Trapped | König

⩩ XVI. Luciérnagas

Desde que llegamos del viaje König y yo nos hemos vuelto más expresivos.

Me siento como una calcomanía con él, me gusta estar a su lado y disfrutar las emociones que me provoca.

Lo acompaño al trabajo o aparta algún día para quedarse en casa conmigo y ver una película o salir a pasear.

Hasta me ha dado clases particulares con las armas, enseñándome lo básico, no soy muy buena pero lo estoy intentando por él.

Definitivamente amo a mi esposo.

Es un hombre amable y atento, siempre trata de hacerme sentir bien.

Pero esa no es la única razón por la que me siento tan unida a él.

Estos días me han dado náuseas, la sensibilidad que he empezado a sentir y la hinchazón de mis senos me ha dado esperanzas.

Quizá debí atribuirlo a los síntomas pre-menstruales pero compré una prueba de embarazo, quería estar segura. Necesitaba estar segura.

Y mi corazón se llenó de emoción cuando ví el positivo.

Estoy esperando un hijo de él.

Estuve esperándolo en casa para la noticia durante todo el dia, ilusionada. Por lo que hice cena para ambos para decirle después de esta.

Él lucía contento por mi atención y yo cada vez me sentía más impaciente. Me ayudó a lavar los platos y le dije que me espere mientras hago un par de cosas.

Estaba buscando la prueba, la metí a mi bolsillo y lo busqué, él estaba en el jardín.

Estaba oscuro, cuando me acerqué noté que tenía algo brillante dentro de un pequeño jarrón que cubría con su mano.

Una luciérnaga.

— Amor ¿Qué haces? — Pregunté mientras envolvía mis brazos alrededor de sus hombros por la espalda.

— Atrapé una luciérnaga, es linda.

Asentí, caminando hasta sentarme delante de él.

— Lo es, mi amor. Pero la estás privando de su libertad.

— Me gustan las luciérnagas.

— Pero eso no significa que debas alejarla de su ambiente natural. No puedes obligarla a quedarse contigo, no está bien y puede morir.

Lo sentí suspirar, bajó la cabeza.

— No fuerces las cosas, un bicho debe ser libre.

Asintió, como un niño regañado. Retiró su mano de la tapa y la luciérnaga salió rápidamente, está vez volando hacia mi mano extendida.

— Si te gustan solo debes ser paciente y sucederá. Todo sale mejor cuando tu corazón se siente tranquilo por haber hecho las cosas bien.

Le sonrío para que no sienta que lo estoy regañando, cuando esa pequeña luz vuela alto tomé sus manos. Sus ojos azules tomaron los míos en la oscuridad y mi corazón latió con fuerza.

Mi esposo.

El padre de mi bebé.

Antes de que pudiera hablar él me ganó.

— __________, dulce, hay algo que debo decirte. — Frotó mi mejilla y cerré los ojos. — Tengo miedo de perderte Meine Liebe.

— No vas a perderme.

— No es eso Schatz, yo... — Él puso mis manos en su frente, buscando mi consuelo. — No me odies, por favor.

— ¿Que sucede amor? — Pregunté en voz baja, estaba preocupada.

Sus ojos llorosos al mirarme, mi corazón se arrugó al verlo así. Intenté impedir que llorara pasando una de mis manos por su mejilla y el se acurrucó contra ella, tomándola entre las suyas, como queriendo sentir la calidez que intentaba transmitirle.

Interrumpidos por el sonido de su celular, él resopló y lo tomó. Pude ver el nombre de Horangi en la pantalla.

— ¿Puedo contestar? Será solo un segundo.

Asentí y se puso de pie. Lo ví marcharse hacia la puerta de la casa. Saqué la prueba para verla entre mis manos con una sonrisa, acercándola a mi pecho para abrazarla.

— ¿Qué pasa Kim? — Preguntó el hombre al aceptar la llamada, escuchando de inmediato la respuesta agitada de su compañero. Una que rezó por meses no escuchar.

— Él despertó, está aquí.

N/A: Este capitulo es mi terror, tuve miedo de cagarla a partir de aquí y estoy sosteniendo una lucha contra mis borradores para ver quién sale ganando (voy perdiendo).

Corre peligro lo de las actualizaciones diarias (universidad significa "hola demonio") pero definitivamente serán al menos interdiario o cada dos días.