Capítulo 23: Agárrate fuerte Márquez, vienen curvas

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-Narra Nevaeh-
Al día siguiente, los rayos de sol que entraban por mi habitación me despertaron. Miré el reloj de la mesa de noche y vi que ya eran las once menos cuarto. Dios, no acostumbraba a dormir hasta tan tarde. Pero el día anterior nos habíamos acostado a las tantas. Me di la vuelta, esperando encontrar a Marc a mi lado, pero en su lado de la cama sólo encontré una nota. "Tengo que ir a Cervera con mi madre, siento no haberte avisado ayer pero se lo había prometido hace días y me había olvidado, eso me pasa por estar todo el día pensando en ti. Volveré para la hora de comer, te quiero, Marc". Sonreí mientras me desperezaba, y me levanté de la cama. Estaba tan acostumbrada a estar con Marc que ya no sabía qué hacer si no le tenía al lado. Hice la cama, y me preparé algo de desayunar antes de darme una ducha. Y, justo cuando estaba a punto de salir, escuché la puerta de la entrada. Seguro que era Marc que había llegado antes de tiempo. Sonreí y salí de la ducha. Le hice un nudo a la toalla antes de salir del baño y dirigirme hacia la puerta. Y, aunque abrí con una gran sonrisa, esta desapareció de golpe al ver a Alex. Genial, quería que la tierra me tragase.
- Eh... Buenos días -dijo él mientras bajaba la mirada al suelo-
- Hola Alex... Siento haberte recibido así, pensé que era Marc...
- Él está en Cervera con mi madre... Se fueron temprano hacia allí.
- Sí, lo sé. En fin, pasa, no te quedes ahí.
Él asintió y pasó al piso.
- Enseguida estoy contigo.
Me encerré en mi habitación y me vestí con lo primero que vi, pensando que sólo a mí se me ocurría abrir la puerta con esas pintas. Al salir de nuevo al salón, vi que Alex estaba dándose una vuelta por la casa, observándolo todo.
- ¿Te gusta?
Él se giró al escucharme y me miró de arriba a abajo en cuestión de segundos. Dios, parecía que me había desnudado con la mirada.
- ¿Qué?
- Que si te gusta la casa.
- Ah sí, es preciosa... Mi hermano no pudo tener más suerte.
Fruncí el ceño al sentir algo de tristeza en sus palabras, pero preferí no preguntar.
- Bueno, yo vine porque no estoy acostumbrado al reposo y me aburría bastante estando solo en casa...
Asentí al escuchar su explicación, y sonreí al pensar en una idea que acababa de pasar por mi mente.
- ¿Sabes? Yo tampoco tengo nada que hacer, y se me acaba de ocurrir algo.
Cinco minutos más tarde estábamos en el garaje, y él estaba admirando la moto que me había regalado Marc.
- Joder, pedazo moto... Menudo regalo se marcó Márquez.
Sonreí mientras asentía a sus palabras, sabía que era una buena moto, pero escucharlo de boca de un profesional como Alex no venía mal.
- ¿Ya la estrenaste?
- No, no sé conducir y...
- Conducir una moto es más fácil de lo que todo el mundo cree.
- Me lo imagino, pero no puedo circular sin tener carnet.
- Te aseguro que ningún policia va a parar a Alex Márquez y a su acompañante, a no ser que sea obvio que estás cometiendo alguna infracción.
Le miré a los ojos mientras me mordía el labio, comenzaba a tentarme.
- Venga, déjame un casco y dame una vuelta, yo no puedo conducir con el brazo así.
- Bueno... Pero sólo le daré una vuelta a la urbanización.
Él sonrió satisfecho y cogió el casco que le di. Cada uno se puso el suyo, y después dejó que me subiese yo primero antes de montarse a mis espaldas.
- Agárrate fuerte Márquez, vienen curvas.
Él se echó a reír, y yo arranqué el motor antes de acelerar y dirigirme a la salida del garaje.
-Narra Marc-
Llevábamos toda la mañana en Cervera, había olvidado por completo que le había prometido a mi madre traerla hoy aquí. Y es que necesitaba coger un par de cosas de casa, y bueno, volver al pueblo al que perteneces nunca está de más. Aún así llevaba todo el día pensando en Nevaeh, estuve a punto de escribirle un par de veces, pero no se conectaba al WhatsApp desde la noche anterior y no quería despertarla. Tardamos más de lo que calculaba en volver a Barcelona, así que mi madre me pidió parar en un restaurante que nos quedaba de camino, y que estaba a unos cincuenta kilómetros de casa. Decidí no comer porque le había dicho a Nevaeh que estaría allí a la hora del almuerzo, y sonreí como un idiota mientras conducía después de aquella pequeña parada, imaginándola cocinando en ese preciso momento alguna delicia para mí.
Tras dejar a mi madre en casa y despedirme de ella, puse rumbo a mi nuevo hogar, que quedaba a un cuarto de hora de la casa de mis padres. No quería mudarme a la casa de al lado, pero tampoco quería irme a la otra punta de Barcelona. Buscaba un punto intermedio, y definitivamente lo había conseguido. Aparqué en el garaje del edificio, justo al lado de la moto de Nevaeh, y cogí el ascensor, ansioso por llegar a casa y comérmela a besos. Dios, cómo la había echado de menos. Abrí la puerta y, al entrar, no escuché ni el sonido de una mosca. Fruncí el ceño y cerré la puerta mientras me adentraba en el ático que acababa de comprar. Entonces diferencié a Alex sentado en el sofá, y estaba tan concentrado en hacer lo que estuviese haciendo que ni siquiera me escuchó llegar. Me acerqué aún más, y vi dos cascos y las llaves de la moto de Nevaeh sobre la mesa. Y, al acercarme un poco más, vi lo que estaba haciendo mi hermano.

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora