Capítulo 5: Confía en mí

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-Narra Nevaeh-
Guardé silencio durante unos segundos al escuchar su propuesta. No esperaba encontrarme a Marc en mi ducha esa mañana, ni que se ofreciese a acompañarme a clase. Ni siquiera sabía que estaba de vacaciones en mi isla. Pero lo último que esperaba es que tuviese ganas de verme. Porque si se ofrecía a acompañarme era porque tenía ganas de verme, ¿no?
- Bueno, da igual... -me comentó él con una sonrisa, pero esa no era su sonrisa, a mí no me engañaba-
Se giró y comenzó a andar, y sentí ganas de correr hacia él y abrazarlo, pero no iba a montar esa escena, y menos en la entrada del instituto.
- Marc -le llamé, sintiendo un escalofrío por mi cuerpo al pronunciar su nombre-
Se giró y me miró a los ojos. Yo le sonreí.
- Salgo a las dos y cuarto, sé puntual.
- Como si de una carrera se tratase.
Nos sonreímos y cada uno se fue por su camino. Pensé que el día se me haría larguísimo por andar esperando la hora de salir y ver de nuevo a Marc, pero afortunadamente las clases fueron bastante amenas y en un abrir y cerrar de ojos estaba entre los cientos de alumnos luchando por llegar a la salida. Una vez allí me encontré con Marc apoyado contra una moto Honda, hablando por teléfono. Reí al pensar que hacía publicidad hasta estando de vacaciones y me acerqué a él. Estaba hablando en catalán y sólo pude entender que mantenía una conversación con Alex. Cuando se dio cuenta de mi presencia me sonrió y se despidió de su hermano antes de colgar.
- ¿Todo bien por casa? -Le pregunté mientras observaba cómo cogía mi mochila y la cargaba a su hombro.
- Todo bien. ¿Vamos a comer a alguna parte?
Asentí y cogí el casco que me ofrecía con algo de desconfianza.
- Confía en mí -me pidió mientras me sonreía-
Asentí y le obedecí. Minutos después nos encontrábamos en un restaurante especializado en comida catalana, era mi favorito porque me recordaba muchísimo a Marc.
-Narra Marc-
Me pasé la mañana de confesionario en confesionario buscando una moto que me gustase, sabía que estaba de vacaciones, pero aún así echaba de menos conducir una.

Cuando finalmente me decidí por una, tuve que darme prisa en llegar al instituto de Nevaeh, había perdido toda la mañana allí. Y por si fuese poco mi móvil no dejó de sonar en todo el trayecto hacia el instituto. Al llegar vi que todas las llamadas, más de diez en total, eran de Alex. Lo llamé, y no pude hablar gran cosa con él, pero lo notaba raro. Aquella no era la actitud normal de mi hermano. Aún así no pude hablar demasiado con él, Nevaeh ya había salido y no quería hacerla esperar. Decidió llevarme a un restaurante cuya carta se basaba en comida típica de Cataluña, y me sentí como en casa. Su compañía me agradaba, era una chica alegre y divertida, esa clase de personas que iluminan el lugar en el que se encuentra cuando sonríen.
- ¿Dónde iremos ahora? -Le pregunté mientras nos terminábamos aquel delicioso mousse de chocolate que habíamos elegido de postre-
- Yo debería ir a casa... Tengo que estudiar.
- Venga ya, me apuesto lo que quieras a que ni siquiera tienes examen mañana.
Ella guardó silencio, y supe que tenía razón.
- No me quedan exámenes que hacer en el instituto, ayer me presenté al último y esta es mi última semana. Pero debo prepararme para la pau.
- El examen de pau lo pasarás sin problema si has aprobado el curso.
Me sorprendí a mí mismo por ser así de insistente, pero me molestaba la idea de dejar de pasar tiempo con ella.
- Bueno, tienes razón... Aún así me gustaría ir a casa a estudiar... Raúl no tardará mucho en llegar de la universidad, podrás pasar la tarde con él mientras yo estudio.
- Sólo acepto con una condición.
Me miró expectante y yo simplemente sonreí.
- Te llevaré a casa y prometo dejarte estudiar estos días, pero a cambio cuando llegue el viernes y nada más salir del instituto te vendrás conmigo y celebraremos que has terminado el bachillerato.
- ¿El fin de semana entero? -preguntó ella mientras abría de manera exagerada los ojos-
Yo asentí y un silencio que se me hizo eterno reinó en nuestra mesa durante no más de un minuto.
- Está bien, pero yo también pondré una condición -contestó finalmente-
- Soy todo oídos.
- Debes enseñarme a conducir tu flamante moto nueva.
Tracé la sonrisa más sincera que le había ofrecido hasta entonces a Nevaeh y acepté el trato. Hablamos unos minutos más mientras nos traían la cuenta, y después cumplí con mi parte del trato y la llevé a su casa. Una vez allí, ella se encerró en su habitación y yo me pasé la tarde jugando a la play con Raúl.

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora