Capitulo 12

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- ¿Cómo que has estado en casa de Juanjo?- dijo Chiara sacando una piña del frigorífico

- Bueno, estaba deambulando por las calles muy aburrido, y me acordé que el suele tener los viernes libres- dijo Martin mientras cortaba un poco de chorizo sobre una tabla- le escribí por si le apetecía hacer algo y me invitó a ir a su casa.

Ruslana y Chiara se miraron entre sí con cara de pillas, antes de comenzarse a reír como dos adolescentes atontadas.

- No, no, no- dijo Martin sabiendo por donde iban los tiros de lo que estaban pensando- se lo que tenéis en vuestras cabecitas y para nada.

- ¿En nuestras cabezas?- dijo Chiara.

- A ver, los dos solos, en su casa, blanco y en botella amor- dijo Ruslana que estaba sentada sobre la mesa de la cocina.

- ¿Pero que dices?- dijo Martin arrugando el morro- ¿Os acordáis que os conté que quedamos en ser solo amigos?

- Si, pero ni yo misma me lo tomé demasiado en serio- dijo Chiara.

- Pues yo sí- dijo Martin- y el también.

Aunque Juanjo evidentemente no había dejado de gustarle de un día para otro, estaba haciendo todo lo posible para evitar pensar en él de esa manera. Al fin y al cabo, si no iba a ser correspondido, ¿De que le valía martirizarse de esa manera? Juanjo lo que necesitaba era un amigo que le escuchara y le ayudase a encontrarse a sí mismo, y ese era él.

- ¿Tú estás seguro de eso?- dijo Ruslana

- Y tanto, os digo de verdad que hoy no ha habido nada extraño- dijo Martin- hemos tomado una coca-cola y unas patatas mientras me enseñaba videos suyos catando jotas, y videos de cuando estuvo en el programa de televisión de su tierra.

- ¿Nada mas? ¿Ni un roce? ¿Ni una caricia?- dijo Chiara.

- No, nada- dijo Martin encogiéndose de hombros- Os he dicho que he dejado de pensar en él de esa manera, sino yo no sería capaz de quedar a solas con él como amigos, sería insoportable.

Las chicas escuchaban a su amigo, y comprendían perfectamente lo que les estaba contando, pero también eran capaces de ver que aquello no iba a terminar muy bien, sobre todo porque la forma de ser de Martin no era esa. Él era un chico sensible, que no escondía sus emociones o sus deseos.

*****

- ¿Recuerdas haber visto mis llaves por algún lado Martin?- dice Ruslana

- ¿Has mirado en el frutero de la cocina?- dijo el muchacho.

Martin se encontraba apoyado en la pared junto a la puerta de salida de la casa, con el macuto colgado del hombro, y de brazos cruzados. Mientras que Ruslana no paraba de dar vueltas por toda la casa buscando las cosas que había dejado extraviadas.

- ¿Cómo sabías que estaban aquí? - dijo Ruslana saliendo a la carrera de la cocina.

- Porque lo primero que haces al llegar a casa es ir a la cocina y dejarlo todo sobre la mesa- dijo Martin poniendo los ojos en blanco- ¿Podemos irnos ya? Luis me ha vuelto a escribir, quiere practicar un poco antes en la sala.

- ¿A qué hora es el concurso? - dijo Chiara, que estaba frente al piano

- Es a la hora del almuerzo, han puesto un montón de foodtrack por la zona, y mesa de merendero- dijo Martin abriendo la puerta, dispuesto a salir.

El hilo rojo ,  JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora