EL HIJO DE MEDUSA

ENTRENAMIENTO DE TEODORO

Emporios, le explicó a Teodoro que, aunque parecía tener ciertas habilidades y preparación noble, aún le faltaba una formación completa y adecuada para el papel que le esperaba. Con esto en mente, decidió que era imperativo que Teodoro recibiera una educación más formal.

Para ello, Emporios anunció que contrataría tutores expertos en diversas áreas relevantes, desde la gestión empresarial hasta las habilidades de negociación y la etiqueta social. Mientras él se ocupaba de establecer contactos y realizar investigaciones para desarrollar sus futuros proyectos comerciales, Teodoro debía dedicarse a su formación.

Teodoro demostró tener un dominio notable cuando se trataba de la comunicación verbal. Aunque no hablaba mucho y era deliberado al pronunciar cada palabra, su habla era clara y comprensible. Los tutores quedaron impresionados por esta habilidad y elogiaron su capacidad para expresarse con precisión y claridad cuando decidía hablar.

Sin embargo, cuando se trataba de expresarse por escrito, Teodoro enfrentaba un desafío diferente. Aunque tenía un buen conocimiento y comprensión de la escritura, luchaba por plasmar sus pensamientos de manera consistente en papel. Sus caracteres a menudo resultaban demasiado grandes o demasiado pequeños, lo que dificultaba su legibilidad y presentación.

A pesar de esta dificultad, Teodoro perseveró en su entrenamiento, dedicando tiempo y esfuerzo para mejorar su habilidad para escribir de manera legible y consistente. Con la orientación y la paciencia de sus tutores, confiaba en que eventualmente superaría este obstáculo y lograría dominar tanto la comunicación verbal como la escrita en su búsqueda de convertirse en un asistente competente y efectivo para Emporios.

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En una de las sesiones de tutoría, un tutor de mayor edad planteó una pregunta profunda a Teodoro: ¿Por qué seguía a Emporios? Sugirió que Teodoro tenía el potencial de forjar su propio camino y alcanzar el éxito, quizás incluso superando a Emporios en el proceso.

La respuesta de Teodoro fue reveladora. Explicó que seguía a Emporios porque este hombre le había mostrado el mundo, lo había ayudado y, lo que es más importante, había sido una de las pocas personas que habían sido completamente sinceras con él. En Emporios, Teodoro encontró no solo un mentor, sino también un amigo y un guía en su viaje por el mundo.

Esta respuesta ilustra la profunda lealtad y gratitud de Teodoro hacia Emporios, así como su reconocimiento del valor de la sinceridad y el apoyo genuino en sus relaciones. A pesar de las oportunidades que podrían estar disponibles para seguir un camino independiente, Teodoro optó por continuar aprendiendo y creciendo junto a Emporios, valorando la conexión y el sentido de propósito que había encontrado a su lado.

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En las lecciones de idiomas, Teodoro demostró una habilidad excepcional que sorprendió incluso a su experimentado tutor, un antiguo capitán que había recorrido innumerables puertos en su juventud. Después de solo unas pocas sesiones, Teodoro era capaz de comunicarse oralmente en cualquiera de los idiomas que había estado estudiando.

Impresionado por el progreso de Teodoro, el tutor se comunicó con Emporios para sugerir una estrategia más eficaz. Propuso que sería beneficioso comprar esclavos expertos en lenguas extranjeras para enseñar a Teodoro. La habilidad innata de Teodoro para dominar los idiomas debía aprovecharse al extremo, si podía mantener el ritmo de aprendizaje, hablar con nativos sería el método más efectivo para desarrollar aún más sus habilidades lingüísticas, esta habilidad seria un gran extra para el comercio en puertos extranjeros.