PREPARATIVOS

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La chica con una voz firme pero algo tensa:

"Primero fui al único lugar donde pensé que podría encontrar a alguien capaz de crear un arma lo suficientemente poderosa como para matar a un dios: el templo de Hefesteión en Atenas. Sabía que no sería fácil convencer a un artesano de la talla que necesitaba, así que elaboré un plan meticuloso."


"Decidí hacerme pasar por una ferviente creyente del dios del río. Mi historia tenía que ser convincente, algo que captara la atención de los artesanos del templo. Les dije que mi dios se había encontrado con una criatura cuyo cuerpo rivalizaba con el de un dios, un ser tan formidable que requería un arma única para ser derrotado."


"El plan funcionó. El artesano principal, al sentir la energía que emanaba de mí, me llamó a su presencia. Sabía que tenía que actuar con cautela. Así que, con voz respetuosa y temerosa, le conté mi historia fabricada. Describí la supuesta batalla entre mi dios y la criatura, enfatizando la necesidad urgente de un arma capaz de derrotar a tal monstruo."


"Antes de que pudiera responder, lo interrumpí, mostrando mi dedicación. Le dije que sería un honor empuñar esa arma yo misma, que una vez la criatura fuera derrotada, ofrecería el cadáver de la bestia y el arma como tributo a mi dios. Era un riesgo, pero tenía que hacerlo. Si mostraba suficiente devoción y compromiso, podría convencerlo de crear el arma sin levantar sospechas sobre mis verdaderas intenciones."


"El artesano me observó en silencio durante un largo momento, evaluando mis palabras y mi propósito. Y en ese instante, supe que había tocado algo en él, quizás había despertado su curiosidad. Pero todo dependía de su decisión."


"El artesano luego de lo que parecieron ser eternas respiraciones, finalmente me preguntó qué tanto sabía sobre los dioses. Le respondí con un resumen de conocimientos comunes, agregando algunos detalles que había aprendido pero que no eran de dominio público. Sin embargo, lo que dijo a continuación me tomó por sorpresa."


"'A los dioses no se les puede matar', dijo con una voz firme, llena de la certeza de alguien que había pasado toda su vida trabajando para ellos. Pueden ser heridos, pero no asesinados. Son inmortales por naturaleza."


"Supe que estaba en peligro. Si el artesano sospechaba de mis intenciones, todo podía desmoronarse. Así que, sin perder un instante, le respondí: Mi dios no me pidió el arma. Antes era una oráculo, pero me volví creyente recientemente después de verlo en persona."

 Sabía que la mentira debía estar lo más cerca posible de la verdad para que funcionara.


"El artesano asintió, como si esa explicación lo satisficiera. Eso lo explica, murmuró, casi para sí mismo. Luego, me dio una información que no sabía, y que cambiaría mi enfoque: Los dioses son inmortales por concepto. Si la bestia que describiste tiene un cuerpo al nivel de un dios, podrás sellarlo o herirlo, pero nunca matarlo."


"Sus palabras me golpearon como una bofetada. Todo lo que había planeado se desmoronaba en mi mente. Herir o sellar a la criatura no era suficiente. Pero algo en su tono, en la manera en que hablaba, me dio una idea. Si no podía matar al dios del río, tal vez podría hacer algo peor. Algo que lo hiciera desear la muerte que no podía tener."


"El artesano continuó, ajeno a los pensamientos que me cruzaban la mente. Me habló de técnicas antiguas, de cómo podría forjarse un arma que pudiera afectar a un ser divino. Pero sus palabras se desvanecían mientras mi mente se concentraba en la nueva posibilidad. Si no podía matar al dios del río... lo haría sufrir por toda la eternidad."


"Después de hablarme de incontables armas, el artesano se detuvo finalmente, satisfecho con su discurso. Fue un alivio que fuera tan fanático de su oficio, porque no notó que apenas presté atención a sus palabras. Sin un plan claro en mente, decidí improvisar. Le dije que iría a una posada cercana para ordenar mis pensamientos, pero antes de marcharme, hice una pregunta crucial: ¿Qué necesitaría para construir un arma o un elemento de sellado adecuado?"


"Él, todavía emocionado por la perspectiva de un proyecto tan desafiante, me respondió que podría encargarse de los materiales, pero que yo debía proporcionar un elemento de igual valor para cubrir los costos. Entonces, saqué un par de los materiales más valiosos que había logrado sacar de la bóveda de la vieja oráculo. Los observó detenidamente, sus ojos brillando con la avaricia de un verdadero artesano."


"¿Cómo los obtuviste? me preguntó, con una mezcla de curiosidad y sospecha en su voz. Sabía que tenía que ser convincente."

"Los heredé de una vieja oráculo que falleció recientemente, respondí, con una calma que apenas ocultaba mi nerviosismo. El artesano asintió, devolviéndome los materiales, y comentó que eran válidos, pero que dependería de lo que eligiera si cubrirían o no los costos."


"Sin titubear, seleccioné uno de los materiales y se lo entregué. Toma esto como pago por adelantado, le dije, haz una lista tanto de armas como de elementos de sellado que podrías crear."

"El artesano tomó el material con una sonrisa que apenas podía contener. Finalmente, murmuró, conseguiré un trabajo digno de mi habilidad."


"Salí de allí con una mezcla de alivio y ansiedad. Sabía que el tiempo estaba en mi contra, pero al menos había dado el primer paso. Y, lo más importante, había encontrado a alguien que, sin saberlo, me ayudaría en mi misión de venganza."

EL HIJO DE MEDUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora