Capítulo 28: Todos, menos Nevaeh

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- Germà, ¿Qué pasa?
- Tengo más de cincuenta llamadas perdidas de Nevaeh... Literalmente.
Yo asentí, ni siquiera sabía que se habían intercambiado los números de teléfono. Siempre era el último idiota en enterarme de todo. Miré mi móvil, y suspiré al ver que a mí no me había llamado ni una sola vez. Me preguntaba qué había provocado esa urgencia por hablar con mi hermano. - Llamala tú entonces.
Me obedeció de inmediato, pero saltaba el contestador. Cuando llegamos a casa se pasó más de una hora intentando llamarla, si ella había dejado cincuenta llamadas perdidas él había dejado cien.
- Joder... No me lo coge.
Yo asentí, honestamente estaba más molesto que preocupado. Sabía que Raúl había ido a recoger a Nevaeh al aeropuerto, y que no podía haberle pasado nada. Aún así, decidí llamarlo. Cogió el teléfono al segundo toque, al primer intento.
- Joder Marc, menos mal que llamas.
Fruncí el ceño al escuchar sus palabras, y decidí poner el manos libres para que Alex pudiese escuchar.
- ¿Ocurre algo?
- ¿Que si ocurre algo? ¡Mi hermana se ha largado de casa!
Miré a mi hermano, que tenía la misma cara de confusión que yo.
- ¿Que Nevaeh se ha ido?
- ¡Sí, mis padres estaban muy cabreados ya por lo de ayer y encima hoy ha salido un número nuevo de la revista hola y salís en la mismísima portada, no veas la de cosas que le han dicho a la pobre!
Cerré los ojos con fuerza. Mierda, tanto cuidado, tantas veces aguantándome las ganas de besarla en público, ¿para qué?
- ¿Y no tienes ni la más mínima idea de dónde puede estar?
- No sé nada, Marc, ya he ido a buscarla a la casa del pueblo y he llamado a sus amigas, pero no hay rastro de ella...
- Bueno... De momento debemos mantener la calma, intentemos localizarla, a ver si contesta al móvil.
- Está bien... Llámame si sabes algo de ella, Marc, por favor.
- Lo mismo digo tío... Hasta luego.
Nada más colgar, vi cómo Alex se levantaba del sofá.
- ¿Dónde vas?
- A comprar la revista, necesito saber si dicen algo malo de Nevaeh y por eso está así.
Yo asentí y lo vi marchar. Mientras Alex y iba a por la revista, yo seguí insistiendo.
Llamé a Nevaeh hasta que perdí la cuenta, tanto fue así que cuando escuché su voz al otro lado del teléfono pensé que estaba soñando.
- ¿Marc...?
Guardé silencio durante unos segundos, ni siquiera sabía qué decir.
- Petita, ¿estás bien? ¿Dónde estás?
La escuché llorar, y también escuché como mi corazón se rompía en mil pedazos a causa de su llanto. Respiré hondo, intentando razonar a pesar de la situación. Sabía que me necesitaba. - En el aeropuerto.
- ¿En el aeropuerto? -repetí, sin encontrarle sentido a sus palabras-
- Ya me da igual todo, Marc... Nos han pillado... Ya lo sabe toda España... Y en el fondo me alegro, porque ya no tendremos que escondernos... Cada vez que me separo de ti todo se vuelve un desastre Marc... Anoche me separé de ti unos minutos y mira lo que ocurrió... Ahora vuelvo a Tenerife y una de las revistas más importantes del país publica un reportaje sobre nosotros...
Sonreí sin poder evitarlo al escucharla, iba a volver.
- Bueno, me encanta tu teoría de que lo mejor que podemos hacer es estar juntos. ¿Ya tienes pasaje?
- Sí... Cogí mis ahorros para comprarlo, pero no sale hasta dentro de dos horas.
- Se me hará duro estar estas horas sin ti.
Y, aunque no podía verla, sabía que estaba sonriendo en la otra punta del país.
- Te llamo cuando vaya a coger el avión, voy a llamar a Raúl para hablar con él y tranquilizarlo... Y dile a tu hermano que siento tanta llamada, pero... No sabía a quién llamar.
Auch, eso dolió, había dado justo donde más daño hacía. Aún así no quise dramatizar e intenté pasar ese dato por alto.
- Tranquila, se lo diré de tu parte. No dejes de llamarme , por favor.
- No lo haré. Te quiero.
- Te quiero, Nevaeh.
Sonreí y corté la llamada. Estaba mucho más relajado, escuchar su voz me había ayudado a soltar todo el estrés que había aparecido en mí tan rápidamente. Alex no tardó en llegar con la revista. Le conté que había localizado a Nevaeh y que estaba en el aeropuerto a unas horas de coger un avión para volver con nosotros. Pude ver cómo suspiraba con alivio, y me cedió la revista para que pudiese verla.
En la portada, uno de los besos que le había robado el día que había estado a punto de perderla por Lora en los circuitos. Aún se me ponían los pelos de punta al recordar aquel día. Lo mal que lo pasé, cómo le rogué sin importar que mi dignidad estuviese al nivel del suelo... Y, de rótulo, "El mayor premio de este año de Marc Márquez". Oh, en eso sí que estábamos de acuerdo. Sonreí y seguí leyendo en el interior. Más fotos de Nevaeh. Subida en la foto de Rins, en el pie de foto comentaban que mantenían una bonita amistad. En otra aparecía ella sola, mirando hacia el circuito y con semblante serio. Esa foto se la habían sacado antes de que yo llegase... Estaba seguro. Afortunadamente, en ninguna de las fotos aparecíamos llorando. Sí que aparecíamos abrazándonos, sonriéndonos, besándonos... Y entonces entendí que estaba ante la mujer de mi vida, y que mis fans tenían todo el derecho del mundo de saberlo.
Me dejé dormir mientras leía la revista, y fue Alex quién se encargó de despertarme.
- Marc... Arriba... El avión de Nevaeh aterrizará en media hora...
Me levanté de golpe, acordándome de pronto de todo lo que había pasado el día anterior, y miré a mi hermano.
- ¿Has hablado con ella?
- Sí, hace unas horas... Me dijo que su vuelo llegaba a las seis y son las cinco y media.
Asentí y ambos salimos con prisa de casa, estaba muerto de sueño, no había dormido ni cuatro horas, pero sabía que ya tendría tiempo para dormir. En menos de quince minutos estábamos aparcando en el aeropuerto, y Alex y yo vimos con impaciencia como todos los pasajeros del avión proveniente de Tenerife pasaban por nuestro lado. Todos... Menos Nevaeh.

Conociendo a mi ídolo |Marc Márquez| [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora