Señora Martínez

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Vale, podéis matarme. Sé que no es justo y lo siento muchísimo, pero mi vida durante este último año ha estado un poco loca. He acabado mi último año en el conservatorio, tenía instituto, movidas personales... Básicamente no tenía mucho tiempo para escribir y la inspiración brillaba por su ausencia. Tenía capítulos ya escritos, como este, que debe ser de octubre de 2015 o algo así. No estoy muy contenta con cómo están escritos y cómo continúa la historia y de hecho me dieron ganas de no acabarla, pero he pensado que era muy injusto para vosotros porque es como que yo, al ya saber el final, he perdido el interés y la he dado por acabada en mi mente, pero vosotros no lo sabéis y si habéis llegado hasta aquí os merecéis tener un final en condiciones. No sé cuándo voy a poder escribir ese final, pero espero tenerlo para estas vacaciones. Mientras tanto voy a subir todos los capítulos que ya tenía escritos y que no me sentía con fuerzas o ganas de subir. Entiendo que no os acordéis de nada de la historia (a mí también me ha pasado y la he tenido que releer varias veces) y supongo que hay gente que va a pasar de leer, pero para esos que todavía no se han rendido con mi historia, aquí os dejo un nuevo capítulo.

Muchas gracias por leerme

Besos,

M



CAPÍTULO 30

Narra Matt

Toco el timbre y subo por las escaleras. Ayer por la noche volví a casa en una nube. Creo que Iris y la abuela se han dado cuenta del buen humor que ha perdurado hasta esta mañana, cuando lo normal es que me levante tarde y maldiciendo, pero qué más da. Estoy feliz porque voy a volver a ver a Tris, voy a poder besarla otra vez, voy a poder ver su sonrisa y las arruguitas que causa ésta bajo sus ojos... Joder, ya hablo como un gilipollas enamorado. Vuelve a la tierra, idiota.

Me abre la puerta y no puedo evitar fijarme en que está despeinada y que todavía lleva el pijama, he de especificar que los pantalones de ese pijama son cortos, MUY cortos, cosa que resalta más sus largas piernas.

— Buenos días. — Dice sonriente. — Pasa, estaba terminando de desayunar. Voy a cambiarme, ahora vuelvo.

No he sido capaz de articular palabra desde que he entrado. Se da la vuelta y no puedo evitar fijarme en su culo, estoy a punto de decir que no hace falta que se vista, pero sé que, para conservar mi cordura, es lo mejor. Al poco tiempo vuelve vestida con vaqueros y una sudadera.

— Así que... Tengo algunas ideas que se me han ocurrido. — Dice mientras que abre un cuaderno.

— Cuéntame, te escucho. — ¿Y el beso de buenos días? Pienso.

— Pues, a ver, ¿te parece que toque primero la música? — Dice dirigiéndose al piano.

— ¿Ya puedes tocar ese piano? — pregunto extrañado, dada su reacción del otro día parecía un poco traumada.

— Sí, completamente superado. — Me sonríe. Se sienta en la baqueta y empieza a tocar. Se la ve muy concentrada, a veces hace muecas en los lugares donde, supongo, se habrá equivocado. — Todavía necesita unos retoques que van en función del baile y tendré que orquestarla... ¿Qué te parece? — Pregunta con timidez una vez que ha acabado.

— Está muy bien, me gusta. Tiene un tempo muy bueno para bailarlo y mucha fuerza. ¿Cómo es que escribiste esto? No tiene nada que ver con el primer borrador que me enseñaste.

— Saqué toda la mierda acumulada que tenía, todo lo de Dan, Melanie,... ya conoces el drama.

— Sí. — Asiento un poco fastidiado.

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