Después de sus estudios, acompaño a Germán a sus clases de boxeo, estaría muy aburrido en su casa y al escuchar la propuesta aceptó en seguida. Mejor ver como le daba golpes a una bolsa que estar pensando que sería de él en un futuro no tan lejano.
Estaba dándole ánimos al de rulos mientras pensaban que podían hacer después, no faltaba mucho para que terminará de entrenar.
Todo sudado, se acercó a Rodrigo al verlo un poco aburrido.
—¿Querés probar? — Propuso sacándose un aguante y agarrando otro par, ofreciéndole la oportunidad de intentar.
—Bueno. — Se encogió de hombros.
Con ayuda de su amigo logró ponerse los dos objetos.
Comenzó a jugar intentando de lucir profesional en lo que el de lentes lo observaba para evitar cualquier tipo de lesión.
Rió bastante al ver lo canchero que se veía el enano; su pelo castaño pegado a su frente, sus labios un poco rojos por estar mordiendolos constantemente y sus ojos verdes concentrados en lo que hacía.
“Entrenó”, por así decirlo, durante una hora, casi dos, ya que le había resultado entretenido.
—Estás hecho pija. — Sonrió Germán, siendo ahora él el que estaba en perfectas condiciones.
—Amigo, me desmayó acá nomás. — Suspiro, extendiendo sus brazos para que los guantes fueran retirados de sus manos.
—Ahora vamos a ir a casa de Gonzalo. — Informó.— Bue', voy a ir, no sé si te pinta ir.
—¿Va a ir Iván? — Asintió.— Y... Esta complicado entonces.
—¿No hablaste con él?
—Todavía no.
—Buen comienzo, entonces.
—¿Eh?
Aferro su mano a la muñeca de Carrera, llevándolo a su auto antes de despedirse a gritos de su profesor, el cual se encontraba dándole clases a más principiantes.
Hizo que Rodrigo subirá, para él después ir del otro lado.
—¿Vamos a ir posta? ¿Me vas a obligar?
—Sí. — Dijo.— Igual, no creo que esté enojado...
—Nicolás ya me dijo que sí lo estaba, y un poco mucho.
Alzó las cejas en un suspiro, hacer enojar a Iván era lidiar con un tema algo complejo.
—Suerte pidiéndole perdón, se hace el difícil el hijo de puta. — Insultó arrancando el auto.
—Yo voy a ser claro, se hace el difícil es su problema, voy a ir y le voy a explicar y pedir perdón, ni dos ni tres veces, una sola.
—Sos muy decidido.
Asintió, diciéndole de alguna forma un “ya me lo dijeron muchas veces.”
No tardaron más de veinte minutos en llegar al presumido departamento de Goncho, en el cual a la entrada se encontraban sus demás amigos.
Estaban esperando al dúo hasta que llegará para entrar todos juntos, quién sabe cuánto tiempo estuvieron ahí afuera.
—¿Llamaron?
—No, llamen ustedes. — Respondió uno de pelo verde.
Rodrigo notaba presencia de caras desconocidas, haciendo que sintiera un poco de incomodidad.
Buscaba con la vista a Nicolás, pues sentía que sería el único que lo pudiera salvar, pero parecía que él no estaba en el plan.
Oculto sus labios en manera de demostrar su nerviosismo al notar que Germán no estaba a su lado.
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𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯
Lãng mạn-completa!! 𝘜𝘯𝘢 𝘩𝘪𝘴𝘵𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘪𝘦𝘯𝘻𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘢 𝘴𝘶𝘴 𝘨𝘢𝘵𝘰𝘴.