⩩ XIII. Matrimonio 0.2

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Al amanecer no sentía a König a mi lado, abrí los ojos y pude ver un vestido largo color verde, sobre él una nota:

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Al amanecer no sentía a König a mi lado, abrí los ojos y pude ver un vestido largo color verde, sobre él una nota:

"Ponte esto y baja al área central.
Te estaré esperando."

Llevé el vestido hacia mí para apreciarlo mejor, no tenía mangas y mantenía un ligero pero no vulgar escote, tenía detalles de flores rosas al final y una apertura desde mitad hasta abajo.

¿Dónde lo había conseguido?

Me paré para tomar un baño y arreglarme, me recogí el cabello y salí con el vestido que escogió para mí, en mi pecho descansaba aquel dije que me regaló.

No fue difícil encontrarlo, König era un hombre demasiado alto. Me acerqué a él y sus ojos se achinaron.

— Sabía que te quedaría perfecto.

— ¿Dónde lo conseguiste?

— Tengo mis trucos. — Se encogió de hombros y tomó mi mano para caminar.

Nos adentramos en una especie de teatro donde las luces estaban apagadas. Luego de unos segundos lazos de fuego y formas empezaron a desplazarse por el escenario, empezando a hacer acrobacias y malabares. Al igual que yo la gente a mi alrededor estaba atenta al espectáculo, aplaudiendo de vez en cuando, pero sentí la mirada de König sobre mi durante todo el show.

Estuvo trasladándome a actividades todo el día, siempre he sabido que es un hombre con mucha dignidad pero verlo participar en una carrera de bicis me hizo sentir que lo hacía para verme feliz.

— ¡Señor no es justo!

— ¡Usted es más grande!

Un reducido grupo de niños se acercaron para discutir con König, él solo se cruzó de brazos.

— Aprendan a perder.

El premio fue entregado al hombre mientras los niños refunfuñaban. Un oso del tamaño de un niño. König me miró por un momento y después a los niños, así que sin más les lanzó el oso.

— Tengan.

El tomó mi mano para caminar.

— No sabía que eres tan amable con los niños.

— ¿Amable cómo? Solo se los di para que lucharan a ver cuál era merecedor del premio.

Al anochecer estaba realmente agotada, pensé que iríamos a la habitación pero König me guió hasta otro sitio, adentrándose entre los árboles y escalando un poco tomando mi mano, me quejé brevemente

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Al anochecer estaba realmente agotada, pensé que iríamos a la habitación pero König me guió hasta otro sitio, adentrándose entre los árboles y escalando un poco tomando mi mano, me quejé brevemente.

— Un poco más Schatz, tengo un destino más en mente.

Luego de caminar unos minutos nos detuvimos en un pequeño tramo de colina dónde había una vista preciosa, había un mantel en el pasto al igual que algunas velas apagadas que encendió cuando llegamos, habían flores distribuídas por el lugar, me tomé un rato para admirar todo.

— Ven aquí. — El hizo que me sentara, para luego hacer lo mismo frente a mi.

— ________, no hay nada que me haga más feliz que tu tiempo junto a mi, haces sentir mi corazón tan tranquilo.

Sus manos viajaron hacia atrás, tomando algo entre ellas.

— Cierra los ojos. — Obedecí. — Siento que eres capaz de hacer que saque todo lo bueno de mi para entregártelo solo a ti.

Sentí sus manos sobre mi cabello y luego algo posarse sobre mi cabeza, eran flores.

Una corona de flores.

Meine Königin, no hemos empezado con el pie derecho pero quiero construir algo nuevo para ti. Me gustaría que tuviéramos una ceremonia aquí, con nosotros como testigos.

— ¿Qué quieres decir?

Él se acomodó, poniéndose de rodillas y tomando mi mano.

— Quiero que aceptes ser mi esposa de nuevo, pero esta vez consciente. Por favor Liebe, cásate conmigo.

— König...

— Quiero empezar como se debe, quiero darte todo lo que te mereces.

Suspiré, él me quitó el anillo con cuidado y sacó el suyo de dentro de su camiseta.

— __________, mi amor, ¿aceptarías ser mi esposa?

Asentí embobada por él. Puso mi anillo de nuevo en mi dedo, dando besos a este y decidí ponerle el suyo también.

— Te amo, eres la única mujer a la que he amado y para la única que hay espacio en mi corazón.

Besó mis manos y entrelazó nuestros dedos.

— Eres la razón por la que me siento en paz, y seré capaz de luchar cuánto quieras, solo si tú me lo pides.

Envolvió mi rostro con sus manos y unió sus labios con los míos unos segundos, hasta que lo sentí susurrar.

— Empecemos de nuevo, déjame amarte bien.

— Empecemos de nuevo, déjame amarte bien

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Trapped | KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora