𝐵𝑟𝑒𝑠ℎ

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  Eran las cinco de la tarde y un Rodrigo sumamente aburrido se encontraba charlando por mensaje con Nicolás, este último estaba insistiendole al italiano para que acepte una salida esa misma noche.

El chat se basaba en los frecuentes "no" como respuesta del bozanés y las súplicas del argentino para que aceptara.

Hasta que Odetti se harto y decidió traer más refuerzos, los cuales serían Angie, Germán, Martín, Gonzalo, Tomás e Iván, que estaban apreciando todo por estar espiando el celular del rubio.

De hecho, los siete chicos estaban reunidos hace rato por una torpe coincidencia que los hizo terminar en un mismo lugar, aun así, querían que Rodrigo los acompañe en la previa antes de pedir las entradas para la Bresh.

Pero volviendo a la situación, Nicolás llamo a Rodrigo rápidamente al darse por vencido, poniendo la llamada en altavoz.

—¿Qué pasó? — Formuló una voz ronca.

—Rodri. — Llamó el rubio con un tono que delataba lo que estaba por hacer.

—No amigo, te dije que no voy a ir. — Bufo.

El tono que manejaba daba a entender la tremenda siesta que se mandó el italiano horas antes y de la mala onda que cargaba por ser despertado.

—Dale Rodri, te estamos esperando.

—¿Estamos?

—Sí, estamos acá con todos los pibes esperándote para hacer la previa.

—Uh boludo, no inches las pelotas y dejame dormir.

—Dale Carre, copate. — Interrumpió Iván en la charla.

—Si Carru, dale, sin vos no es lo mismo. — Suplicó Angie.

—Dale Rodri, no seas mala onda. — Dijeron Gonzalo y Germán.

—Nos vamos a divertir Rodri, deberías venir, enano. — Finalizó Tomás.

—¿Qué decis ahora? — Preguntó Odetti, volviendo al mando.

—Y... Que sé yo, alta fiaca.

—Dah, amigo, por favor, ya sacamos las entradas.

—¿Pero, no me dijiste qué...?

—Ya sacamos.

Se quedó en silencio unos minutos, algo le decía que su amigo estaba mintiendo, pero decidió dejar de hacerse el difícil y accedió.

—Bueno.

—¡Eeh! Venite, entonces. — Propuso.

—Para amigo, ¿dónde están?

—En la casa de Germán.

—Bue', ya voy.

Estiró su cuerpo por última vez para después pararse de su cama, yendo a prepararse para salir.

22:32P.M

Estaban disfrutando de la juntada hasta que se dieron cuenta de lo tarde que era.

—Uh, son las veintidós y media, ¿vamos?

—No tarado, para. — Exclamó Angie exaltada, saltando al mismo tiempo de su asiento.

—Dios mío. — Rió Rodrigo ante la situación, siempre era la peliazul la que hacia todo a último momento.

Estuvieron unos minutos más en la casa esperando a Angie, y cuando se suponía que ya iban a salir, la joven se llevó al bolzanés a un lugar más oculto del resto.

𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora