CAP III "MI VIDA HUMANA"

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-Bueno eso fue  todo por hoy mis queridos oyentes, se despide su amigo Alastor  dando fin a la transmisión música para tus oídos .- Apague el micrófono después de la señal de mis productores atrás del cristal que nos dividía.
-Muy bien Alastor como siempre un gran trabajo.

-Ya sabes es lo que me gusta hacer.- Respondí con una gran sonrisa saliendo de aquel cuarto donde todos los días hacía que mi voz se escuchará en la radio poniendo canciones e incluso cantando yo algunas, noticias, chismes pero más música ¿Había algo más perfecto? No lo creo.

Salí de aquellas oficinas para dirigirme al hospital para ver a la mujer más encantadora que el mundo pido haber creado Irene que su nombre le hacía justicia, que venía del griego que significa paz, cosa que me generaba una paz absoluta mi querida madre, lleva casi año y medio en el hospital por una enfermedad que ni los propios doctores han sabido dar respuesta de cómo solucionarlo o de qué es simplemente, pensar en aquella situación me genera un nudo en la garganta sacándome lágrimas de mis ojos que no soportan más situación de mi mamá, pero ella siempre dice que una sonrisa es lo mejor de una persona que uno ni está completamente vestido sin una sonrisa, así que llegó con ella con una sonrisa.

Volteaba a todos lados para buscar que podía llevarle a mi mamá, encontré un pequeño postre de fresas, fruta que amaba y le dejaban consumir , me percate de un establecimiento que no estaba abierto todavía, parecía ser una florería, me acerque para ver aquel letrero que comunicaba que el día de mañana abriría, me asome tras aquella ventana que deja ver todo lo que contenía aquel lugar y las flores se veían hermosas, tal vez para la siguiente le llevare flores a mi mamá.

Llegué al hospital donde se encontraba subiendo los pisos entre a su cuarto viendo a aquella mujer que dio todo por mi acostada con sus ojos cansados, sin su característica sonrisa que siempre tenia.
-Hola mamá ¿Cómo sigues?

-Mi pequeño Alastor, mejor ahora que veo a mi hermoso hijo.- Decía mi madre con entusiasmo con una gran sonrisa siendo honesto muchas veces dudo de la veracidad de aquella sonrisa dirigida hacía mi.
-Mira mamá encontré un cóctel con fresa como te gusta, ¿Puedes sentarte sola?

-Gracias mi niño, tranquilo yo puedo sola.- Trato de sentarse pero se notaba en su cara aquel dolor producido por moverse, así que la ayude para después darle la comida que empezó a comer con felicidad, nada era mejor que ver a mi madre sonriendo.
Mientras ella comía me dispuse a leer las anotaciones del doctor que dejaba en la parte inferior de la cama pero..

-Las letra del doctor es diferente ¿Sabes porque?- Pregunté extrañado se que suena exagerado pero me preocuparía cambiaran al doctor ya que el es el único que sabe las mejorías de mi mamá.

-A si, está mañana entro el doctor con un nuevo chico diciendo que era un nuevo ingresado y que se encargaría de mi y otros pacientes en lo que el regresaba, porque iba a salir del país un tiempo.- Mi expresión cambio notoriamente a una expresión de disgusto, ya que aparte no se me había informado de este cambio y no dejaría que la mejora de mi mamá se viera afectada por alguien inexperto.

-Hijo tranquilo eres muy joven para poner esa cara apenas tienes veinticinco años y se te hacen más arrugas que a mí.- Me regaño mi madre.

Estaba por salir de la habitación para que me explicarán aquel cambio pero antes de tocar la perilla la puerta  se abrió dejando ver a un chico de cabellos rubios y ojos azules, de una estatura baja, con bata blanca, no parecía ser mayor que yo incluso parecía mucho mejor por aquellos rasgos tan infantiles por así decirlo.Me quedé en shock al ver al que parecía ser el nuevo doctor no sabría explicar lo que sentí al verlo y cuando alzó la mirada para verme a los ojos para después sonreír.

-Mucho gusto, lamento entrar su haber tocado, me llamo Luzbel seré el doctor sustituto por un tiempo, usted debe ser Alastor el hijo de la señorita Irene.- Alzó su mano para saludarme pero por alguna razón estaba en shock todavía pero no podía dejar verme así.

-Si soy yo y e de decir que es muy poco profesional de su parte no avisar que habría doctor nuevo aunque sea solo por un tiempo.- Mire irritado pero aún acepte el saludo de manos de aquel chaparro.

-Lamentamos este cambio drástico lamentablemente el doctor salió del país de urgencia dejando que todo fuera de improviso, entiendo su molestia pero le aseguro que no pasará de nuevo.- Respondió con amabilidad para darse paso a checar a mi madre. -Buenas tardes señora Irene lamento mi tardanza sigo aprendiendo a agarrar el ritmo de este hospital, si me permite le daré sus medicinas correspondientes.

Aquel hombre parecía ser amable y atento algo no muy común para ser honestos, me senté alado de mi madre mientras el doctor seguía dándole sus medicinas, no paraba de mirarlo espero no ser tan obvio pero siento que el también me está mirando, trate de no pensar en esta situación generada por mi cabeza toda rara.
-Disculpe que le pregunté pero su voz me suena familiar ¿Acaso no es usted el locutor del programa de radio “música para tus oídos”?

-Si es el! Mi hijo es el locutor más increíble que oído tener esa compañía.- Mi mamá respondió por mi sin que me hubiera dado tiempo de siquiera pensar en la pregunta que se me hizo, me dio pena porque parecía cuando iba en el kinder y mi mamá le emociona todo lo que hacía y lo presumía.

-Con razón ya decía que tu voz la conocía, es un placer conocerlo me encanta su programa de radio.

Aquel comentario lo hizo con una gran sonrisa que en mi mente parecía de lo más hermoso dejándome impactado.
-Muchas gracias, me alegra que me escuches por la radio.
No hubo más conversación después de eso hasta que el doctor se despidió dejándome de nuevo a solas con mi mamá.

Pasaron las horas y ya estaba en mi departamento, ya había pasado años desde que vivo solo pero aún así siempre que podía visitaba a mi mamá y ahora que no está ella voy a revisar su casa cada que puedo. Nunca me e sentido solo a pesar de no tener a nadie pero por alguna razón hoy si sentía un vacío, decidí arreglarme para irme a dormir y por alguna extraña razón me quedé pensando en aquel doctor de estatura pequeña al que me estaría topando seguido.

Otro día más y como de costumbre me levanté para ir a mi trabajo el cual me fascina aunque eso de las televisiones me quieran quitar mi lugar nunca podrán ganarle a la radio es mucho mejor que esa tele con una caja atrás.

-Y eso es todo por hoy mis oyentes, se despide su amigo Alastor de su estación favorita.

Me quite los audífonos para salir de la cabina dónde me dispuse a ponerme su saco.

-eso fue increíble Alastor incluso mejor que otros días ¿Andas feliz? ¿Algo te puso de buenas?- Preguntaba el director con una sonrisa emocionado ¿De verdad había algo diferente?

-No que va, todo es normal como siempre bueno si me disculpas me retiraré.- No dejo de pensar si en verdad había algo diferente según yo no era así pero ¿Y si, si? Debía apresurarme porque el día de hoy la visita al hospital era menos que otros días y no debía darme el lujo de tardarme teniendo poco tiempo.

Me avise de aquella florería que iba a abrir hoy así que me dirigí a esta y por suerte si estaba abierto, entre para ver las hermosas flores que tenían.

-Buenas tardes ¿Gusta le haga un ramo personalizado?- Me pregunto el dueño al cual todavía no le había visto la cara pero se que su voz la había escuchado antes, mire a donde provenía esa voz, me impacte al ver que aquel hombre con una voz suave y amable era la del doctor de ayer.

-¿Doctor Luzbel? Buenas tardes ¿Qué hace aquí?- Pregunté pero siento que hable muy rápido no se que me sucedía pero me estaba muriendo de vergüenza en mi interior

-No debe decirme discutir estando fuera del hospital señor Alastor y respondiendo a su pregunta este es mi segundo trabajo mi propia florería.- Dijo alegre con aquella sonrisa que me daba la sensación de tener mariposas en el estómago

-Entonces usted no me diga señor, solo dígame Alastor, aparte no creo le lleve tanta edad.

-¿Eso cree? ¿De cuantos me veo según usted?

-Si ni fuera porque es doctor me atrevería a decir que parece de 18 pero diré que 22.- Dije seguro de mi mismo pero escuche una risa viniendo de aquel chico.

-Que tierno eres pero lamento decepcionarte tengo 28 años y por los expedientes se que tienes 25 así que realmente soy mejor que tú.- Me quedé sorprendido por la respuesta no esperaba que el fuera incluso más grande que yo.

-Lamento la confusión.- Dije apenado mirando a otro lado

-No te disculpes me halagas, pero entonces dime ¿Qué flores vas a querer en tu ramo?

Tras decirle que flores quería me quedé mirando determinada mente como agregaba cada flor sus manos tan delicadas captaron mi atención por completo, pero creo que fui demasiado obvio porque sentí la cara de Luzbel viéndome.

-¿Y entonces no estará en el hospital hoy?- Pregunté evitando que hiciera algún comentario de mi poca discreción al mirarlo.

-Si pero más tarde, al ser nuevo y sustituto no tengo un horario fijo aún.

Seguimos con una charla muy agradable aunque muy superficial siendo realista pero no me incómodo.

-Espero a tu pareja le guste el ramo . -Tras decir aquel comentario bajo su cabeza para guardar el dinero

-No tengo pareja son para mi madre ya que le gustan mucho-

Un silencio raro se formó pero sin incomodidad me despedí retirándome del establecimiento para ir al hospital.

El hilo rojo del destino (Radioapple)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora