¿𝐷𝑜́𝑛𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎́𝑠, 𝑀𝑒𝑜𝑤𝑡ℎ?

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  Cuando llegó a su hogar revoleo las llaves en algún lugar, se recosto en su silla frente al monitor y pensó en prender directo, pero estaba exhausto.

Quería cerrar los ojos para dormirse, desgraciadamente su celular recibió una notificación de un mensaje.

Al ver lo que decía se quedó congelado; una chica que le llamó la atención hace no mucho se le estaba declarando, ¡por mensaje!

Aguanto sus ganas de reír, sería muy grosero.

«Mina linda, terrible manera de declararse.» Supuso.

Entró al chat, mandando el siguiente mensaje.

“Perdón pero no puedo corresponder, no siento lo mismo por vos, pero aprecio que te hayas animado. Es mejor enamorarte de un pibe que no se centre todos los días en su trabajo y se mete en polémicas cada mes, creeme que no me aguantarias ni una semana.”

Mandar.

Estiró su cuerpo, tomó la decisión de que estaría mejor distraerse hablando con su chat de boludeces.

—¡Hola! ¿Qué onda, gente? — Saludo el pelinegro, dando comienzo a un nuevo stream.— Hoy la uni me asesino, así que capaz la deje.

Era obvio que era una broma, solo que cada vez que la decía con frecuencia, más se le iba pasando por la cabeza.

Sus estudios no lo dejaban asistir a eventos en otro país, principalmente a reuniones, colaboraciones, etc.

—Entre broma y broma, la verdad se asoma. — Leyó en voz alta.— Si boludo, estoy pensando en dejarla posta, no puedo asistir a eventos por mis estudios... Aunque imaginen que de repente me dejan de seguir por X motivos y me quedo sin laburo, sin título universitario no soy nadie. — Confesó.

Para matar el rato, empezó a reaccionar a videos de datos curiosos, en este nombraba uno de los gatos, así que empezó a llamar a Meowth, queriendo presumirla una vez más.

—¡Meowth! — Empezó levemente, chasqueando sus dedos al ser esta una acción que captaba la atención del animal.— ¿Meowth?

Giro su silla para tener una vista más clara de su parte trasera, intentando buscar a su gata con la vista, esta siempre estaba paseando por toda la casa y cuando recibía un llamado de su dueño, iba corriendo hacia él. Este era una excepción, haciendo preocupar al pelinegro.

—¡Meowth! ¿Dónde estás? — Se levantó de su silla muy preocupado.

El chat comenzo a mostrar preocupación al igual que el streamer.

—Eu chat, voy a buscar a Meowth, los dejó con el video.

Le daba bastante prioridad a su mascota por ser esta la primera que llegó a sus brazos después de estar años lamentando la pérdida de su anterior gato.

Era muy sobreprotector por más que no se mostrará así ante la cámara, sentía que nadie tenía por qué saber de ese lado de él.

Siguiendo con el caso, prosiguió a buscar a Meowth a gritos. Aun así, no hubo resultados por un rato, por lo cual dejó esos pensamientos que volaban en su mente, se convenció de que podía haber salido por el balcón y que en algún momento volvería, los gatos hacen eso.

—Bueno, supongo que ya va a volver. — Hablo, poniendo la cámara en primer plano.— ¿Qué quieren hacer, gente?

En su chat habían muchas personas que rompían las pelotas con que siguiera buscando a Meowth, por lo que decidió poner el chat en modo suscriptores.

Le molestaba que se centrarán más en el animal que en él, en especial en su contenido. Necesitaba seguir trabajando, no podía solo concentrarse en su gata que, de seguro, volvería a su hogar dentro de nada.

—Boludo, los gatos salen y pasean por todos lados, tampoco la puedo tener acá encerrada, así que dejen de hablar del tema y presten atención al contenido que les doy, por favor.

Sabía que eso lo llevaría a recibir comentarios de todo tipo, pero la verdad no aguantaba esa sensación de estar siendo apartado o ignorado.

—¿Jugamos al supermercado? — Propuso alegre, tenía en cuenta que algunos fanáticos bromeaban con que estaba re visio con ese juego.

「🥡」

Por otro lado, el italiano estaba concentrado esencialmente en su tarea, hace no mucho volvió de la casa de su reciente amigo, olvidándose por completo de las actividades que tenía que hacer.

Sentía mucho cansancio y un terrible dolor de cabeza, así que decidió descansar un poco, tomándose así, una pastilla para aliviar el dolor.

Busco a Merlín para que lo ayudará a que desaparezca ese estrés que sentía en su nuca, su gato lo ayudaba a relajarse muchas veces.

Sin embargo, no lo encontró hasta que examinó el patio.

—¡Merlín! Pensé que te había per...

Se interrumpió a si mismo al notar la escena que pudo haber hechado a perder.

El gato naranja, Merlín, estaba observando lo que parecía ser una gata de pelaje negro por arriba y debajo una tonalidad blanca.

Esta misma bajo de la gran altura, pasando su larga cola por el rostro del gato de Carrera.

La femenina se acercó al humano y paso su cuerpo por la pierna de este último en busca de atención.

Rodrigo no pudo evitar morir de ternura ante el acto, la gata consiguió robarle el corazón en menos de un minuto.

—Awww, más tierna. — La alzó en brazos, el animal pasaba su cara por el cachete del castaño.

Era un momento tierno hasta que Merlín empezó a hacer los mismos movimientos.

—Que celoso. — Bromeó.

En eso, sintió algo duro chocar contra su mentón.

—¿Qué es esto? — Tomó en manos lo que parecía ser el collar de la gata.

Leyó el nombre del animal.

—Meowth.

Se escuchó un maullido como respuesta.

Dio vuelta el colgante para ver si tenía dueño.

«Iván Buhajeruk.» Observó.

Al reaccionar, supuso de que el susodicho era su vecino. Una gran casualidad.

—Bien, vuelve con tu dueño.

Con algo de dificultad, ayudó a Meowth a subir hasta la superficie elevada de donde se había tirado.

Se fue sin más remordimientos.

—Ni en pedo vas a tener hijos con Meowth, Merlín. — Le dijo al de pelaje naranja.

Alzó en sus brazos al nombrado, llevándolo adentro del departamento.

—Vos me vas a ayudar ahora, si querés después andate. — Soltó, apoyando a su mascota en su regazo.

Volvió a lo que estaba haciendo anteriormente, solo que ahora sintiendo un calor sobre sus muslos.

Sin ganas de irse, se acomodó sobre su humano y cerró levemente sus ojos, esto ya era matutino.

Desde que lo tuvo, el italiano lo acostumbró a estar sobre él en estos casos, más cuando hacia tarea.

Solía mantenerlo cerca de su persona cada que hacia algo que reconocía que le causaría estrés.

Al final del cuento, siempre fueron el enano con su gato.

Tampoco se ofendía por ese detalle, su amor por los gatos nunca se iría, mucho menos su amor y aprecio hacia su animal.

𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora