Capítulo 38: Regresando a las raíces

637 31 4
                                    

Ya había anochecido cuando llegamos a Cervera. Tenía muchísimas ganas de ir, y Marc decidió darme esa sorpresa para celebrar que ya había terminado la selectividad, pero la mayor sorpresa me la llevé cuando Marc paró en frente de la casa de Rins, y minutos después los tocayos se subieron a los asientos traseros del coche. El viaje fue muy agradable, lo pasamos entre bromas, cantando las canciones que salían en la radio y demás. 

Cuando llegamos al pueblo natal de los hermanos Márquez, los cuatro nos dirigimos a la casa de un amigo de la infancia de Marc, cenaríamos allí.

- ¡Ven aquí cabrón! -Le dijo el desconocido a Marc nada más verlo-

Mi novio se tiró a sus brazos como si llevase siglos sin ver a su amigo, y después se separó para volver a mi lado y juntar mi mano con la suya.

- Bueno, ya conoces a mi hermano y a Rins, ella es Nevaeh, mi novia. Nevaeh, él es Edgard, uno de mis mejores amigos.

- Que no te engañe, soy el mejor amigo que tiene. 

Yo sonreí y dejé que me diese dos besos antes de que nos invitase a entrar a todos en su casa. 
Edgar vivía con su novia, una chica de diecinueve años muy simpática que estuvo toda la noche hablando conmigo mientras los chicos hablaban de sus cosas. Ni siquiera estaba prestando atención a su tema de conversación, estaba entretenida en la que mantenía con Diana, la novia de Edgar. Cuando terminamos de cenar nos trasladamos al salón, y fue ahí donde noté que Marc estaba más cariñoso de lo normal. No dejaba de acariciar mis brazos y mis piernas, aprovechaba cualquier oportunidad para besarme y no dejaba de susurrarme al oído todo lo que me quería. Hubiese asociado este cambio de actitud a la ingesta de alcohol, pero Marc no había bebido ni una sola gota de este. 

Ya era tarde cuando decidimos irnos de casa de Edgar. Aún así quedamos para vernos al día siguiente, antes de nuestra vuelta a Barcelona. Nada más entrar en la habitación de Marc, donde íbamos a dormir los dos, besó mis labios con una intensidad que habría derretido a cualquiera.

- ¿Se puede saber qué te pasa? -Le pregunté mientras me separaba de él-

- Nada nuevo.

- Si tú lo dices... 

Los dos sonreímos, y volvimos a besarnos. Al día siguiente, alguien me despertó al tocar mi brazo en repetidas ocasiones.

- Déjame cinco minutos más Marc...

- Soy Rins, si no os despertáis ya no llegaremos a tiempo para ir con Diana y Edgar. 

Me levanté de golpe al escuchar sus palabras. Había olvidado por completo poner despertador, y por lo visto a Marc le había pasado lo mismo. Pegué las sábanas a mi cuerpo, sabiendo que estaba desnuda, y me iré a Rins, que me estaba mirando con una sonrisa de diversión imposible de disimular.

- ¿Puedes irte, Alex?

- ¿Por qué no puedo quedarme?

- Porque, si lo haces, mi novio te dará una paliza.

- Buenos argumentos, me has convencido. 

Me guiñó el ojo tras decir aquellas palabras y después abandonó la habitación. Yo sonreí, era un idiota, pero me hacía reír constantemente.

- Marc... Arriba amor... Llegaremos tarde. 

Él se hizo el remolón en la cama mientras yo me daba una ducha, pero por fortuna no tardó mucho en prepararse y llegamos a tiempo a la casa de Edgar. 

Pasamos toda la mañana paseando por Cervera, para mí era un sueño poder estar en el pueblo donde se criaron mis ídolos, aunque estaba claro que ahora era mucho más que eso. Ahora era el pueblo que vio crecer a mi novio. Rins tampoco conocía el pueblo, así que dejamos que Edgar, Diana, Alex y sobretodo Marc nos enseñaran cada rincón de él. A la hora de comer, los seis decidimos hacer algo sencillo en casa, aunque finalmente fuimos Diana y yo las que acabamos cocinando mientras ellos cuatro jugaban a la play en el salón.

- ¿Llevas mucho tiempo con Marc? -Me preguntó mientras me ayudaba a preparar el pollo-

- No, llevamos menos de un mes, ha sido corto... Pero intenso

Ella se echó a reír, pensaba que estaba bromeando, pero no había hablado tan en serio en mi vida. 
Almorzamos juntos, y después nos tocó despedirnos, esa misma noche tenía que ir al famoso programa para explicar las respuestas que había dado en el polígrafo... Y lo mejor es que zo... Perdón, Claudia, también se había sometido al polígrafo, y por tanto también estaría en el plató. 
En el viaje hasta Barcelona fue Rins que condujo. 

Yo  aproveché que iba en los asientos traseros junto con Marc para dormir un rato, había dormido bien, pero el calor sólo me provocaba dos cosas, agobio y sueño. Cuando llegamos a casa aún faltaban tres horas para las ocho, la hora a la que tenía que estar en el plató, pero aún así comencé a prepararme mientras tenía a los chicos en el salón jugando a la play. Dios, no sabía cómo podían pasar tanto tiempo en frente de la televisión y con el mando de la consola en la mano. Sonreí al recordar a mi hermano, él era igual. Me preparé un sándwich y me lo comí mientras Marc se preparaba, él también estaba invitado al programa, aunque en calidad de público. Nos despedimos de Alex y de Rins, y después nos dirigimos a los estudios de mediaset. Iba tranquila y relajada, pensé que lo tenía todo sobre control. Lo que no me imaginaba es que esa noche habrían curvas, y encima, llovería y a Marc y a mí nos tocaría controlar la moto en un circuito completamente mojado y resbaladizo. 

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora