En el tranquilo rincón del templo olvidado, los años pasaron, tejiendo un tapiz silencioso de la vida de Teodoro. Desde su nacimiento, el niño de cabellos verdes creció entre las ruinas ancestrales, acompañado por la sombra protectora de su madre, la Gorgona.
En sus primeros años, Teodoro mostró una conexión innata con la naturaleza que lo rodeaba. Cada brote, cada hoja, parecía responder a su presencia, floreciendo con un esplendor singular. Los animales del bosque cercano se acercaban con curiosidad, confiando en el niño cuya esencia parecía resonar con la vitalidad misma de la tierra.
Medusa observaba con asombro cómo su hijo crecía, pudiendo controlar la maldición que ella misma cargaba. La mirada petrificante de su madre no tenía efecto sobre él, y la relación entre ambos se construyó en la ternura silenciosa de esos primeros años. Teodoro, a pesar de su entorno sombrío, irradiaba una luz peculiar, como si la naturaleza misma respondiera a su llamado.
A medida que cumplía cinco años, Teodoro ya exploraba los alrededores del templo con curiosidad infantil. Sus risas resonaban entre las columnas desgastadas, rompiendo el silencio que había reinado durante tanto tiempo. Medusa, aunque siempre alerta, encontraba consuelo en la inocencia de su hijo y en la posibilidad de que, tal vez, su destino podría ser diferente al suyo.
Extrañamente, el destino de Teodoro permanecía oculto a la vista divina. Los hilos que conectaban su vida con los designios de los dioses eran inescrutables, como si una fuerza más allá de la comprensión divina tejiera su destino en secreto. Los dioses, acostumbrados a mirar a través del velo del tiempo, se encontraban impotentes ante el enigma que representaba el niño de cabellos verdes.
Solo cuando Teodoro estaba cerca de Medusa, en las sombras del templo, los dioses podían vislumbrar fragmentos de su destino. La conexión entre madre e hijo parecía actuar como un velo protector, ocultando al niño de las miradas indiscretas del Olimpo. Esta peculiaridad provocaba una mezcla de curiosidad y frustración entre los dioses, cuyos intentos por desentrañar el futuro de Teodoro eran continuamente frustrados.
A medida que crecía la incertidumbre, la atención divina se enfocaba en el templo olvidado. Los dioses, incapaces de discernir el destino de Teodoro, observaban con mayor interés cada paso que daba en la compañía de su madre. La sombra del destino secreto del niño de cabellos verdes se alzaba como un enigma en el vasto panorama de la mitología, desafiando incluso el entendimiento de los seres divinos.

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EL HIJO DE MEDUSA
FantasiEn los oscuros rincones de la antigua Grecia, emerge una historia olvidada, la del hijo de Medusa la cual narra la vida de Teodoro, un joven destinado a llevar la carga de la maldición materna. Como hijo de la temida Gorgona, Teodoro lucha por encon...