Reencuentros 2

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CAPÍTULO 2

Narra Daniel

Llevo encerrado en este antro desde ayer. Las clases no empiezan hasta la semana que viene, durante el fin de semana llegará gente de todo el mundo a estudiar arte aquí. El curso promete ser igual de aburrido que el anterior, o incluso, más. Subo por las escaleras a recepción, justo vengo de intentar sacar algo de comida de contrabando del comedor, tengo contactos en la cocina. Entre todo el mogollón de gente veo a una chica que parece un poco perdida. Me acerco un poco, es blanca de piel, su pelo, entre rubio y castaño le llega por la mitad de la espalda y se riza en pequeñas ondas al final. Me acerco más y veo su cara, sus preciosos ojos azules están fijos en algún lugar en el techo de la recepción.  

– ¿¡Tris!?– pregunto, su nombre sale involuntariamente de mi boca. Se gira y se me echa encima en un abrazo de oso.

– ¡Daniel! –grita dejándome casi sordo. – No me puedo creer que estés aquí. ¡Te he echado tanto de menos! 

–Yo a ti también, enana – susurro en su oído. Odia que la digan enana y, a mí, me encanta molestarla. – ¿Qué estás haciendo aquí?  

– Estudio aquí, soy nueva. 

Un carraspeo interrumpe nuestra conversación. 

– ¡Eh, tío! ¿No vas a presentarme a tu novia?

Oh, genial, el tonto de Luke ha llegado para fastidiarme el reencuentro. 

– Yo no soy su novia, proyecto de surfero cuya única neurona se evaporó por el calor del verano – responde Tris con una sonrisa falsa. 

– ¡Cuánto echaba de menos esos insultos tuyos tan raros!– digo a la vez que la abrazo por la espalda. 

–Soy Astrid – se presenta a mi amigo. 

– Yo soy Luke, encantado – dice él dándole la mano. – Y tú, ¿Qué estudias? 

–En principio, violonchelo y piano. ¿Y tú? 

– Cine y fotografía, nena – le dice giñándole un ojo de forma coqueta. Espera, ¡LUKE ESTÁ COQUETEANDO CON TRIS, MI TRIS! – En cuanto quieras te invito a ver mi última peli. 

– ¿Esa tan cutre de los trenes de juguete y los aviones de papel? Sí, seguro que después de eso te vuelve a llamar – digo molesto. Ella estalla en carcajadas.

Al final ella se va a por la llave de su habitación y yo me quedo solo con Luke.

– Pero bueno, tío. ¿A ti qué coño te pasa?–le grito cabreado.

–Ella dijo que no era tu novia. A demás, esa tía está muy buena – responde saboreando cada una de las palabras que dice.

– ¿Y? No hables de ella de esa forma.

–Te gusta, ¿no?

–¿Qué? Pffff. Pues claro que no. Era mi mejor amiga, luego ella se mudó y perdimos el contacto.

–Ya, claro.

Entramos a la habitación, que comparto con Luke y con Matt, a dejar la maleta de Luke y bajamos al comedor. Veo a Astrid seguida de una chica y les hago señas para que vengan a sentarse con nosotros.

– ¡Hey, chicos! ¿Cómo va vuestro día?–dice Astrid.

– ¡TÚ!– la que ha hablado es la chica que está mirando a Luke con el ceño fruncido. – Entre las personas con las que no te tenías que juntar justamente mencioné al estúpido simio que tienes delante, ¿¡no me escuchaste?!– Esa chica... me suena mucho pero no sé de qué – ¡Mujer, el aborto de murciélago!

– ¡Ah! Ahora caigo– dice Astrid. – Daniel, me parece que no vamos a poder comer juntos, al parecer mi "compi" de habitación odia a tu amigo.

– El sentimiento es mutuo – dice Luke – y tienes razón, yo no pienso comer con esa lagarta. –Se nota la tensión en el ambiente...

– Emm, bueno, pero, tenemos esta tarde libre, ¿no? ¿Y si pedimos un aula e improvisamos algo? Para recordar los viejos tiempos y eso – me dice Tris. 

– Sí, por mi genial. Quedamos a eso de las cuatro en la entrada del edificio de música – respondo un poco cortado.

–Ok, au revoir– me dice dándome un beso en la mejilla y se va a comer con sus compañeras de habitación.

Llega Matt, que ha visto la escena desde la distancia y se sienta en nuestra mesa.

– ¿Nuevo ligue?– le pregunta a Luke.

–No – respondo cortante. –Ella es intocable.

–Vale, tío, relax, era una broma. 

Estuvimos hablando del verano, Luke estuvo en su casa, en Australia, y estuvo surfeando todo el verano. Matt fue a pasar el verano con su abuela. Era una suerte que nos hubiera vuelto a tocar este año juntos en la habitación otra vez, estas cosas solo pasan una vez cada... ¿milenio?

Después de comer voy a dar una vuelta por el jardín. Saco las nuevas partituras que tengo que tocar, el nocturno n2 de Chopin, para piano solo.

Se me pasa el tiempo leyendo las notas que pronto interpretaré. Cuando acabo miro el reloj: las tres y media, aún tengo tiempo para darme una ducha antes de mi "cita" con Tris.

Me levanto con tranquilidad y voy hacia la residencia masculina. Justo al lado está la residencia femenina, de donde sale corriendo hacia mí una figura rosa.

– ¡Danyyyyyy!-grita Melanie mientras me abraza, más bien me estruja. Nos dirigimos a un banco un poco apartado y se pone a hablarme de todo lo que ha hecho en verano. Yo me limito a asentir y a fingir que presto atención a sus palabras. Aunque esté un poco loca y sea un poco mala, tengo que admitir que es todo lo que un chico querría tener en su cama.

– ¿Me estás escuchando?– me pregunta un poco ¿indignada?

–Sí, sí. Perdona es que me he perdido en tus ojos– respondo, cosa que en parte es verdad.

La sigo contemplando y no sé cuánto tiempo pasa, pero sinceramente me da igual. 

– Hombre, Daniel, vamos a tener que comparte un reloj, solo para que aprendas lo que significa una hora y media tarde – dice una voz cabreada. 


En el multimedia está la obra que toca Daniel. Gracias por leer y ya saben, si les gustó, voten o comenten. M

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