-Narra Marc-
Todo iba perfecto, estaba disfrutando de mi mañana con Nevaeh cuando de pronto vi a Alex Rins a lo lejos. No es que me cayese mal, no tenía nada en contra de él, pero sabía cómo era con las chicas y también sabía que Nevaeh era muy fan de las motos, así que probablemente él sería amable con ella, ella le seguiría el rollo por educación y él malinterpretaría la situación e intentaría algo con ella. Y no iba a permitir que la molestara, no a ella. Por eso le seguí hablando a Nevaeh de las últimas vacaciones familiares en la nieve mientras intentaba disimular que no lo había visto, y de paso rezaba mentalmente para que él no me viese. Pero no iba a tener tanta suerte. Él nos había visto, y venía hacia nosotros. Mierda. Me saludó y me sugirió que le presentase a Nevaeh, pero no le hice caso. Olvidaba que Alex no necesitaba presentaciones. Le dio su número de teléfono y se marchó de allí. Miré a Nevaeh, que aún no terminaba de creerse lo que acababa de pasar, y rompió la tarjeta en pedazos antes de tirarla al suelo.
- ¿Vamos a comprarte un teléfono nuevo? Creo que lo necesitas.
Sonreí al escucharla y seguimos con nuestro paseo por el centro de Barcelona.
Efectivamente, fuimos a por un móvil nuevo y después la llevé a comer a mi restaurante favorito. Cada rato que pasaba con ella me gustaba más, no me cansaba de verla reír, de hacerla rabiar, de ver cómo cruzaba los brazos cuando se enfadaba en un acto de madurez y al mismo tiempo se reía para recordarme que aún era una niña. Lo tenía claro, estaba enamorándome, y sabía que ya no había marcha atrás.
-Narra Nevaeh-
Después de pasar toda la mañana y parte de la tarde en Barcelona, decidimos volver al hospital a hacerle algo de compañía a Alex. Al subir al coche encendí la radio.
- No entiendo estos grupos catalanes raros que escuchas.
Reí mientras escuchaba el final de una canción de uno de esos grupos. Él también reía mientras sacaba el coche del aparcamiento. Y entonces comenzó a sonar una de mis canciones favoritas, y me puse a cantar como si de una prueba de karaoke se tratase.
- Era lo bonito del mar cuando estás a mi lado no hay otro lugar, y era lo bonito de ser un par de enamorados.
Comencé a cantar mientras bailaba en el asiento del copiloto, provocando la risa de Marc.
- Era lo bonito de ti tú nunca te rendiste hasta verme feliz y es lo más bonito saber que nunca me has fallado -siguió él la canción mientras conducía, sin dejar de reír-
Y así cantamos estrofa tras estrofa la canción de Dvicio mientras nos acercábamos al hospital. Al llegar seguían habiendo algunos periodistas, pero no tantos como por la mañana. Aún así entramos mientras nos reíamos por las tonterías que acabábamos de hacer en el coche, ignorando sus comentarios y preguntas. Marc estaba de un humor excelente, y era muy probable que yo fuese el motivo.
- Pase lo que pase siempre seré yo quien te va a querer... -me susurró cuando estábamos en el ascensor, y nos dimos un beso fugaz antes de que las puertas de este volviesen a abrirse en contra de nuestra voluntad-
Tanto Marc como yo notamos que algo iba mal con Alex nada más entrar en la habitación. Estaba bocaabajo a pesar de las numerosas visitas que estaba recibiendo ese día, hasta Juliá, su padre, había conseguido volver de su viaje de negocios. Pero el menor de los Márquez no parecía estar contento. A medida que fue pasando la tarde, los conocidos y familiares fueron marchandose poco a poco, y finalmente sólo quedábamos Marc, su padre, Alex y yo.
- Bueno, ¿vas a contarnos qué te pasa ahora que estamos solos? -Preguntó Marc-
Él se giró para mirarnos y negó con la cabeza, en un gesto bastante infantil. Juliá nos pidió a Marc y a mí que volviésemos a casa, él se quedaría con Alex esa noche, y honestamente lo agradecí, la visita había sido algo incómoda por el comportamiento de Alex. Aún así lo entendía, todos teníamos días malos y además estaba segura de que estaba cansado de estar todo el día metido en esa habitación de hospital.
- Aún es temprano para ir a casa -dijo Marc mientras conducía-
Miré la hora en mi móvil, tan sólo eran las siete.
- Pues sí, ¿tiene algún plan en mente, señor Márquez?
Él sonrió y señaló con la cabeza la guantera del coche.
- Pues sí, pero es una sorpresa, así que coge el pañuelo que hay ahí y tápate los ojos, por favor.
- ¿Y si no quiero?
- Nos iremos directamente a casa y te quedarás sin sorpresa.
- Eres un tramposo, deberían quitarte puntos en tu próxima carrera por esto.
Él rió, y yo decidí obedecerle y taparme los ojos con aquel pañuelo, no quería volver a casa aún, y menos después de saber que me daría una sorpresa. Calculaba que llevaba más de media hora con el pañuelo puesto. Comenzaba a ponerme nerviosa, y le había preguntado docenas de veces a Marc si podía quitármelo, pero su respuesta siempre fue un no claro y rotundo. Suspiré aliviada cuando escuché cómo apagaba el motor, y me ayudó a salir del coche, ya que aún no podía destaparme los ojos. Cuando finalmente me quitó el pañuelo, parpadeé varias veces, sin poder creer lo que estaba viendo ante mis ojos.
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Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]
Fiksi PenggemarNevaeh es una estudiante de bachillerato de diecisiete años normal y corriente que tiene como pasión las motos. ¿Qué pasaría si conociese a Marc Márquez, su ídolo, y además sospeche que éste comienza a sentir cosas por ella? SEGUNDA TEMPORADA YA DIS...