𝐿𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑎𝑠𝑜 𝑎𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒

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  Suspiro levemente, sus ojos se cerraron una vez más en busca de dormir otra hora si era posible.

—¡Buenas!

Aquel grito lo sorprendió, aún no se recuperaba del todo.

—Angie la puta madr...

—Eu, Iván quiere hablar con vos. — Lo interrumpió.

—Para, para. — Detuvo apenas logró despertarse del todo.— Primero que nada, ¿qué hago acá? Y... ¿De quién poronga es esta casa?

—Escuchame, ayer salimos a la bresh, vos te fuiste y no nos dijiste nada, después te encontramos de puro pedo y te trajimos acá. — Resumió.— Como te vimos mal ninguno te quiso hablar hasta ahora.

—Ah, bueno, que copados que son acá.

—Puff, levantate que Iván quiere hablar con vos.

Lo único que recordaba de la anterior noche era de esa escena, cuando se alejaba del pelinegro y prácticamente corría lejos de él.

Se lamentó haber hecho eso, pues ahora se tendría que enfrentar a, seguramente, un cuestionario.

Al bajar, encontró al más alto sentado en el sillón sin nadie a su alrededor, cosa que lo dejó intrigado al bolzanés.

—¿Y los chicos?

—Buenos días.

—Perdón. — Dijo entre dientes, en realidad le importaba poco haber sido un maleducado.— ¿Los chicos?

—Se fueron a comprar. — Respondió.— Veni.

Dio un suspiro casi inexistente.

Obedeció al santafesino, esperando que este dirigiera alguna palabra a su persona para comenzar la charla.

—¿Por qué te fuiste así anoche? — Habló.

Detestaba que todavía tuviera la vista pérdida en otra parte, le daba a entender que estaba desinteresado en el tema.

—Porque sí.

Conectaron sus miradas por primera vez en el día, solo que de una manera que Rodrigo hubiera querido evitar. Los ojos de Iván mostraban algo de enojo y seriedad.

—Te lo pregunto en serio.

—Y que sé yo boludo, apenas me acuerdo lo que pasó ayer.

Nunca le sucedió algo similar y tener que enfrentar esta clase de situaciones ahora se le hacía imposible.

—Dale Rodrigo, decime.

—Estaba mal, ¿qué querés que te diga?

—Te pregunte bien qué era lo que te pasaba, tampoco para que te vayas así.

—Iván, me fui porque quise, no porque haya pasado algo entre vos y yo o otra cosa, me sentía mal y no daba que me vieras así. — Explicó.— No me gusta que me vean así.

—¿Por qué?

—Porque no, tarado.

Levanto su cuerpo del sofá dispuesto a irse.

—¡Eu!

Apretó sus ojos, aguantando las ganas de estrellarle una piña en la cara.

—Qué.

—¿Hay algo que me quieras contar?

Pensó un poco en su respuesta, de verdad quería desahogarse.

—No te lo puedo decir.

—¿Por?...

—Es algo muy privado y muy... Malo.

𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora