-Si solo querías jugar me lo hubieras dicho, no tendrás problema alguno- tenía a Alastor a mi altura, lo jale para besarlo, pero no fue un beso como los anteriores esta vez lo hice más brusco, metiendo mi lengua a su boca, el no se negó siguió con el beso ¿Esto es lo que el quería? ¿Qué más buscaba?
¿Qué más querían de mi? Lilith me abandona y ahora descubro que tiene comunicación con Charlie, me sentir traicionado y después, quien pensé que era diferente y me hacía sentir bien, también me traicionó, solo quería ocuparme.. diablos quería llorar, las lágrimas no tardarían en brotar.
Seguí con el beso a pesar de todo es algo que yo buscaba también, se sentía realmente bien, era una sensación diferente, por alguna razón con el muchas cosas eran diferentes.
Pasaba mis manos sobre su cuello, sintiendo como se estremecía ¿Era correcto esto?
-¡No! ¡Así no Lucifer!- Alastor se despegó de mi de golpe, tapó su boca con su puño y su cara estaba sonrojada pero con sus ojos apunto de soltar algunas lagrimas. -No se que escuchaste pero no entiendes el contexto, no es lo que piensas.. Lucifer por favor escúchame, nunca haría algo que te lastimara por alguna razón no importa lo que haga, el pensar en lastimarte o hacerte daño se me es imposible, no se exactamente que sea pero no puedo pensar en algo mas que no seas tu, pensar en tu sola existencia genera una punzada en mi pecho, por favor creeme.
Agarro mi mano mientras me miraba directamente, su mirada era sincera pero ¿Cómo creerle tan fácilmente? Quite mis manos de su agarre sin resentimiento alguno.
-Que tengas una linda noche- me voltee sin decir nada, ni voltearlo a ver pude, y solo entre a mi habitación tirando me al piso. No puedo asegurar nada pero estoy seguro que escuché que el empezó a llorar. ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Si tan solo no hubiera llegado al jardín del Edén, seguiría en mi entrenamiento en el cielo y todos estarían felices sin pecado, si no hubiera alterado el destino, no estaría aquí..nadie estaría aquí.
La mañana llegó y si no fuera porque le dije a Charlie que la acomodaría en su actividad no bajaría.
Todos estaban en la sala principal a excepción de Alastor, no hace falta que pregunte porque.
-Ah majestad Alastor no ha bajado porque dice que se siente mal- me comentó ángel, sin yo haber preguntado.
-Ah pues está bien, ojalá se recupere- no le di importancia y mas de a uno sorprendió, no siempre iba a preguntar por el.
Se estuvieron escuchando ruidos desde la parte de arriba ¿Qué sera? Por el sonido viene de la estación de radio De alastor ¿Qué tanto estará haciendo?
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Estaba en mi habitación creando patitos, pero ni yo se que hago, este papito es diferente le puse ¿Un saco rojo? Me parece conocido.. poco a poco empezó a tener forma aquel patito y cuando lo mire fijamente solo lo avente a mi cama con fuerza, alastor ¿Por qué eres tú?
Fui a mi cama y agarre el pequeño patito y un nudo en la garganta se generó cuando lo ví, no se que tan consiente estaba pero lo tome con ambas manos y lo pegue a mi, un abrazo que necesitaba de alguna manera ¿Quería que me abrazara? ¿Por qué duele no tenerlo junto a mi?
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Ha pasado dos semanas desde entonces casi no lo e visto, no come con nosotros a excepción de cuando no estoy claro está, y cuando lo llegó a ver pasar no me dirige la palabra, realmente quiero saber si es verdad lo que escuché o si realmente el contexto es diferente.
No e querido pensar en el mensaje que leí aquella noche, ¿Por qué Charlie me ocultaria que habla con lilith? No me molesta digo es su mamá ¿Pero cuál es la necesidad de no decirme?
Lilith simplemente se fue dejándome una nota de despedida, claro que me iba a doler, me sigue afectando pero era mas el saber que a Charlie también la dejo, yo ví como Charlie sufrió en su momento y ahora me entero que se hablan ¿Cómo debería tomar eso? ¿Estaré exagerando la situación? ¡Maldición!
-Oye Charlie ¿Puedo preguntarte algo?- estaba con mi hija en el balcón de mi habitación simplemente tomando un café, pero realmente ya no soportó esta incertidumbre.
-Si, claro, lo que gustes- me miró prestando atención a mi rostro, mientras todavía tenía su taza en sus manos.
-Es sobre..- de pronto sentí un cosquilleo en mi cuerpo, algo estaba mal.
-..¿Papá?- miraba para todos lados, algo se aproximaba pero ¿Qué? Una energía conocida la sentía cerca ¿Pero quién?
Subí al barandal observando, y una pequeña pluma caía frente a mi, ¿De quién? Charlie se acercó a mi preguntándome que pasaba pero ni yo entendía que era.
Una brisa llegó a mi rostro..era el.
Una flecha fue lanzada desde el cielo directo a Charlie, me avente a ella cubriendola con mis alas.
-Que lastima falle- un ángel bajaba volando lentamente, la flecha que anteriormente estaba atascada a centímetros de nosotros desapareció, apareciendo nuevamente en la mano de aquel angel.
-¿Qué haces aquí Gabriel?- levantándome del piso, poniéndome frente a mi hija quien estaba en el piso de rodillas y en shock al ver aquella situación, no dejaría que le pasará nada. -Charlie, ve con los demás y esconda se- susurré lo suficientemente alto para que Charlie me escuchará y sin hacerme preguntas rápidamente acato mis órdenes.
-Debo decir que el infierno es ¿Interesante? – Gabriel sonreía confiado, desapareció su flecha mientras seguía observando mi reino.
-¿Qué haces aquí Gabriel? – me acerque volando quedando a su altura, procuro estar calmado pero me inquieta saber el porque bajo. -No lo volveré a preguntar, ¿Qué haces en mi reino?
-Es interesante sabes, tu cometes un error, eres exiliado y aún así tienes tu propio reino, sentiría celos de no ser porque este lugar es espantoso, la primera vez que vine un pecador con cara de lagartija le prendió fuego a su propia cara- me miraba fijamente con una sonrisa burlona ¿Qué estaba buscando? ¿Su primera visita? Eso quiere decir que aquella pluma era suya.
-Nunca creí que el gran ángel Gabriel bajaría al infierno ¿Te sentías solo? ¿O ya mataste a todos los ángeles?- no quería tentarlo pero tampoco dejaría que viniera aquí a hacer de las suyas.
-Que gracioso luzbel a cierto lucifer, se que es un feo nombre pero no lo hubieras cambiado, y respondiendo a tus preguntas ¿No puedo simplemente visitar a mi hermanito?- Me pasó de largo dirigiéndose a mi habitación le seguí el paso por detrás. -Además quería conocer a mi sobrina-No vi su mirada pero escuché su risa, esa misma risa de cuando me desterraron , invoque mi espada que no ocupaba desde hace milenios, dios me la había regalado hace siglos pero desde antes de mi exilio no la volví a ocupar, una de las cinco armas celestiales.
La punta de mi arma estaba en la mitad de su nuca, un escalofrío recorrió su cuerpo pero el no dejaría que lo hiciera menos, se giro y con su meñique simplemente movió mi arma, estaba por decirle que se fuera, pero haga lo que haga terminará en una pelea y no estoy seguro que Charlie ya este asalvo, tenía que darles más tiempo.
-Pequeño luzbel, siempre tan desconfiado- siguió su camino y entro a mi cuarto. -Es muy diferente al cuarto des castillo, debo admitir que esperaba verte en ese lugar, pero al parecer vives aquí, en ambos lugares es un desastre, que vergüenza- miraba mi habitación lentamente, me coloque en la puerta siguiendo a la defensiva pero guarde mi espada, no debía provocarlo mas. -Patos, patos y más patos, esa obsesión tuya sigue siendo una tontería, no importa cuanto tiempo pase sigues siendo un niño.
Cada comentario que hacía me generaba frustración, pero no puedo hacer nada, y si empiezo una pelea con el sin motivos solo generare problemas en el infierno, y no quiero que el hotel de Charlie salga dañado nuevamente.
Cada paso que daba solo me ponía los nervios de punta, hasta que se detuvo a ver mi recién creado pato. -Este es interesante, es diferente tiene orejas de ¿Qué? ¿Un venado? Tus creaciones más inútiles.
-Creo que ya estuviste mucho tiempo aquí, te pediré te retires Gabriel, tengo asuntos pendientes y supongo que por tu parte es igual- me acerque un poco sin mostrar intenciones de querer atacarlo.
-Y yo que solo venía a darte un recado, pero supongo que no quieres escuchar.
Lanzo mi pato provocando que saliera de la habitación, y sacando una cadena me enredo con ellas sin que pudiera evitarlo, jalándolas me acerco a el mirándome fijamente acariciando mi mejilla. Aún con las cadenas en mi cuerpo giro aventándome con fuerza, fui lanzado afuera de mi habitación terminando en el piso.
Mi traje blanco ya manchado de tierra, y mi labio sangrando por el impacto, no importa que hiciera a Gabriel solo le gustaba pelear, y así yo tenga un gran poder, Gabriel es mas fuerte que yo; pero debía sacarlo del Infierno o terminaría peor.
Me levanté pero ahora empuñando mi espada, mirando a quien era mi hermano que volaba , solo viendo como me sonreía como si estuviera viendo a su siguiente presa, mientras preparaba su arco, el arco celestial.
-¿A qué bajaste Gabriel?- termine mi pregunta pero Gabriel me empezó a lanzar flechas sin remordimiento alguno en su rostro, desviando y esquivando las flechas, saque mis alas para llegar a su frente.
-No importa cuánto entrenes, no importa quien seas, nunca me superarás “rey del infierno”- apunto su arco al cielo y lanzo una flecha ¿Por qué?
Un golpe suyo se dirigía a mi rostro, lo más que pude evitaba aquellos golpes procurando intentar regresárselos, pero era en vano solo fueron unos golpes los que lograba darle mientras que por mi parte ya tenía mi sangré recorriendo mi rostro.
-¡Lucifer!- un grito de alguien familiar me hablaba desde abajo, su miedo exteriorizado en aquel grito me hizo voltear era..
-Alastor- antes de yo hablar fue Miguel el que hizo mención de el ¿Sabía quien era? ¿Cómo lo conoce?
-Detrás de ti- Alastor lanzo su bastón el cual se dirigía detrás de mí, antes de girarme por completo aquel bastón golpeó con una flecha que iba directo a mi espalda. Mire nuevamente al piso, realmente es rostro de Alastor demostraba miedo, sus ojos abiertos y su boca temblorosa..el me protegió, pero en ese momento ví como si algo se desprendiera de el ¿Cadenas? Pero no en su totalidad.
-Ese maldito- Mire a Gabriel quien se encontraba viendo a mi salvador con ira, el ya había soltado el dedo lanzando una flecha dirigida para Alastor, sin darme cuenta de mis movimientos ya me encontraba deteniendo la flecha con una de mis alas, un tenue negro se formo en ella, pero no era momento de preocuparse por ello, agarre el mango de aquella flecha lanzandola al rostro de Gabriel, quien logro esquivarla segundos antes de que se clavara en su ojo.
Ya enojado mostré la que llaman mi forma demoníaca, la mirada de Gabriel cambio por completo, su sonrisa confiada desapareció en su totalidad, la mano en la que agarraba su arco temblaba levemente.
-Con que a eso se referían al decir que cambiaste mucho de ti al ser desterrado aquí, que envidia- Me acerque a el, estábamos cara a cara, no sere mas poderoso que el pero no dejaría que lastime a nadie. -Bien lucifer, yo solo venía a preguntarte algo- se alejo de mi quedando unos metros de distancia. -¿Sabes dónde está lilith?
Aquella pregunta me tomo por sorpresa ¿Por qué buscaba a Lilith?
-¿Por qué la buscas?
-Entonces supongo que no sabes, tu cara te delata por completo- suspiro pesadamente, pero con su mirada buscaba algo en el piso. Con velocidad bajo al piso dirigiéndose a una roca.
Alastor corrió para ponerse frente a esa roca. Volé intentando igualar su velocidad y al mirar aquel lugar note un pequeño mechón blanco sobresaliendo de esta.
-No dejaré que te acerques- Alastor se puso al frente de Gabriel, pero este de un solo golpe lo tiro al piso.
-¿Qué es esto?- Gabriel se quejo al sentir unos tentáculos en su pierna.. realmente alastor ¿Protegía a Charlie?
-No dejaré que les hagas algo- las pocas palabras que podía decir alastor fue para amenazar a Gabriel, aún con sangre saliendo al hablar el lo hacía.
Llegué poniéndome frente a Gabriel y sin esperar algo encaje mi espada en su estómago.
-Eres un hijo de puta ¿Sabías?- ahora el era quien escupía sangre, se alejo para sacarse la espada, se que eso no le generaría ningún daño pero nos daría tiempo por cualquier situación. Desaparecí mi espada mientras Gabriel solo reía, a pesar de tener su brazo cubriendo su herida.
-Jaja, bien jugado hermanito, ahora ni siguiente mensaje- extendió su mano con el puño entre cerrado, una pequeña energía se generó en esta.
-¡¿Charlie?!- mi hija se había manifestado enfrente mío, su rostro estaba pálido y sus ojos cristalizados del miedo, me acerque para salvarlo pero.
-No,no,no luzbel, te acercas y le haré algo, bien sabes no me tienta la mano hacerlo- hacia presión en su cuello, pero si me movía sería peor para ella. -No tengo el interés de lastimarlo no te preocupes- con fuerza lanzo a mi hija tirándola al piso, todos sus amigos corrían hacia ella, Alastor seguía en el piso y yo miraba a Gabriel quien no dejaba de buscar algo. -Mi siguiente mensaje será para Charlie Morningstar, la princesa del infierno- empezó a volar y mirarnos a todos. -No queremos que nos causes problemas, tus acciones terminarán destruyendo lo que conoces- su voz era fría al igual que su mirada, hablaba enserio, dio media vuelta y volaba hacia el portar dónde pasaban los ángeles el día del exterminio. -Y una cosa mas- chasqueo sus dedos y sentí como algo en mi estómago era clavado, una flecha me atravesaba el cuerpo, que me dejaba inmóvil, aquella flecha solo hacía presión en mi interior hasta que simplemente desapareció. Gabriel solo reía victoriosamente mirándome de reojo -Que no se te olvide que por una razón yo soy el heredero del trono celestial- decía mientras desaparecía del infierno, caí al suelo retrayendo mis alas, la cabeza me punzaba y todo el cuerpo me temblaba.
-¡Papá!- Charlie corrió para llegar conmigo quedando impactada ante mi herida. -Lo lamento, si me hubiera apresurado a salir con los demás el no te hubiera echo eso- sus lágrimas corrían por su rostro, sus ojos no podían verme fijamente.
-Oye, tranquila, estaré bien, solo es una pequeña herida, aquí lo que me importa es que estés bien- agarre su mejilla limpiando sus lágrimas. -¡Espera! ¡¿Y Alastor?!- me levanté con dificultad realmente sentía como mi cuerpo estaba ardiendo por dentro, la sangre seguía saliendo de mi pero debía saber cómo estaba el.
-Tranquilo majestad yo me encuentro bien- Alastor se levantaba con dificultad del piso pero camino hacia mi agarrando mis hombros.
-Muchas..- una sombra abarcó mi visión y lo que alcanzaba a ver era borroso, escuché como todos me hablaban pero no distinguía sus palabras, antes de intentar hablar aquella sombra inundó por completo mi vista.
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Un rayo de luz llegó a mi rostro provocando que despertara ¿Dónde estaba?
Abrí un poco los ojos y pude notar que estaba en mi habitación del hotel ¿Cómo llegué aquí?
-agg- me queje en voz alta al intentar sentarme, mire abajo, mi torso estaba al descubierto a excepción de una venda que cubría todo mi estómago, intente tocarla pero al pequeño roce ya me dolía. Maldito Gabriel ¿Por qué tuvo que venir? ¿Realmente que era lo que buscaba?
El pregunto por lilith, yo no sabía que en el cielo sabían que ella me abandonó ¿Cómo lo supo? A pesar de todo se me haría más lógico que supiera eso pero ¿Cómo sabía de alastor? Cuando lo vio parecía que estuviera viendo a su más grande enemigo o algo así, nadie en el cielo a excepción de dios tal vez, sabe de los habitantes de aquí mucho menos de los pecadores.
La cabeza me daba vueltas tan solo en pensar en ello, sin dejar de lado que tenia mucha hambre ¿Pues cuánto tiempo estuve inconsciente? Lla puerta se abrió y mi hija entro con una charola, al mirarme una sonrisa se le generó en el rostro, dejando la charola en un buro, me abrazo pero sin fuerza.
-Por fin despertaste, me tenías tan preocupada-
-Tranquila cariño, ya estoy mejor- ambos sonreímos cortando el abrazo, -¿Cuándo tiempo estuve dormido?
Preguntaba mientras Charlie se levantaba agarrando una venda de la charola. -Pues fueron casi tres días, realmente fue un largo tiempo jaja.
¡¿Tres días?! Eso sí era mucho, con razón ni hambre.
-mi herida.. emm- no sabía cómo preguntar estaba todavía disociando, aunque no la viera sabía que estaba mejor que cuando me desmayé.
-Te estuve intentando curar, realmente fue difícil las armas angelicales realmente dejan mucho daño, tu cuerpo solo hizo la mayor parte del trabajo realmente.
-¿Tu me curaste?- estaba sorprendido solo un ángel puede curar a otro, se que Charlie nació con sangre de demonio porque en ello me transforme al caer, no creí que fuera posible que la tuviera sangre angelical en ella. -¡Eso es sorprendente! Charlie, eres increíble- estaba emocionado pero al hablar así me generaba dolor en el estómago.
-No te esfuerces mucho papá, todavía estas débil- realmente parecía calmada pero se que no era así, verme en este estado no debe ser sencillo. -Te iba a cambiar la venda pero veo que todavía no es necesario- sacudió mi cabello con gentileza, sus ojos realmente estaban al punto del llanto. -¡Debes tener hambre! Dame unos minutos y te traeré algo de comer- dio un pequeño grito y con una sonrisa salió de la habitación.
Me volví a recostar mientras esperaba a Charlie, realmente si fuera por mi ya estaría levantado pero el dolor es tal, que respirar se me dificulta.
Unos minutos pasaron y la puerta se estaba abriendo.
-Char eso fue rápido..- antes de seguir hablando note que quien entraba no era Charlie.
-Lo lamento majestad, Charlie me dejó traerle la comida, espero no le moleste- hablo con inseguridad sin dar un paso dentro de la habitación realmente.
-Puedes pasar- ¿Qué se supone que haga? ¿El acaso no está nervioso? Mi cuerpo temblaba ¿Cómo debía actuar en estas situaciones?
-espero sea de su agrado- dejó la charola en el buro de alado y colocando una mini mesita frente a mi, coloco un plato de sopa. -provecho majestad- el se iba a salir de la habitación pero lo alcance agarrar del saco.
-No me gusta comer solo- fue lo único que dije y solo eso basto para que el apareciera una silla y se sentará cerca de mí, empecé a comer y realmente estaba deliciosa se notaba que lo había preparado el. -Alastor, ese día realmente me ayudaste, tanto a mi como a mi hija, eso nunca lo olvidaré, muchas gracias- lo mire a los ojos los cuales mi miraban con pesadez.
-No debe agradecer majestad, cualquiera lo hubiera echo si estuviera en esa situación- esas palabras me hicieron recordar el día de mi juicio ni siquiera mis hermanos me protegieron cuando papá me lastimaba y me desterró, y alastor aventó su bastón para ayudarme y ni solo eso aun después del golpe que Gabriel le dio intento proteger a Charlie, pensar en ello provocó que pequeñas lágrimas salieran de mis ojos.
-No cualquiera, créeme- alastor se levantó y me rodeo con sus brazos, ese calor que apenas conocía de unos meses para acá no había notado la falta que me hacía.
-Yo lo haría sin dudarlo otra vez- aquel abrazo duro un tiempo hasta que me calme. -y por cierto encontré este pequeño amigo en el piso de afuera, me imagino es suyo- de su bolsillo saco al pequeño patito con orejas de venado que estaba básicamente intacto, el verlo en sus manos me dio vergüenza y la cara me empezó a arder de la pena, me tape el rostro y si mis manos estaban rojas no quiero imaginar mi cara.
-Si, gracias, puedes dejarlo dónde quieras- hablé sin quitarme las manos del rostro, solo escuchaba su pequeña risa.
-Si se acaba la sopa rápidamente sus hot kakes no se enfriaran- retire lentamente mis manos y Vi aquella sonrisa sincera que solo hacía que me corazón latiera con fuera ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué tú?!
-Lamento lo de mi desayuno de esa vez- ambos sabíamos perfectamente de que día hablábamos.
-No importa, se sus razones tenía el derecho majestad- mis razones.. realmente estaba más confundido que antes, sus palabras no concordaban con sus acciones de hace unos días ¿Realmente habré entendido mal? Estoy seguro de lo que escuché y como lo dijo, pero supongo no estaría mal darle otra oportunidad.
-Lucifer, dime lucifer, nunca debí decirte que dejaras de hacerlo.
Sin dame cuenta sus brazos volvieron a envolver mi cuerpo, un poco más fuerte pero sin lastimarme, sus respiración se dificulto y sentía como agua caia en mis hombros ¿Estaba llorando?
-Lo lamento Lucifer, no debí decir eso, enserio soy un idiota, no quiero perderte, no se que es lo que me pasa realmente contigo pero es diferente a cualquier cosa que haya sentido antes, por favor no me dejes solo de nuevo.
Sus palabras eran sinceras y su corazón latía más rápido con forme hablaba sus lágrimas solo caían en mi, lo separé para verlo fijamente, nunca había visto que una persona mostrará todo ese dolor en su expresión, y sin darme cuenta las lágrimas volvían a brotar de mi.
Lo volví a abrazar no quería alejar su calor de mi.
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El hilo rojo del destino (Radioapple)
RomanceUna historia que nos cuenta como dos almas pueden romper el tiempo y espacio con tal de estar juntos dejando de lado las reglas incluso del mismo Dios. Si bien no siempre es posible ellos demuestran que nada en limitante para poder ver a la persona...