𝑈𝑛𝑎 𝑛𝑜𝑐ℎ𝑒 𝑣𝑎𝑟𝑖𝑎𝑑𝑎.

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  Camino con tranquilidad, sus pies se dirigían a un lugar en específico. Tenía que admitir que llegó a tambalear un poco su pie por la tensión, tenía la mirada de sus cuatro amigos sobre él.

Frenó cuando las puntas de sus zapatillas casi chocan las contrarias, alzó la mirada y se encontró unos ojos cafés que lo observaban curiosamente.

—¿Podemos... Hablar? — Propuso, dándole una seña con sus ojos de que sea en privado.

—Sí.

Lo guió a un lugar apartado del montón, apoyando su espalda contra la pared, demostrando cierta inferioridad ante el pelinegro.

—Quería pedirte perdón por lo del video. — Empezó, moviéndose un poco de adelante hacia atrás.— Y también explicarte lo que realmente pasó.

—Te escucho. — Cruzó sus brazos, mostrando interés en su explicación.

—Los pibes que me “entrevistaron” me agarraron muy desprevenido y como todavía estoy en esto de acostumbrarme a socializar, cuando me preguntaron eso me quedé callado sin querer responder, pero el chico que grababa me hacía señas que dijera algo porque sino me... No sé, pero era una clase de amenaza que quería evitar y no pude hacerlo. — Resumió evitando los ojos contrarios en todo momento.— ¿Vos... Tuviste algún problema con esto?

—Hasta ahora no, y no creo tenerlo. — Habló con firmeza.— Los chicos creen que un simple vídeo de una secundaria puede arruinar mi imagen. — Rió levemente.— Nadie sabe dónde estudio, y además, la cuenta esa solo tiene veintitrés seguidores, una poronga.

Los dos rieron bajo, dejando varias cosas aclaradas.

—¿Quedamos bien?

—Sí.

Salieron del lugar y pudieron apreciar como todos los presentes se encontraban casualmente, cerca de la puerta, como si hubieran estado escuchando todo lo que hablaron.

Claramente esto recibió un cruzado de brazos por Rodrigo y una mirada que demostraba enojo por parte de Iván, quien dentro de poco iba a regañar a sus amigos.

—Saben que nos alejamos de ustedes para hablar en privado, ¿no?

Ninguno respondió, estaban avergonzados de no haber podido correr rápido a sus lugares.

Rodrigo tuvo que voltear hacia atrás, estaba a nada de estallar de risas en un momento muy serio.

—¿Me responden? — Insistió.

—Es que se fueron sospechosos y... Pensamos que iban a hacer otra cosa. — Formuló uno de ellos.

—Que pajero. — Soltó el italiano, volviendo a su postura anterior.— ¿Qué pensabas que íbamos hacer?

—¿Coger?

—¿Y querías escuchar los gemidos?

—No, pero...

—Váyanse.

Dentro de poco se volvió a establecer el divertido ambiente.

Haciendo que en unas horas la mayoría se encontrara en pedo, mientras que la otra seguía charlando de manera común.

Sin embargo, el bolzanés al estar rodeado de personas ebrias, se tuvo que en frente a una situación comprometedora.

—Eu, Rodri, ¿por qué no queres probar el vape? — Hablo a duras penas Goncho, recostando su cabeza en el hombro del ojiverde.

—Porque me da miedo que me haga mal.

—Es solo un poquito, es rico.

—¿Rico? — Soltó una risa con un toque de sarcasmo. — Deja de mentir.

𝐀𝐥𝐞𝐣𝐚́ 𝐚 𝐭𝐮 𝐠𝐚𝐭𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐢́𝐨! - 𝘳𝘰𝘥𝘳𝘪𝘷𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora