Capítulo 53: ¡Estás loca! Y me gusta la gente que lo está

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Sonreí y me acerqué a él para abrazarlo, realmente estaba muy agradecida, me había acogido en su casa sin conocerme de nada.

- ¿Qué te parece si te preparas y vamos a dar una vuelta por los alrededores? Tu facultad queda muy cerca de aquí. 

Estaba a punto de contestarle cuando escuché que mi teléfono comenzaba a sonar. Lo saqué del bolsillo de mi pantalón, y vi que era Marc...

- Claro, sólo dame diez minutos. 

Rechacé la llamada y cogí la ropa que me había traído Anna antes de irme al baño. Cumplí mi promesa, y en cuestión de minutos estaba lista para salir. Joan me fue explicando cada lugar de interés que había por la zona: farmacias, supermercados, bancos... E incluso llegamos a ver una autoescuela que, según me contó él, acababa de abrir.

- ¿Quieres sacarte el carne de coche?

- No, primero quiero sacarme el de moto.

- ¿No tienes carne de moto y conduces una? ¡Estás loca! Y me gusta la gente que lo está. 

Yo simplemente sonreí, y le pedí que me acompañase a pedir información. La chica que nos atendió me comentó que podía ir a una clase y, si me gustaba, formalizar la matricula, así que acepté y le comenté que iría al día siguiente.

- Y bueno, ¿qué planes tienes para tu cumpleaños? -Me preguntó Joan mientras salíamos de la autoescuela-

- Eh... Ninguno.

- ¿Bromeas? ¡Son tus dieciocho, todo el mundo debe celebrarlo!

- Nadie se ha acordado, excepto tú y tu hermana...

- Ey, no, sonríe.

Se paró de golpe y me miró a los ojos.

- Ya sé, celebraremos tu cumpleaños juntos.

- Joan, no quiero molestar, seguro que tienes un montón de cosas que hacer...

- Bueno, no es que tenga planes muy interesantes, así que puedo cancelarlos, y no acepto un no por respuesta. 

Yo suspiré y finalmente accedí, bueno, al menos no pasaría el día de mi cumpleaños sola...

-Narra Marc-

Aquel día lo pedí libre, y aunque mi equipo no estuvo de acuerdo por la cercanía del gran premio de Holanda, accedieron a cederme aquel descanso. Me pasé toda la mañana en el centro comercial, comprando todo lo que necesitaba para mi plan, y de paso... El regalo de cumpleaños de Nevaeh.

Aunque no me cogía el teléfono, tenía la esperanza de que el plan funcionase, y pudiese verla esa misma noche... Al volver a casa me encontré con Anna y Alex, que intentaban hacer el almuerzo a duras penas, se notaba que ninguno de los dos tenía idea alguna de cocina.

- Bien, la vuelta de Nevaeh comienza a ser una necesidad, nadie cocina como ella.

- ¡Oye! ¿Qué hay de mí?

- Anna, te adoro, pero reconoce que la cocina no es lo tuyo.

- A ver, parejita, salid de ahí y pidamos algo de comer antes de que provoqueis un incendio. Anna, ¿has hablado con Nevaeh?

- La vi esta mañana, pero no le comenté nada de esta noche, pensaba llamarla ahora. 

Asentí, y vi cómo sacaba su teléfono y marcaba un número.

- Me sale el contestador, se habrá quedado sin batería.

- Bueno, luego lo intentamos de nuevo... ¿Pedimos pizza?

-Narra Nevaeh-

- ¡Acabo de darte una paliza! -le grité, sin importarme que estuviésemos en un lugar público-

- ¡Y eso que no sabías jugar! ¿Se puede saber quién te enseñó a jugar a los bolos?

- Mi hermano, pero hacía siglos que no jugaba.

- Ya se nota...

Llevaba todo el día con Joan, habíamos ido a comer a un mexicano, después fuimos al cine, y por último le había convencido para ir a la bolera, honestamente lo había pasado genial y había conseguido despejarme un poco... Aunque no dejaba de pensar en Marc.

- Ahora vamos a tu tienda de ropa preferida, quiero hacerte mi regalo de cumpleaños. 

De camino a la tienda vi como rechazaba varias llamadas telefónicas, pero no le di importancia. Me obligó a probarme varios vestidos de noche y finalmente me regaló un vestido negro algo corto y un par de tacones del mismo color.

- Bien, y ahora volvamos a casa y preparate, porque voy a hacerte el mejor regalo que podía hacerte, voy a enseñarte cómo salimos de fiesta aquí en Barcelona, y no acepto un no por respuesta.

- Sí, capitán.

Joan sonrió y volvimos caminando a casa, ya eran las ocho y como no comíamos desde la hora del almuerzo decidimos picar algo antes de prepararnos para salir.

- ¿También sabes cocinar? -Me preguntó el hermano mayor de mi amiga mientras probaba el bistect y el salteado de verduras que acababa de servirle-

-Narra Joan-

Llevaba todo el día haciendo lo imposible por distraerla y porque pasase un buen rato. Sabía que no iba a olvidarse de Marc, pero al menos no pensaría todo el rato en él, y eso ya era todo un logro. Por otra parte, mi hermana no dejaba de llamarme, y como sabía que sólo me quería para que ayudase a Nevaeh a reconciliarse con su novio, decidí no cogérselo. Sabía que Nevaeh lo estaba pasando bien y necesitaba pensar, no estar al lado de una persona que le había hecho daño. Cuando terminamos de cenar, dejé que Nevaeh fuese a prepararse para salir, y fue entonces cuando mi hermana volvió a llamarme. Suspiré, sabiendo que debía coger el teléfono para no preocuparla, y respondí a su llamada.

- ¡¿Se puede saber dónde has estado todo el día?! ¡Me tenías cardiaca!

- Anna, tranquila, noté a Nevaeh un poco deprimida porque nadie se acordaba de su cumpleaños y decidí enseñarle un poco de Barcelona...

- Bueno, da igual, lo importante es que la traigas a su casa, donde vive con su novio, te mando la dirección por WhatsApp, ¿vale?

- Joan, estoy lista, ¿Vamos?

Me giré al escuchar la voz de Nevaeh, y suspiré, sin saber qué hacer. 

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora