Capitulo 10

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Había almorzado con tanta ansia aquel día que finalmente pasó lo que Juanjo le había advertido aquella misma mañana, termino hincado de rodillas frente al wáter echando hasta la primera papilla. Kiki le había obligado ir a su centro de salud de urgencias, de donde salió con varias recetas de medicamentos, y un plan de comidas para los próximos días.

De ahí que ese momento Martin se encontrara dándole vueltas a un simple arroz blanco mientras miraba a su triste tortilla francesa. Tenía mucha hambre, y aquella comida no le apetecía lo más mínimo, tan...insípida.

Él era una persona que le encantaba comer, disfrutaba comiendo, el desayuno y la merienda eran sus momentos preferidos del día. Por eso cuando el médico le entregó el papel con las comidas que tendría que tomar casi se echa a llorar allí mismo, en la consulta delante del facultativo. 

- Esta comida es un asco, tengo mucha hambre...- dijo Martin haciendo un puchero.

En ese momento escucharon la cerradura de la puerta de su casa, y varias voces se colaron en el interior. Cuando kiki y Martin se giraron vieron que Ruslana entraba acompañada de Bea, Álvaro y Juanjo.

- ¿Nene como estas?- Álvaro fue hacía Martin y paso sus brazos por los hombros del vasco.

- Bueno, mejor que ayer seguro- dijo Martin- al menos ya estoy consciente.

- ¿Qué haces comiendo eso?- dijo Ruslana cuando se acercó- parece comida de hospital.

- Se ha pegado un atracón a medio día y ha vomitado- dijo Kiki- me lo llevé al medico y le ha puesto dieta estricta unos días.

- Mira que te lo dije- dijo Juanjo mientras dejaba su chaqueta en el perchero

Martin puso los ojos en blanco e hizo muecas como si estuviera imitando al maño. No se encontraba de buen humor, tenía mucha hambre, y no le apetecía nada comer aquello, y encima parecía que se rieran de su desgracia.

- No te enfades Martin- dijo Bea sentándose a su lado y mirando el plato con una mueca

En la mesa del salón, que estaba al lado del perchero, estaban todas las medicinas y unos papeles, Juanjo lo cogió y leyó por encima las indicaciones que le había realizado el medico sobre lo que podía comer o dejar de comer durante los siguientes días. Tras volver a dejar el papel en la mesa se acercó donde estaban sus amigos y agarró la comida del chico.

- Eh! No te la lleves, que tengo hambre- dijo Martin levantándose de la mesa y yendo tras Juanjo, el cual no le estaba haciendo ningún caso- devuélveme la comida, venga, para, no quería burlarme de ti.

- Estate quieto hombre, y deja que intente arreglar esta porquería anda- dijo Juanjo dejando los platos en la encimera de la cocina y rebuscando por los armarios.

- ¿Cómo vas a arreglar un arroz cocido, a ver?...

- Tu calla y dime donde está el ajo- dijo Juanjo abriendo la nevera- ¿Tienes jamón York?

- Tiene que haber- dijo Martin acercándose a un cajón que Juanjo no había abierto aun y sacando un bote con ajos.

- Gracias- dijo Juanjo- ahora vete un rato con esta gente anda

Se le veía muy concentrado cortando el jamón york en tiras, y troceando pequeñito un ajo, mientras vertía un poco de aceite en la sartén y dejaba que cogiera calor antes de echar el ajo.

- No sabía que supieras cocinar- dijo Martin

- No lo sabes todo de mi chico- dijo Juanjo mirándolo de reojo- he visto que ya no está la tarta, no deberías habértela comido, el azúcar en tu estomago vacío... normal que lo echaras todo. Y no me rechistes porque lo pone incluso en tus papeles del médico.

El hilo rojo ,  JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora