⩩ V. Entrenamiento

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König me dejó observar su entrenamiento, aunque sé perfectamente que es para mantenerme vigilada

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König me dejó observar su entrenamiento, aunque sé perfectamente que es para mantenerme vigilada.

Hacía demasiado calor en el campo de entrenamiento por lo que no juzgo al grupo de hombres que se encontraba sin camisa mientras trotaban o realizaban diversidad de ejercicios sin camiseta, todos liderados por la fuerte voz del austriaco.

Vaya hombre más exigente, agradezco a los mil dioses no ser su subordinada.

¿Cómo no tiene calor con ese pasamontañas puesto?

Él tampoco trae camisa, mis ojos pasan por su torso y brazos, está sudando pero aún así no se quita la jodida máscara.

Sé que estoy mirando más de lo que debo pero, joder, independiente de ser un grotesco es un hombre llamativo, está en buena forma.

No es que sienta atracción por él pero admito que se ve bien.

Lastima que un cuerpo tan bien tonificado venga ligado a un idiota.

Además de mí, otras mujeres de la base lo notan. Eso me parece grosero, Farah me habló de mi llegada aqui, todos conocen que el coronel se encuentra casado, pero aún así le revolotean al alrededor y lo mirar de forma tan lasciva.

Parece que es muy popular entre las mujeres.

Un rato largo transcurre cuando lo veo llegar a mi lugar secando el sudor de su cuerpo con una toalla que en sus manos se ve pequeña.

— Imagino lo pesado que debe ser para los demás ser liderados por tí. — Él se rió.

— Es un entrenamiento que siguen todos los días, es cómodo para ellos, incluso otros van directamente al gimnasio después de terminar aquí. Es solo que a tí te parece pesado. — Fruncí el seño.

— Claro que no.

— ¿Ah no? — Su tono burlón me empujaba cada vez más a decir la mayor estupidez que podría salir del mi boca.

— Podría seguirlo sin problemas, así que guárdate tus comentarios.

— Muy bien. — Se puso de pie, sus manos descansan en sus caderas y miró hacia abajo en mi dirección. — De pie.

— ¿Cómo?

— Levántate ______, Jetzt, es tu turno. — Mi cara de arrugó y él volvió a reír. — Aunque estás a tiempo de arrepentirte.

— No. — Mi cuerpo se tensó en cuanto me paré del lugar, sé perfectamente que me hará mierda pero mi orgullo me impide dejarme humillar así por él.

Yo me busqué esto.

Me llevó con Farah, quien se ofreció a prestarme uno de sus uniformes con una mirada preocupada luego de saber a qué me enfrentaría.

Trapped | KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora