⩩ XI. Niñera

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König intentaba ser más expresivo con sus palabras los días siguientes a nuestro encuentro, aunque aún limitaba un poco el tocarme pero era un enorme progreso de como era antes conmigo

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König intentaba ser más expresivo con sus palabras los días siguientes a nuestro encuentro, aunque aún limitaba un poco el tocarme pero era un enorme progreso de como era antes conmigo.

Si pudiera decir qué ha cambiado estos meses diría que mis sentimientos hacia el.

No solo me siento más unida a mi esposo luego de haber hecho el amor, sino también por cómo me ha hecho cambiar mi punto de vista sobre él.

A veces me pregunto si puede escuchar mi corazón cuando estamos acostados, cuando lo siento abrazarme y dejar besos en mi cabeza, acariciando mi cabello hasta que me quedo dormida.

Adoro su olor y las notas que me deja sobre la mesa si sale a trabajar antes de que yo despierte. No me ha dicho que me ama con palabras, ni yo tampoco, pero cuando me mira a los ojos siento que todo su amor envuelve mi cuerpo cálidamente y no quiero apartarme de su lado.

Amo al hombre que está a mi lado, amo el hombre en el que se ha convertido conmigo. Me siento tan segura a su lado y deseo que este amor se extienda cada día junto a él.

Estos días lo he estado acompañando a la base de vez en cuando, he tenido oportunidad de conocer a muchas personas gracias a Farah y a König. Recientemente se ha unido a mi círculo más cercano ese Kim.

Horangi es gracioso y amable, se mete mucho en problemas con tal de joder a König pero sabe perfectamente cuando debe ser serio.

— Tengo un nuevo trabajo para ti _________. — Horangi me recibió desde que ingresé en la cafetería.

— No vuelvo a pisar tu oficina Kim, creo que descubrí un nuevo olor ahí. — Me crucé de brazos y el rió entre dientes.

— Esta vez te tengo una nueva amiga. Necesito que cuides a la hija de uno de los tenientes. Hazme ese favor, tengo asuntos cercanos que arreglar con él. — Palmeó mi hombro. — Lo único que debes hacer es entretenerla por unas horas ¿De acuerdo?

— Muy bien. — Acepté.

Salió del comedor para volver a entrar minutos después con un hombre un poco más alto que él tomando de la mano a una niña que sostenía una mochila.

— Pórtate bien, papá regresará pronto. — Le dijo agachado a la pequeña. — Te la encargo. — Me dijo.

— No debe preocuparse, yo la cuidaré bien.

Me despedí de los militares y miré a la niña, regalándole mi mejor sonrisa para caerle bien.

— Que linda eres. Mi nombre es ________, ¿Cuál es el tuyo?

La pequeña apretó su mochila entre sus manos y sin mirarme respondió.

— Abril...

— Abril es un bello nombre. ¿Que tienes en tu mochila?

La pequeña sacó de allí un cuaderno y muchos lápices de colores, unas cuantas canicas y un sacapuntas.

— ¿Es todo eso tuyo? A mí también me gusta dibujar.

Ella asintió y empezó a trazar su lápiz por la hoja en blanco. Luego de unos minutos me empujó ligeramente sus colores.

— ¿Puedo? — Solo ví su movimiento positivo de cabeza.

Era agradable pasar tiempo con una niña tan tranquila como ella, y entre coloreos logramos entablar una plática simple.

— ¿Cómo es que estás aquí pero no eres militar?

— Es porque yo soy la esposa de uno de ellos.

— ¿Y dónde está tu esposo?

— Él está ocupado trabajando.

— ¿Trabaja tanto como mi papi? — Afirmé. — Él trabaja aún más desde que no está mi mami.

La miré y empezó a explicarme mientras pintaba.

— Mi papá me dijo que ella estaba cansada y por eso se fue a dormir, pero que volverá por mí algún día. No voy a desesperarme porque yo sé que ella se acuerda de mí. — La miré con pena.

— ¿La extrañas?

— Todos los días, pero no debo estar triste porque mi papi dice que ella se pone triste también. Así que la saludo todos los días junto a él.

— Eres una niña muy buena Abril.

Luego de un rato, decidí sacarla a dar un paseo por la base, era una niña bien portada pero también enérgica, me hizo correr detrás de ella durante un largo tiempo.

Me dejé caer en el pasto pero ella parecía tener la energía suficiente para seguir corriendo, solo se sentó allí porque yo no me movía.

— ¿Cómo es tu novio _______?

— Bueno... Él es un hombre difícil de llegar pero es muy bueno.

— ¿Podemos verlo?

— Podemos, si.

Me puse de pie y la tomé de la mano para caminar hasta la oficina de König, toqué la puerta pero abrí inmediatamente, él estaba sentado en el mismo lugar donde lo dejé.

— Esa pila de papeles no baja nunca.

Levantó su vista hacia mí al escucharme, sus ojos viajaron hacia la niña a mi lado y ladeó ligeramente la cabeza. Cuando se puso de pie Abril se escondió detrás de mi, apretando mi pantalón, eso me hizo reír.

— Calma, no te hará daño.

— ¿Quien es esa niña ________? — Me preguntó.

— Le estoy haciendo un favor a Horangi, es hija de uno de tus hombres. — Animé a Abril a que se acercara y se dejó ver por unos momentos.

— Ho... Hola señor.

Pero pronto regresó a abrazarse a mi lado, la sostuve y luego salió de la oficina.

— La llevaré a comer algo, eres intimidante.

— No lo soy. — Se defendió y se acercó a mi, envolviendo mis caderas con uno de sus brazos. — Quiero estar a solas contigo.

Dejé un breve beso en sus labios y lo alejé despacio parabacercarme a la puerta.

— Estoy ocupada ahora, pero volveré cuando vengan a recoger a Abril.

Abrí en cuanto lo ví asentir. Caminé con la niña nuevamente hacia el comedor

— Me da miedo. — Reí ante su comentario.

— No lo juzgues así, no es un mal hombre.

— ¿Tú lo quieres mucho? — Preguntó curiosa y sonreí

—Así es, lo amo mucho.

—Así es, lo amo mucho

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Trapped | KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora