𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯

𝑀𝑢𝑗𝑒𝑟𝑖𝑒𝑔𝑜

🧩 Años atrás...

   Ya hablamos de la fama que llego a cargar Rodrigo en su adolescencia, ahora toquemos un tema que es cercano al hablado.

Al ser Carrera uno de los más llamativos del curso, llego a tener su pasado mujeriego, uno que lo dejó con muchas enseñanzas y un mensaje que jamás podrá sacar de su mente hasta el final de sus días.

Era un estudiante más hasta que pasó a 2do año. No era pelotudo, era evidente que iba a mostrarse como un chico gentil y estudioso al empezar el secundario.

Ya cuando conocía a la mayoría y la mayoría lo conocía a él, decidió sacar ese lado suyo que tanto quiso que viera la gente.

Por alguna razón, le daba una clase de satisfacción el hecho de que sus compañeros vieran su verdadera cara. A lo mejor era por los malos comentarios que empezó a recibir, aunque lo que no sabían es que aquellos susurros solo alimentaban su ego.

Para comenzar con su mala fama, le dio lugar en su vida a una chica de pelos rojizos, que muchos pensaban que se parecía a una muñeca por lo bella que era.

Olivia Elena Rodríguez era el nombre de esa chica, quien logró cautivar el corazón de muchos chicos, pero no el de Rodrigo, por el cual sentía un infinito amor.

Olivia tenía su fama, era clave ello por sus reconocido pelo rojo brillante, la envidia que le causaba a muchas jóvenes y lo mucho que reconocía esto último.

—Como yo solo hay una, si se quieren copiar van a ser una más del montón. — Solía decirle la pelirroja a su grupo de amigas.

Tener de amiga a Olivia era un beneficio según su círculo social.

Y todos sabían que a la típica mina cría del colegio necesitaba un novio igual de boludo que ella, incluso peor, por eso la pelirroja de ojos claros decidio interesarse por Rodrigo Carrera.

Ella siempre hablaba de él a escondidas, elogiaba su físico, su carisma, su humor, todo de él. Claro que esto solo lo hacía con su mejor amiga, Aurora, quien le aseguraba mucha confianza.

—Es que... Es hermoso, incluso es más que eso, pero no sé como describirlo. — Planteó, mirando discretamente a la persona de la cual estaban hablando.

—Dios Oli, tenes que decirle lo que sentís. — Propuso Aurora, que estaba un poco harta de escuchar en todas las horas libres a su mejor amiga hablar del mismo tema.— Imagínate si otra mina se engancha con él y te lo roba.

—No creo que alguien haga eso, ¿quién se metería conmigo?

—Nadie, pero lo tuyo por Rodrigo es un secreto, así que técnicamente si se meten con él no se estarían metiendo con algo vos, porque él no es tuyo todavía. — Aclaró la castaña, peinando su pelo.— Una de dos, le decis a todas que te gusta o te declaras esta semana.

—Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿no? — Se quejó la de ojos claros, dándole otro vistazo al ojiverde.

—¿Querés que sea tu novio?

—¡Sí!

—¡Pedicelo! — Repitió, dejando a un lado lo que estaba haciendo para prestarle su total atención a la chica que estaba a su lado.— ¿No era que nadie te decía que no?