Capitulo 15

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Se sentía muy a gusto, todavía medio dormido- medio despierto, sin llegar a abrir los ojos, es el momento que más disfrutaba Martin en la cama, ese remoloneo previo a levantarse, en el que luchabas por volver a quedarte dormido. Pero le estaba empezando a dar el sol de pleno y se estaba asando de calor. Sin pensarlo, el muchacho se quitó la sudadera con un movimiento rápido, sin darse cuenta de que también se había quitado la camiseta.

Cuando Juanjo salió del baño, con el pelo todavía húmedo después de haberse duchado, se encontró la imagen de Martin totalmente esparramado en medio de la cama sin camiseta ni sudadera, aun con los ojos cerrados. La verdad es que estaba monísimo, tan tranquilo, tan relajado, y sin camiseta... para él en ese momento era un dios griego, y o se tiraba sobre él o hacía un movimiento de distracción...

La segunda opción era la única viable, ayer por la noche, el alcohol le había ayudado a envalentonarse, sacar las fuerzas suficientes para decirle a Martin que no podía ser solo su amigo, que quería intentar algo más allá. Pero despertar a su lado, ver que había compartido el mismo colchón, que había dormido entre sus sábanas...hizo que las dudas volvieran a rondar por su cabeza.

- Martin!- dijo Juanjo tirándole un cojín a la cara mientras se reía.

- ¿Qué, que pasa?- dijo el muchacho un poco desorientado.

El movimiento de distracción funcionó. Sabía que si se lanzaba sobre el muchacho podría volver a aparecer la ansiedad de la noche anterior, y aunque Martin era un ser de luz paciente...no creía que fuera de buen gusto dejar con la miel en los labios a nadie de esa forma, y menos si es uno mismo quien lo provoca.

Martin levantó el cabeza aturdido aun por el cojinazo que había recibido, miró para todos lados hasta que vio como Juanjo se agarraba la tripa mientras se partía de risa, tenía el pelo húmedo y chafado para abajo, y llevaba ropa limpia, entonces recordó la noche anterior, se había quedado a dormir en su casa después de la fiesta, y después de la conversación.

- Muy agradable tu manera de despertarme- dijo Martin sentándose en la cama como un indio con las piernas cruzadas mientras se revolvía el pelo.

- Venga anda, te lo compenso haciéndote un café- dijo Juanjo yendo hacia la puerta- te he dejado una toalla limpia en el baño por si quieres ducharte.

- Buah, sería genial- dijo Martin saliendo de la cama- pero no tengo ropa limpia.

- Coge lo que necesites del armario- dijo Juanjo antes de salir de la habitación- y no me pongas esa cara, tengo camisetas y sudaderas que pueden ser de tu gusto.

- ¿Estás seguro? - dijo Martin abriendo el armario y cogiendo unos calzoncillos.

Aquello no sabe porque, pero hizo que le subiera los colores a las mejillas, no había pasado gran cosa entre ellos, no se habían dado más de cuatro besos, y allí estaba rebuscando en su armario y cogiéndole ropa sin miramientos. Pero prefirió no darle más vueltas, antes que ponerse de nuevo la ropa de ayer sudada y mal oliente, era mejor cogerle algo de ropa del armario.

- Y no tardes demasiado, hemos quedado para almorzar con estos en el centro e ir al cine – dijo Juanjo al escuchar que Martin aún no se había metido en la ducha.

Juanjo le entregó el café cuando Martin apareció en el salón con una sudadera suya de rallas blanca y gris, le quedaba un poco grande de talla, pero él siempre solía vestir bastante ancho, por lo que le quedaba bien, no desentonaba con su estilo.

- Gracias- dijo Martin oliendo la taza y sonriendo.

- Tienes el azucarero en la barra, no sabía cuanta azúcar querrías- dijo Juanjo yendo al baño para arreglarse el pelo.

El hilo rojo ,  JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora