Capítulo 16: ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste?

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Y justo cuando pensaba en todo esto, mi móvil empezó a sonar. Me estaban llamando, mierda, iba a pillarme. Lo silencié lo más rápido que pude, pero era obvio que ya era demasiado tarde. Dejó de hablar de golpe, y abrió de golpe la puerta del aseo dónde me encontraba.
- ¿Qué haces aquí?
- La gente normal va al baño a hacer sus necesidades, no a hablar con sus amantes.
- Mira, niñata de mierda, yo que tú me quedaba callada, si cuentas algo no te creerán y encima te pondrás a Marc y a toda su familia en tu contra.
- Eres una zorra.
- Y tú una mosquita muerta.
Sonrió con ironía y se dio la vuelta para abandonar el baño.
Salí del baño hecha una furia, ¿quién se creía que era esa niñata para amenazarme con algo tan fuerte y sagrado como Marc? Ella no sentiría nada por Alex, pero yo tenía muy claro que Marc era lo mejor que me había pasado nunca. Al volver a la habitación me despedí de todos los que estaban en la habitación y me marché con Marc.

- ¿Estás bien? Te noto rara.

Me preguntó aquello mientras salíamos de los aparcamientos del hospital, y entonces sentí que debía contárselo, él me creería.

- Pillé a Lora hablando con otro hombre por teléfono cuando estaba en el baño, y le decía que sólo quería a Alex por interés. Marc, le está engañando, y no tiene intenciones de dejar de hacerlo.

- Nevaeh, entiendo que Lora no sea santo de tu devoción, bueno, te miento, realmente no lo entiendo porque no te ha hecho nada, pero de ahí a decir lo que estás diciendo...

- ¿Insinúas que miento, Marc?

- No, yo sólo digo que ella...

- ¡Ella es una valiente zorra que está engañando a tu hermano pequeño y todos estáis ciegos por no saber verlo!

- Nevaeh, relájate por favor, tan sólo...

- ¡No, no pienso relajarme, para el coche!

- No voy a parar el coche porque necesito que me escuches.

- Ya he escuchado suficiente, ahora para el coche o me tiraré con él en marcha.

- No serías...

Ni siquiera esperé a que terminase la frase. Hice el amago de abrir la puerta y él frenó de golpe.

- Nevaeh, actúa con cabeza y vuelve a subir al coche por favor...

Pero tenía tanta rabia encima que ni siquiera podía escuchar lo que me decía. Di un portazo después de apearme del coche y me subí a la acera. Marc me gritaba desde dentro del coche sin moverse de allí, pero el tráfico que se acumulaba acabó obligándolo a arrancar el coche de nuevo. Aproveché el momento para acercarme a una cafetería que veía a lo lejos sin ser vista por Marc, necesitaba algo de café para aclarar mis ideas.

- Buenas, ¿me pones un leche y leche?

- ¡Un leche y leche! -Me contestó el joven camarero mientras comenzaba a servirlo-

Yo simplemente sonreí y saqué mi móvil, hablaría con mi hermano para que me consiguiese un billete de vuelta a Tenerife cuanto antes. Tenía que dejarme de tonterías y centrarme en la PAU, y ya vería que hacía con mi vida después... La Nevaeh responsable y centrada que todos conocían volvía a apoderarse de mí, y no sabía si reír o llorar por eso.

- ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?

Me preguntó una voz familiar a mis espaldas mientras yo marcaba el número de Raúl.

Me giré para comprobar que era Alex Rins y me encogí de hombros.

- La tonta, eso es lo que hago...

- Oye, ¿Puedo ayudarte?
Se sentó a mi lado y suspiré.
- Da igual... Iba a llamar a mi hermano para volver a mi ciudad...
- Sabía que tu acento no era de aquí.
- Así es, soy de Tenerife.
Comenzamos a hablar y me acompañó mientras me tomaba el café, no le había dado una oportunidad a Alex en un principio porque me había parecido demasiado directo y poco cortés en nuestro primer encuentro, pero ahora que me paraba a hablar con él me daba cuenta de que era un buen chico. Aseguró que tenía que marcharse a entrenar y me ofreció ir con él. Y como no quería volver a Tenerife sin ir al circuito, decidí aceptar su invitación.

-Narra Marc-

No me lo podía creer. ¿La obsesión de Nevaeh por Lora llegaba tan lejos que inventaba cosas tan horribles de ella? Y encima había sido ella la que se había enfadado y se había bajado del coche en plena carretera.

Ella no conocía Barcelona, y pensé que al volver al lugar dónde se había bajado la vería de nuevo allí y ya se habría relajado un poco para que pudiésemos hablar de lo ocurrido, pero, como solía ocurrir siempre que se trataba de ella, me equivocaba. Al volver al sitio vi que ya no estaba, y no sólo eso, sino que ni siquiera estaba por esa zona. Era como si se la hubiese tragado la tierra, y aquello comenzaba a preocuparme de verdad. Aparqué en una gasolinera cercana y comencé a llamarla mientras me lavaban el coche. Le dejé más de cinco mensajes de voz disculpándome y pidiéndole que me cogiese el teléfono y unas veinte llamadas perdidas, pero no funcionaba, no daba señales de vida. Cuando comenzaba a agobiarme demasiado, mi teléfono sonó y lo cogí sin mirar siquiera de quién se trataba.

- ¿Nevaeh? ¿Dónde estás?

- ¿Qué dices? Soy Emilio.

Rodé los ojos al escuchar la voz de mi representante y me subí al coche, que estaba reluciente, como si estuviese recién salido del confesionario.

- ¿Qué quieres?

- Si me contestas de esa manera no te diré dónde está tu chica.

- ¿Sabes dónde está Nevaeh? ¡Emilio, necesito hablar con ella!

- Bueno, está subida en la moto de Rins, llegó aquí con él hace un cuarto de hora o así.

- ¿Y se puede saber qué mierdas hace con Rins?

- ¡Yo que sé! Ven al puto circuito antes de que acabe comiendo de su mano como todas.

Colgué y arranqué el motor para salir derrapando de la gasolinera. Sabía que Nevaeh no era así de fácil, pero necesitaba hablar con ella, y sabía que Rins no me lo pondría fácil. Tardé unos diez minutos en llegar allí, aunque para ello tuve que pisarle tanto como a mi moto en las carreras. Hacía tiempo que no sentía la velocidad correr de esa manera por mi cuerpo. Me bajé de mi coche y corrí hacia el circuito. El ruido de los motores y el ajetreo que se vivía entre los técnicos y mecánicos me hizo sentir como en casa, pero pronto vi a lo lejos a Nevaeh observando con atención los entrenamientos y recordé el motivo por el cual estaba allí. Me acerqué a ella, y me sorprendí al ver que estaba temblando. Joder, me importaba demasiado y sentía que estaba a punto de perderla por una tontería.

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora