Frozen...or not?

178 14 9
                                    

Ya he vuelto señores y tras convivir 12 días con adolescentes hormonados y dramáticos la imaginación ha venido a mí. Son unos chicos geniales, siempre os voy a querer #eos15. Os dejo con el capítulo. Si os gusta ya sabéis, votad, comentad,....

CAPÍTULO 26

Narra Astrid

Abrocho mi abrigo y ajusto la bufanda a mi cuello, no recordaba las frías mañanas invernales de Madrid. Al final Claire me dijo que nos fuéramos, prácticamente me obligó; estaba mejor y muy bien acompañada... Deben de ser las diez de la mañana, llevamos viajando toda la noche.

-Café y tostadas para mí, chocolate con churros para ti. -Dice Matt al tiempo que deja sobre la mesa nuestro desayuno. Estamos en una cafetería cerca de la Estación de Atocha.

- ¿Qué tal tu viaje? -Le pregunto y bostezo.

-Horrible, no sé cómo has podido dormir en esos asientos. Me duele la espalda, el cuello, todo. -Río ante su respuesta.

-Yo duermo en cualquier sitio, pero nunca antes de las dos de la madrugada, soy incapaz. -Ahora es él quien ríe.

Desayunamos entre risas y hablando de tonterías. Una media hora más tarde salimos de la cafetería. Matt coge un autobús y yo el metro, nos despedimos y quedamos en vernos mañana.

Paso por unas cuantas estaciones, cargada con mi maleta, hasta que llego a Ópera, mi parada.

Salgo a la superficie y respiro el aire contaminado de Madrid, justo como cuando era pequeña. Doy la vuelta al Teatro Real, grandioso e imponente, para salir a la Plaza de Oriente. Subo a mi casa, justo frente al Palacio Real. Abro la puerta y dejo las llaves en el mueble de la entrada.

Llevaba unos meses sin venir, pero todo sigue igual. Pensé que todo iba a estar lleno de polvo, pero debe ser que Carmen, la señora que viene a limpiar, pasó hace poco.

Me tiro sobre el enorme sofá, ya desharé la maleta cuando necesite algo. Intento dormir pero mi cabeza no deja de darle vueltas a un tema. Matt. Últimamente es lo único que tengo en la cabeza. Y odio este sentimiento, no soporto que su opinión me afecte tanto, no quiero depender de nadie, no quiero que me guste nadie. Él sabe mi historia, puede joderme la vida igual que hizo Daniel. Pero, no sé, es una sensación rara que me impulsa a confiar ciegamente en él.

Me quedo dormida tras no se cuanto tiempo mirando el techo y me despierto sobre las cuatro de la tarde. Como no tengo nada más que hacer, pongo música a todo volumen y deshago la maleta. Paso frente a la que fue la habitación de mi hermano y me resisto a entrar, porque se lo que va a pasar, demasiados recuerdos.

Me visto y recojo mi pelo de cualquier manera para bajar a la calle con el pretexto de tirar la basura. En realidad, lo que estoy haciendo es evitar llorar, porque sé que, una vez que empiece, no voy a poder parar.

Cuando salgo del portal ya es de noche y hace mucho frío. Cruzo la plaza lo más rápido que puedo, puesto que no llevo abrigo. Tiro la basura y vuelvo hacia mi casa pasando frente al Teatro Real, está a punto de empezar la ópera de turno.

- Buenas noches, señorita. - Dice pomposamente una voz conocida a mi derecha, veo a Matt acompañado de una niña pequeña, de unos ocho años, que deduzco que es su hermana.

- Hey, ¿cómo tú por aquí? - Le pregunto.

- Veníamos a la ópera, pero no quedan entradas, ¿verdad, princesa? -Dice lo último dirigiéndose a su hermana. Ella niega con la cabeza y me mira con los ojos muy abiertos medio escondida tras las piernas de Matt.

- ¿Quién es?

- La chica con la que he venido en el tren, Astrid.

- Es muy guapa, ¿es tu novia? - Le pregunta la pequeña y Matt ríe negando con la cabeza. He de decir que su respuesta me entristece un poco, no es que quiera que le mienta diciendo que somos algo que no somos, pero lo ha negado tan rotundamente...

ART ACADEMY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora