43- There is a place

6.3K 316 62
                                    

Chiara cerró la puerta del aula a la espalda del último niño rezagado, luciendo una sonrisa tan alegre como siempre, que sin embargo, se convirtió en una mueca de concentración en cuanto se supo a solas. Se dio toda la prisa del mundo en recoger el desastre habitual que vivía sobre la mesa, embutiendo a presión sus objetos personales en la mochila, y guardando en el cajón las partituras que tenía desperdigadas, sin ningún tipo de orden o lógica interna.

En cuanto lo tuvo todo más o menos controlado, se apresuró a alcanzar el pomo de la puerta, y echando un último vistazo, apagó la luz y caminó hasta la sala de profesores a toda velocidad. Allí, sentada a la mesa con una taza de café en una mano y el móvil en la otra, esperaba Bea.

- Beatriz, deja de escribirle guarradas a Claudia un momentito y escúchame – la madrileña desvió los ojos de la pantalla con resignación, porque el tono de apremio en su voz le hacía saber que mejor no tenerla esperando – Venís las dos esta noche, ¿no?

- Pues claro, cualquiera te aguanta si no aparecemos por el cumpleaños de "tu novia".

Chiara se permitió el lujo de perder un segundo de nada en soltar una risa medio soñadora, medio orgullosa, por la forma en la que había tenido de recalcar esas dos simples palabras. Sabía bien el motivo. Llevaba tres días completos con ellas en la boca a todas horas, dejándole claro a todo aquel que quisiera escucharla su nuevo estatus social.

- Vale, pues acuérdate de que hasta las ocho nada, voy a recogerla ahora y tengo que darme mi regalo todavía.

- Que sí, vete ya cansina – se concentró de nuevo en lo que tenía entre manos mientras murmuraba por lo bajo – No me hagas imaginar que clase de regalo vas a darle...

La morena no se molestó en engancharse en uno de sus habituales piques, y comprobando por decimotercera vez que no tenía notificaciones pendientes de último momento, marchó en dirección a su coche. Tenía una pelirroja que recoger.

Media hora después, justo dos minutos antes de que el turno de trabajo de la reportera terminara, aparcaba frente a las puertas de la redacción, permitiendo que su cuerpo se relajara por haber llevado a cabo con éxito su misión. Por nada del mundo se planteaba la posibilidad de llegar tarde aquel día. Aprovechó esa tregua momentánea para pedirle una confirmación a Ruslana que no tardó en obtener. Todo estaba saliendo sorprendentemente bien para el caos en el que acostumbraba a moverse, y al contrario de lo que pudiera parecer, la idea más que tranquilizarle le hacía caminar con mil ojos esperando un revés inesperado del destino.

Solo cuando comenzó a detectar movimiento en las puertas del edificio, abrió la puerta del conductor y bajó del coche, adelantando el momento de tenerla delante de una vez. Porque claro que le había felicitado ya, había sido la primera en cantarle un cumpleaños feliz que recibió medio adormilada a las 00h justas a través de una videollamada, pero ni de lejos era comparable. Paseó la vista entre los miembros del personal que atravesaban la entrada acristalada hasta que, casi de las últimas, la localizó.

Sonrió con ilusión, porque nada, no había manera. Llevaba tres días intentándolo, repitiéndoselo frente al espejo hasta hartarse, y aun así no terminaba de acostumbrarse. Aquella mujer que parecía una modelo, con sus inseparables gafas de sol, sus labios de anuncio y su cuerpo perfecto, era ahora su pareja. Se le apretaba un nudo en el estomago cada vez que lo pensaba, el tipo de nudo que aparece cuando anticipas un momento futuro que estás esperando y que te hace morir de ilusión. Esa atadura no hizo más que tensarse cuando Violeta la descubrió desde su posición, apoyada contra el coche, y se dio prisa a su vez en cruzar la calle medio vacía que las separaba.

- ¿Qué haces aquí, Kiki? – fue lo primero que preguntó en cuanto alcanzó su cuerpo, en el que dejó reposar todo su peso. Porque no habían quedado en nada concreto para esa tarde, y aunque no tenía ningún tipo de duda de que la morena prepararía alguna sorpresa, no esperaba encontrarla allí.

Volvernos a encontrar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora