Capitulo 8

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A Primeros de noviembre es cierto que no suele hacer demasiado frío, pero de pronto el tiempo se había vuelto loco, y había bajado una ola de frio polar que había hecho que nevara en la sierra de Madrid, no para que abrieran las pistas y esquiar, pero lo suficiente para que la gente subiera a echar el día.

Se habían repartido en dos coches, el de Juanjo, y el de Omar. En el primero iban, Bea, Martin y Chiara, y en el segundo iban Ruslana, Paul y Álvaro. Como habían salido muy temprano no encontraron demasiada caravana ni problemas para aparcar.

Hacía tan solo tres días desde aquella conversación en el portal de Martin, y Juanjo se había pegado desde entonces dándole mil vueltas a todo. Lo único que había sacado en clave era lo de siempre, que él nunca había sentido nada como lo que sentía al ver a Martin, ya fuera chico o chica, y eso simplemente le tenía cagado. Además de que era consciente de la conversación que tenía pendiente con él después de que el taxi les interrumpiera.

- ¿eres tonto o que te pasa tío? - dijo Juanjo quitándose las gafas de sol

Estaban en medio de una pelea de bolas, y Martin sin querer le había lanzado una bola a la cara del maño, dándole justo en un ojo. El vasco salió corriendo hacía él para disculparse.

- Perdón, perdón, ¿a ver? - dijo Martin acercándose demasiado a la cara de Juanjo

- No te pegues tanto co- dijo Juanjo echando a Martin para atrás malhumorado.

- Oye, que no quería hacerte daño, ¿vale? - dijo Martin dando dos pasos para atrás y quedándose junto a Ruslana.

- Pues no sé qué pretendías tirándola a la cabeza- dijo Juanjo muy serio.

- Amor, se le habrá desviado, estábamos todos corriendo, era una locura- dijo Ruslana- Aquí creo que nadie le hemos dado a quién pretendíamos

- Si, si, a ver si se me va a desviar a mí la próxima vez- dijo Juanjo

- Mira, piensa lo que quieras, yo ya me he disculpado- dijo Martin con voz tranquila.

- Que si, que te vayas a por un agua con gas anda- dijo Juanjo.

A Martin le molestó bastante el comportamiento que estaba teniendo Juanjo con él, no entendía porque le estaba hablando de aquella manera tan impertinente por una simple bola de nieve, tampoco había sido para tanto. El vasco le miró con los ojos entrecerrados antes de darse la vuelta en dirección hacía el bar restaurante. Un agua con gas, eso también le había dolido, no entendía porque tenía que burlarse de él respecto al tema de lo que bebía o dejaba de beber.

Ruslana miró a Juanjo negando con la cabeza, haciéndole ver que se había pasado tres pueblos, y finalmente decidió darse la vuelta e ir detrás de Martin, el cual ya estaba siendo acompañado de Chiara, que se le había enganchado en un brazo.

- Nene, tienes que controlar un poco ese carácter- dijo Álvaro acercándose a él- el chaval tampoco es que te haya hecho tanto

- Me cago en la puta tío- dijo Juanjo agachando la cabeza y pasándose la mano por la nuca.

- No le des más vueltas, ahora te disculpas y listo- dijo Bea agarrándole del brazo- vamos a tomar algo, venga.

La comida transcurrió sin mayores repercusiones, Juanjo y Martin se sentaron en esquinas totalmente opuestas, para evitar más peleas, aunque Juanjo no paraba todo el rato de mirar de reojo al vasco, el cual directamente le estaba ignorando.

Juanjo no podía dejar de mirarlo, realmente se sentía mal por su comportamiento, y no quería que Martin estuviera enfado y molesto con él. Siempre le habían dicho de pequeño que tenía muy mal carácter y que le perdía la lengua, quién le conocía sabía que había momentos en los que era mejor dejarlo solo y no hablarle, ya que su lengua mordaz te podía llegar a atravesar. Pero claro, ellos aún no le conocían hasta ese punto.

El hilo rojo ,  JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora