Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]

Capítulo 8: No hagas que me arrepienta de esto, Marc

- Todo perfecto.
Le sonreí mientras apagaba el móvil, y seguimos hablando como si no hubiese pasa nada. Recogimos la mesa mientras continuábamos con nuestra conversación sobre la carrera que quería estudiar, periodismo. Comencé a contarle todos mis planes de futuro, como si fuese un amigo de toda la vida. Le revelé que estudiaría periodismo, que me especializaría en periodismo deportivo, y que mi gran sueño era retransmitir todas y cada una de sus carreras. Ir a dónde fuese él, y poder decir con orgullo, carrera tras carrera, que volvía a subirse al podio ocupando el primer puesto.
- Me encantaría que estuvieses en todas y cada una de mis carreras -aseguró mientras secaba y colocaba los platos y cubiertos que yo iba lavando- Y poder mirarte cuando llegue el primero a la meta para correr hacia ti y abrazarte mientras te grito que lo conseguimos, Nevaeh, porque mis victorias y premios también son los tuyos.
Dejé de lavar los platos para mirarle a los ojos e intentar averiguar si hablaba en serio o aquello era una jodida cámara oculta. Marc Márquez, el único ídolo que había tenido en mis casi dieciocho años de vida, me estaba diciendo todo aquello, y yo sentía que me derritía con cada palabra que salía de su boca.
- ¿Te ha comido la lengua el gato?
Preguntó antes de echarse a reír, pero yo estaba completamente seria. Cerré la llave de agua y me sequé las manos, sin apartar la mirada de sus ojos. Él también había escondido su sonrisa para mostrarme un rostro completamente serio.
- No hagas que me arrepienta de esto, Marc. Abrió la boca para decir algo, pero yo no le dejé. Simplemente me acerqué a él y besé sus labios antes de que pudiese decir nada. Lejos de apartarse, Marc se acercó aún más a mí, posando sus brazos en mi cintura, y me demostró que él también tenía las mismas ganas que yo de ese beso.
-Narra Marc-
No podía creerlo. Estaba tanteando el terreno, tratando de conocerla mejor, e intentando contarle lo que comenzaba a sentir por ella al mismo tiempo. Y entonces dejó de hacer lo que estaba haciendo y me pidió que no hiciese que se arrepintiese de eso.
No la había entendido, y estaba a punto de preguntarle a qué se refería cuando me calló con un beso. El beso que tanto deseaba. Simplemente intenté alargar ese contacto con ella al máximo posible, pero finalmente acabamos separándonos.
- No sabes el tiempo que hacía que no besaba a alguien... -susurró en mis labios mientras sonreía-
- ¿Y tu no...?
- No lo nombres ahora... -me suplicó antes de volver a besarme-
Y entonces lo entendí. A la mierda las motos, a la mierda nuestras familias, a la mierda su novio... Lo único que importaba en ese momento éramos nosotros.
Decidimos ver una película, y supliqué para que la elegida fuese spiderman. Nevaeh aceptó ver la película, levemente sorprendida por mi elección. Probablemente no sabía que me encantaban las películas de súper héroes, y ella creía que me conocía a la perfección, aunque yo soy de ese tipo de personas que creen que nunca conocemos del todo a las personas. Siempre quedará un pequeño detalle, por muy pequeño e insignificante que sea, que se nos escape de ella.
Mientras veíamos la película intenté besarla de nuevo varias veces, aunque no me dejó. Ni siquiera me preocupé, sabía que se sentía culpable porque estaba engañando a Joel. Pero tampoco quise nombrar el tema, Nevaeh era una chica muy inteligente y sabría qué hacer, y cuándo hacerlo exactamente.
Al día siguiente sentí un gran dolor de espalda al despertar. Hacía años que no dormía en un sofá, y no recordaba lo incómodo que era. Pero todo esto desapareció de golpe cuando vi a Nevaeh dormir, con la cabeza descansando sobre mi regazo. Sonreí y me acerqué a ella para besar su mejilla.
- Dormilona... Son las siete, se te hará tarde -susurré, observando como comenzaba a despertarse-
- No quiero ir...
Reí al escucharla, parecía una niña de cinco años que no quería ir a clase.
- Pensé que eres de esa clase de chicas que no falta nunca a clase.
- He faltado dos veces en todo el curso -bostezó mientras se levantaba-
- ¿Quieres que te enseñe a conducir ahora?
Abrió los ojos de golpe y me abrazó con fuerza mientras gritaba, lo que me hizo reír. Amaba que fuese así de natural conmigo.
- ¿En serio me enseñarás ahora?
- ¿Por qué no?
- ¡Espera aquí, voy a ducharme y a cambiarme!
Salió corriendo y yo reí mientras me levantaba del sofá.
- ¿Quieres que te acompañe?
- ¡Marc! -Gritó desde el baño-
Volví a reír y negué con la cabeza. Decidí llamar a mi madre mientras esperaba a Nevaeh, el día anterior había hablado con Alex, pero no con ella. No imaginaba que me esperaban malas noticias.