Promesas

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CAPÍTULO 8 

Narra Astrid

Cuando entro me encuentro a Claire llorando mientras que Lis la consuela. Dejo el chelo y me acerco a ellas.  

– ¿Qué pasa?  

–Melanie-dice Lis y Claire vuelve a sollozar más fuerte.   

– ¿Qué ha hecho ahora esa zorra?  

–Puesto que el año pasado casi suspendo, este año necesito créditos extra para poder tener un seguro y evitar que me echen de la academia. Una forma de conseguirlos es participar en la organización de eventos. Melanie es la líder del comité y me ha vedado la entrada puesto que dice que no soy lo suficientemente buena –dice Claire echándose a llorar otra vez.  

–No me lo puedo creer. – Digo– Se va a acordar de mí.   

–No, Tris. Es mejor que no hagas nada, sino también la puede tomar contigo y hacerte la vida imposible.   

–Ya me odia, a demás, la conozco demasiado bien para lo que me gustaría admitir. –Digo a la vez que tengo un flashback fugaz–Vamos a hacer una cosa. Te vas a poner guapa, vas a dejar de llorar y nos vamos a arrasar al comedor. Que le den a esa tonta. Ella no tiene que decirte como ser, a demás, ella no puede juzgar tu talento, y si estás aquí es porque eres de las mejores, demuéstrale que se equivoca, que no te vea débil.  

–Sí, Claire, tenemos que enfrentarla. Ya nos ha fastidiado bastante. Es hora de que aprenda de su propia medicina. –Dice Tris. Claire se pone en pie. Nos vestimos y maquillamos, pero tampoco excesivamente, y bajamos al comedor. Cuando entramos todas las miradas se ponen en nosotras y se hace un enorme silencio. Lo único que se oye es el ruido de nuestras pisadas al dirigirnos al autoservicio. Nos sentamos en la misma mesa del desayuno con los chicos y vuelven los murmullos.  

–Hola bellas.  

–Chicos, ¿qué tal?  

–Muy bien. –Dice Dan– Oye, se me ha ocurrido, ahora que ya han pasado casi tres semanas desde que empezó el curso y las cosas se han estabilizado un poco, les podemos pedir la autorización a nuestros padres para que nos dejen salir el viernes y así vamos a por un helado, a demás de que todavía no tenemos exámenes y no me puedes poner ninguna excusa. –Dice mirándome a mí. 

– ¿Te dejan salir de aquí si tienes una autorización de tus padres?– pregunto incrédula. Todos asienten- tengo que contactar con los secretarios de mis padres ya si quiero poder salir – pienso en voz alta.  

–Danny –exclama Melanie a la vez que se sienta al lado de Dan. – Entonces, tienes libre el viernes, ¿verdad?  

–Eh, sí –dice él embobado. Espera, acababa de quedar con nosotros, no está libre.  

– Genial, pásate por mi habitación a las siete. Es una cita. – él asiente como si estuviera en las nubes. Melanie le da un beso en los labios, un morreo en toda regla delante de toda la academia. Noto un dolor en el pecho, como un vacío y mis ojos amenazan con empezar a llorar cuando él le devuelve el beso con más fiereza aún. Por fin se separan y Melanie se va. La verdad es que toda nuestra mesa se pone en pie. Los chicos se llevan a Dan a su habitación por no sé qué movida y nosotras nos vamos a la nuestra, Claire y Lis incrédulas y yo triste, rota y muy cabreada.  

Me tiro a la cama y ahogo un grito en mi almohada.  

–Dan sabe que la odio, ¿Por qué la ha besado así delante de mis narices?   

–Lo siento mucho, Tris, de verdad. –Dice Claire.  

–Si es que tengo que ser gilipollas.   

–No digas eso, criatura –dice Lis mientras me abraza.  

–Pero si no, no hay explicación. ¿Por qué siempre me junto con los traidores? Debo tener un imán o algo.  

–Hagamos un juramento. –Miro a Claire con cara de interrogación. – Juramos no traicionarnos, ni mentirnos ente nosotras y unir fuerzas contra Melanie.  

–Me parece bien, pero tenemos que hacer algo que no nos permita romper el juramento. –Digo. Sé por experiencia las promesas casi nunca se cumplen.  

–Vale, cada una tiene que decir uno de sus mayores secretos o lo que le dé más vergüenza y que nadie más sepa. – dice Lis.  

–Me parece bien – dice Claire. Me mira y yo asiento.  

Nos sentamos en círculo en el suelo.  

–Yo empiezo-dice Lis– Hace dos años, cuando tenía 13, me gustaba mucho un chico. Había sido mi amor platónico durante toda mi vida. Yo no me atrevía a hablarle y por medio de una amiga le preguntó si yo le gustaba. Él le dijo a mi amiga que era mona pero que no estaba buena porque estaba muy gorda. Yo me deprimí mucho y dejé de comer. A veces, vomitaba para no engordar, pero yo estaba bien, aun que no me daba cuenta. Me empezaron a dar desmayos y bajadas de azúcar. Mis padres me llevaron al médico y me diagnosticaron un principio de anorexia. Estuve unos meses en el hospital y cuando salí de allí, les pedí a mis padres que me cambiarán de instituto. Así es como llegué aquí. – No daba crédito á sus palabras. ¿Casi muere por culpa de un gilipollas que la llamó gorda? Lo debió de pasar fatal. No puedo contenerme y le doy un abrazo, Claire también se une al abrazo. Cuando nos separamos Claire habla.  

–Me toca. Esto es un poco duro para mí. –Dice con timidez– Cuando tenía 10 años, mis amigas por aquel entonces dejaron de hablarme. Ellas difundieron rumores por la clase en los que me ponían verde. Fui a hablar con mi tutor, era un hombre de unos cuarenta años muy alto y fuerte, al principio era muy simpático y  comprensivo, pero cuando hablamos a solas, intentó abusar de mí. Grité con todas mis fuerzas hasta que llegaron otros profesores justo a tiempo y por suerte no pasó nada. Después de eso estuve yendo al psicólogo durante muchos meses y aún hoy tengo pesadillas sobre el tema.- 

Estoy en completo shock. Me tiro a sus brazos y la estrecho lo más fuerte que puedo.  

–No te preocupes. Ahora estamos nosotras contigo. –Le digo. –Bueno, os voy a contar mi historia. Cuando era pequeña, tendría unos 9 o 10 años, Melanie era mi mejor amiga. Ella había llegado nueva hace poco y justo el año anterior mis amigas me habían marginado. Tuvimos que hacer grupos para un baile. El año anterior había ido con mis amigas por aquel entonces, pero este año no me hablaban, así que fui con Melanie. Ella se enfadó mucho porque a ella no la habían metido en el grupo de las "guays", a mí tampoco. Me mandó un correo electrónico en el que me decía que, si no decía que odiaba a las "guays", ella iba a dejar de ser mi amiga. Yo como una tonta escribí lo que ella quería y ella se lo reenvió a las "guays". Todas se volvieron en mi contra, ya nadie me hablaba y Melanie se convirtió en la reina. Me vi obligada a irme con los chicos y a aprender a jugar al fútbol, entonces ellas empezaron a llamarme marimacho. Poco después de eso me mudé a Francia y conocí a Dan. El es el único que conoce mi historia junto con vosotras. Desde el día en que me traicionaron me prometí a mi misma ir siempre con la verdad y nunca volver a llorar por alguien que no lo merece. –Acabé mi historia. En comparación con las de ellas la mía no era nada, un simple caso de acoso escolar.  

–Muy bien. Juramos por los secretos que acabamos de confesar que vamos a unirnos y vamos a ser fuertes juntas. Obviamente los secretos no van a salir de aquí y prometemos que nunca vamos a mentirnos o a traicionar a ninguna de nosotras. – Dice Lis y cuando acaba pone su mano en el centro. Claire y yo ponemos nuestras manos sobre la suya.  

–Lo juramos –decimos las dos a la vez y nos damos un abrazo grupal. Ellas se van a convertir en mis amigas para toda la vida, lo presiento.   

Oigo unos golpes en la puerta y me levanto a abrir. 

– ¿Podemos hablar un momento?– me dice un Dan despeinado y jadeante.

  

Wow, capítulo profundo. Sé que no ha habido mucha acción pero bueno, ahora conocéis un poquito más de la vida de "las chicas".

Espero que os haya gustado, dejarme un comentario o darle a la estrellita, no os cuesta nada ;-).

Besos, M

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