se repartieron para dormir entre los dos pisos.

Chiara, que sabía que iba a ser incapaz de descansar más después del despertar que le había regalado su mente, decidió que lo mejor iba a ser despejarse con una ducha fría. No temía encontrarse con Violeta pululando por ahí, pues había pasado la noche en el apartamento de arriba, con Denna y Alex. Por eso se permitió estirarse sobre el sofá del salón una vez cumplido el objetivo de rebajar su temperatura corporal. Sabía que aun quedaba un rato para que alguien diera señales de vida.

Volvernos a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora