⩩ XXIV. Demencia

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Perspectiva protagónica

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Perspectiva protagónica

Mis padres me reciben con gozo cuando llego a casa. Estoy agitada de tanto correr, tengo que ayudar a König. Su padre de nuevo le ha hecho daño.

Pero aunque intento explicarles desesperadamente ellos me callan, están felices. Me notifican que nos mudaremos y me desespero más.

No podemos.

No cuando él me necesita.

— ¿Recuerdas que te dijimos que cuando seas una niña grande te dejaríamos ayudarnos a ganar dinero? Ha llegado ese día cariño, ya conseguimos a alguien que nos va a ayudar. — Mi padre habla, acariciando mis brazos.

Mi familia tenía problemas económicos, que se intensificaron cuando empezaron a apostar. Ese vicio vació aun más el dinero.

Me dolía ver a mi madre llorar, no quería que mi padre le gritara porque no teníamos nada, por perder o por ser de mala suerte para él.

Vendía mi ropa o mis juguetes para poder darle mis monedas a mamá, pero a ella eso no le gustaba.

Dijo que cuando llegara el momento sería útil. Pero no quería que el momento fuera cuando König más me necesitaba.

Y yo lo abandoné.

No pude negarme, era mi deber obedecer.

Por lo que al ver mi ropa incomoda y el cómo me ataban me asusté.

— No va a pasar nada chiquita, ahora tendremos mucho dinero. El pago de hoy ha sido grande, estás siendo una niña muy buena. Sigue así. Si te portas bien obtendremos una comisión.

Mi mamá era la encargada de prepararme y ponerme linda para sus clientes. Quise aferrarme a ella para que no me dejara allí. Después de todo sé que mi madre me ama, que ella solo hace esto para no enojar a mi padre.

Yo sé que le importo.

— Pórtate bien. Mamá estará escuchando desde el otro lado para evitar que sean demasiado bruscos. No debes morir ¿De acuerdo?

Dejó un beso en mi cabeza y en cuanto salió un hombre robusto entró, me quedé congelada en mi lugar. No es como si pudiera correr o escapar, las cuerdas eran lo suficientemente fuertes para impedirlo.

Pero en cuanto pasó sus manos por mi piel me dieron ganas de salir disparada. Esto no me gusta.

— Me encantan las niñas vírgenes, tan lindas como tú.

Trapped | KönigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora