⩩ XV. Luna de miel 2/2

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Cuando tomé conciencia de lo que hacía con mi cuerpo me encontraba boca abajo en la cama mientras él mordía mis nalgas, acariciando mi cintura con sus manos

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Cuando tomé conciencia de lo que hacía con mi cuerpo me encontraba boca abajo en la cama mientras él mordía mis nalgas, acariciando mi cintura con sus manos.

Levantó aún más mis caderas y con sus dedos abrió mi intimidad. Tanteó con sus dedos mi centro.

— Hermosa, tan lista para mí. — Susurró. — Voy a entrar Liebe.

Frotó su glande en mi entrada, buscando mi agujero para introducirse con calma. Un gemido largo abandonó mis labios al sentir que llegaba hasta mi límite.

Me aferré a las sábanas mientras mi rostro se desploma contra la cama. Él se pegó a mi espalda, tomando mis senos con sus manos para apretarlos ligeramente mientras se empezaba a mover.

Me encanta esto, me encanta él.

Su polla se abre paso cada vez más rápido en mi interior mientras besa mi nuca.

— König... — Gemí su nombre.

Lo sentía golpear mi interior hasta que se enderezó, tomando mis caderas con sus manos para moverme a su antojo mientras me penetra con fuerza.

Me tiemblan las piernas en mi posición.

Quiero sentirlo más.

Hasta que mi cuerpo piense que es un órgano que le pertenece, y mi sistema lo reclame como propio.

Scheisse. — Lo escucho maldecir y luego sale de mi interior dejándome vacía.

Cuando caigo sobre mis rodillas lo veo acostarse en la cama, abre sus brazos como si me esperara.

— Ven aquí, kleiner Hase.

Haré todo lo que él me pida.

Iría hasta el mismo infierno a buscarlo.

Subí sobre sus piernas cuando me tomó entre sus brazos, levantándome.

Volvió a llenarme dejando que sintiera como acaparaba todo mi interior, jadeando.

Empecé a dar ligeros saltos sobre él, escuchándolo gruñir bajo mis propios gemidos. Aceleró mis sentones él mismo, ayudando a moverme.

— Oh Liebling, te amo. Te amo tanto. — Mis sonidos fueron su respuesta.

Se movía junto conmigo, la fuerza de sus embestidas me nublaba la vista por el calor acumulándose en mi cuerpo.

— K... König, por favor... — Quería venirme, necesitaba venirme.

Schatz, recíbeme.

El sonido obsceno de nuestras pieles y gemidos se escuchaba en toda la habitación, podría decir que hasta en los alrededores.

Siguió penetrándome hasta que no pude más, dejando ir mis sensaciones. No se detuvo, golpeándome con fuerza un par de veces más hasta que lo escuché agitado.

Bitte.. Bitte Prinzessin... Toma a mis hijos. — Dijo con sus movimientos profundos en mí mientras sentía un líquido tibio llenarme.

Se detuvo por fin y me desplomé sobre él, intentando regular mi respiración por lo que acababa de pasar.

Él acarició mi espalda y luego salió de mí, admirando el desastre que dejó en mi interior.

— Voy a levantarte amor. — Avisó.

Tomó mi cuerpo entre sus brazos para caminar hacia el baño, dejándome sentada en la tina mientras abría el grifo, activando el agua tibia.

Suspiré cuando la sentí caer, mojando mi pelo y espalda.

Tomamos un baño juntos, él se encargó de limpiar y frotar con delicadeza mi cuerpo y lavar mi cabello.

Tomando mi mano para ayudarme a salir y envolverme en la toalla para secarnos. Me puse unas bragas y cuando iba a buscar un camisón él me detuvo.

— Por favor quédate así. — Me hizo sentar a espaldas suya y pasó sus dedos por mi cabello.

Está trenzándolo.

¿Cómo es que este hombre tiene la paciencia para peinarme?

Cuando terminó me giró y pude ver cómo sonreía, dejó un beso en mi frente e hizo espacio en la cama para que ambos nos acostáramos.

Me jaló para que descansara entre sus brazos, sonreí como una tonta enamorada cuando me envolvió.

Acariciando mi cabello mientras los latidos de su corazón eran mi canción de cuna, rindiéndome ante el sueño.

Acariciando mi cabello mientras los latidos de su corazón eran mi canción de cuna, rindiéndome ante el sueño

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Trapped | KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora