Capítulo 22: La cena

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-Narra Nevaeh-
Pasamos el resto de la mañana en Ikea, y honestamente no pensé que fuésemos a avanzar tanto en la compra de los muebles, pero Marc estaba tan ilusionado y tan participativo que acabó pegándome aquel espíritu de motivación. Muchos muebles los llevamos nosotros, otros más grandes, como los sofás, la cama y demás lo llevaría el personal de ikea esa misma tarde. Después de salir de allí, Marc hizo una parada en el supermercado, ya que aseguraba que si en la nevera no había comida, no podía decir que era su casa. Entre la compra, la vuelta a casa, la limpieza que le dimos a todas las habitaciones y el colocar todo lo que habíamos comprado, tanto comida como mobiliario, se nos hizo la hora de comer, e incluso se nos hizo un poco tarde. Preparé algo rápido mientras tenía a Marc a mis espaldas, recordándome cada dos minutos el hambre que tenía. Y no mentía, porque no tardó ni cinco minutos en devorar su plato.
- ¿Qué hacemos ahora? No podemos salir hasta que no vengan los de ikea -le pregunté mientras lavábamos los platos-
- Quiero enseñarte tu regalo de PAU.
- Te recuerdo que no me he presentado y por lo tanto no sé si he aprobado.
- Bueno, pues tu regalo de graduación.
- Es la próxima semana.
- ¿No quieres el regalo?
- ¡Claro que lo quiero idiota!
Sonreí, y cuando terminamos de recoger me dijo que teníamos que bajar al garaje. Yo ya me imaginaba que era una moto... Pero no me la imaginaba así. Una Honda, cómo no, de color rojo, con las iniciales y el número de Marc en un lateral, aunque había que acercarse para darse cuenta de este detalle. Me encantaba, era la moto de mis sueños, no, ¡era mejor que la moto de mis sueños!
- ¡Te quiero, te quiero, te quiero! -Grité eufórica mientras me subía a la moto-
- ¿Hablas conmigo o con la moto?
Me reí y dejé que me pusiese el casco, también de color rojo, y también con el "MM93" grabado a un lateral del casco. Me dejó las llaves y, por primera vez en la vida, supe lo que se sentía al arrancar un motor como aquel.
- Cuando vuelvas te enseñaré a montar, así podrás sacarte el carné y ser una universitaria motera moderna.
Sonreí al escucharle y apagué el motor de mi nueva adquisición antes de bajarme de la moto y quitarme el casco. Y entonces le besé. Le besé con ganas, con amor, con agradecimiento por haberme cambiado la vida. Intenté regalarle a Marc el mejor beso que había dado en mis casi dieciocho años de vida.
Después de aquel momento romántico en el garaje volvimos al piso, Marc quería organizar una cena allí para invitar a Tito y a Emilio por haberle ayudado a elegir casa, y a su familia para contarle que se mudaba, y que además íbamos a vivir juntos. Yo tenía pánico a la reacción de sus padres y de Alex, ni siquiera yo me creía aún que fuésemos a dar ese paso tan grande... Pero sabía debían saber dónde y con quién vivía Marc. Ellos se preocupaban por él, no como mi familia.
Marc fue a buscar nuestra ropa y las cosas que pensaba traerse de casa de sus padres mientras yo esperaba a los chicos de ikea e iba preparando la cena y el postre.
El resto de la tarde la pasé prácticamente sola en la cocina, Marc se dedicó a ayudar a colocar los muebles que habían traído y a organizar la ropa y las cosas que había traído de su casa, aunque de vez en cuando se pasaba por la cocina para ir probando lo que iba cocinando, y para molestarme un rato.
Finalmente, todo estaba listo y los dos estábamos preparados para recibir a los primeros invitados de nuestra casa. Dios, sonreía como una tonta sólo de pensarlo. Alex y sus padres fueron los primeros en llegar, y Tito y Emilio llegaron poco después. Ya estábamos todos, y estábamos disfrutando de la cena, aunque veía que Roser estaba esperando a que le diésemos la noticia obvia.
- Bueno... Creo que antes de pasar al postre debemos contar algo -comencé a decir yo-
- Esta es nuestra nueva casa, acabamos de mudarnos.
De pronto, todas las miradas se centraron en Roser y Julià. Realmente eran los protagonistas, los únicos que podían estar en contra de nuestra precipitada y loca decisión. Pero, para sorpresa de todos los que estábamos sentados en aquella mesa, Alex se levantó con cara de pocos amigos y se dirigió a la cocina.
Yo miré a Marc sin entender, y él se encogió de hombros mientras se levantaba, dándome a entender que él tampoco sabía qué le pasaba. Siguió el mismo camino que había seguido su hermano para dar con él, y todos los demás nos miramos en silencio sin levantarnos de la mesa.
-Narra Marc-
Todo iba genial. Estábamos pasando un buen rato, cenando prácticamente en familia, cuando Nevaeh y yo decidimos dar la noticia. Miré a mis padres para ver su reacción, pero rápidamente desvié la mirada hacia Alex, que acababa de abandonar la mesa con la misma cara que ponía siempre que perdía alguna carrera. Fui tras él, dispuesto a averiguar qué le pasaba.
- Germà, ¿Qué pasa?
Él me miró a los ojos y suspiró pesadamente.
- Me va a costar mucho no vivir contigo... Además, comenzaba a acostumbrarme a vivir con Nevaeh, era genial tenerla en casa.
- Ya lo sé enano, pero entiende que necesitamos nuestra intimidad y que yo tampoco puedo vivir siempre con papá y mamá. Ya me entenderás cuando encuentres a la persona adecuada y quieras empezar una vida nueva a su lado.
Mi hermano simplemente asintió a mis palabras, no sabía si en su situación actual iba a entenderme por lo que le acababa de pasar con Lora, pero realmente sabía que mi hermano era increíble y que tarde o temprano encontraría a una chica que supiese verlo.
- Vamos a llevar el postre, anda.
Volvió a asentir, y él sirvió el postre mientras yo me dedicaba a recoger los platos de la cena. Durante el postre todos hicimos como si nada hubiese pasado, y sé que Alex lo agradeció.
- Vamos a hacernos una foto todos juntos antes de que nos vayamos.
Todos hicimos caso a la propuesta de Alex y posamos en el sofá que había colocado yo mismo horas antes para la foto que él mismo estaba sacando.
- Después de vieja me haré modelo con tanta foto -se quejó mi madre mientras cogía su bolso-
- Usted está estupenda Roser, no diga eso -aseguró Tito mientras se despidía de nosotros-
Cinco minutos más tarde estábamos solos, y entonces me acerqué a Nevaeh.
- Fíjate si tengo ganas de estar contigo que ni siquiera voy a esperar a llegar a la cama, vamos a estrenar el sofá.
- Eres idiota Marc.
Ella rió sobre mis labios mientras andábamos hacia la habitación, y yo me di cuenta de que aquello de la emancipación tenía sus ventajas.

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora