𝑈𝑛 𝑒𝑚𝑝𝑢𝑗𝑜́𝑛

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  Volver a la Universidad luego de un fin de semana acogedor era irritante para cualquiera, pero más para Rodrigo.

Se desveló hasta altas horas de la noche por culpa de un ataque de insomnio, el cual ocasionó que recorriera su casa como loco, sin idea de que hacer para que le agarre sueño.

Lastimosamente, tuvo que asistir de todas maneras, faltar a una clase más solo lo iba a perjudicar más y no estaba para perder ese título.

—Pareces un zombie. — Irrumpió Iván.

Abrió los ojos de golpe, esa voz lo tomó de sorpresa en medio de un intento de no quedarse dormido, en el cual estaba fracasando.

—Puta madre. — Murmullo pasando sus manos por su rostro.

—Perdón amigo, pero es verdad. — Dijo elevando sus hombros.— ¿Qué hiciste ayer?

—Nada boludo, solo que me agarro insomnio y no pegue un ojo en toda la noche. — Bufo enojado.

Únicamente alzó las cejas sorprendido, ¿qué más podía hacer?

15:18 P.M

Estaban en medio de una hora de descanso, nada interesante había sucedido, ya que estaba a punto de surgir.

Estar jugueteando a los empujones sonaba como algo normal entre amigos, aunque para otros podía tratarse de una oportunidad valiosa para hacer su ship favorito realidad.

Más de uno de los presentes en el lugar de estudio conocían a Spreen, y uno que otro tenía ese lado fanático por él. Esto implicaba que todos pudieran crear rumores, publicar videos, entre muchas cosas relacionadas a parte de su vida privada.

Iván ya había pedido por favor que se saltearan esa etapa de entrometerse en los asuntos de los demás, pero parecía que nadie estaba considerando hacerle caso.

Volviendo al asunto, Iván y Rodrigo se encontraban en su mundo mientras sus demás amigos charlaban.

Sin embargo, en un movimiento inesperado, ambos amigos fueron empujados al mismo tiempo ocasionando un choque repentino entre ellos.

Quién diría que ese inocente choque podría ocasionar un revuelo en las redes sociales, ¿no?

Bueno, nadie tendría que sufrir las consecuencias de la homofobia de los países si hubieran podido correr alguno de los dos sus caras a tiempo.

El acercamiento de cuerpos hizo que ninguno reaccionará a tiempo, por lo que ya sabemos como terminó esto. Claro, en un roce de labios que todos interpretaron como un beso.

Rápidamente se apartaron sin gesto alguno en su rostro más que uno que mostraba sorpresa.

—¡No, boludo! — Rió Martín.

—Que tarados. — Se burló Germán.

Sus amigos se estallaron al toque, haciéndolos reaccionar por sus ruidosas risas y los ojos que se mantenían en ellos.

Esto último fue la razón del sonrojo en los cachetes del más bajo, se sentía principalmente avergonzado de los ruidosos que eran.

—Uh amigo, callense. — Protestó el bolzanés pasando sus manos con fuerza por sus mejillas.

Por el lado de Buhajeruk, él únicamente rodeó los ojos, mostraba lo decepcionado que estaba ante la situación.

𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora